Moulin Rouge~Under the crimson passion
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Fraises et de chocolat [Privado]

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Mensaje por Sui Lun Jun 04, 2012 8:07 pm

Fraises et de chocolat [Privado] Antiquarian-5

Cinco minutos de descanso~!.-escucho aquella voz que indicaba el momento mas esperado del largo y que aun no terminaba día, dejo una vez mas la bandeja detrás de la barra del bar y fue a paso lento hacia el primer piso, donde su cuarto lo esperaba para darle sus cinco minutos de tranquilidad hasta que tuviera una vez mas que salir al trote a seguir atendiendo mesas, limpiando y sonriendo por cualquier cosa tonta que le dijeran por mas que no terminará de entender, no era bueno para los chistes que se hacían allí y tampoco era muy habilidoso con el idioma local, por lo que solo sonreía y se reía cuando veía que los demás lo hacían. Cerro la puerta tras de si, se encamino al ropero, tomo la ropa, la dejo sobre la cama, los zapatos al pie de la misma y se perdió por la otra puerta, rumbo al baño, donde paso mas que unos simples cinco minutos, pero como siempre era de despertar y comenzar con el trabajo mas temprano que los demás, no llegaban a regañarle por hacerse de algún tiempo mas en su descanso.-

Secaba su cabellos con cuidado luego de salir de la ducha, miro hacia su cama y ya tenía dispuesto lo que usaría en todo lo que quedaba de la noche, suspiro leve y dejo la toalla botada a un lado, para acercarse a la cama y disponerse a cambiarse, una vuelta por aquí otra por allá y ya se encontraba medianamente listo, unos arreglos en aquella especie de obi moderno y solo le restaban los zapatos y las medias, las cuales llegaban sobre su rodilla un poco menos de la mitad de sus muslos, se levanto del borde de la cama, donde se había sentado para colocarse los zapatos y sin antes dar un vistazo al espejo de cuerpo entero, salio del cuarto, pues iba bastante retrasado y el turno de los empleados de Latón, empezaba apenas se levantaban y él ya estaba por su segunda ronda del día. Arranco por los pasillos rumbo al planta baja, se cruzo con algunos empleados a quien saludo con una cálida sonrisa para seguir rumbo, terminando por adentrarse en el bar, donde el movimiento en aquellas horas era ya abundante, pasaban las doce de la noche, se escuchaba el ruido, la jarana, las risotadas y los susurros entre cliente empleado que se vivía por allí noche tras noche.

Se acerco a la barra, saludo al empleado detrás de la misma con una sonrisa y ladeo su cabeza mirando alrededor.- ¿Algún pedido que servir?.-le miro nuevamente, el muchacho afirmo y le entrego una tarjeta, para luego señalarle un rincón de la barra, donde se encontraban dispuestas una botella de vino sobre una bandeja, dos copas, algunas fresas y una caja de bombones.- Oh...¿Y las rosas?.-bromeo como único detalle faltante, para que el muchacho se riera y le señalara detrás del mostrador, donde se encontraban las flores, resguardadas del movimiento de aquel lugar. El rubio rió leve y abrió el pequeño sobre, leyendo lo que en el mismo se encontraba, no muchas indicaciones, un lugar y una hora, la cual se encontraba un tanto pasado de tiempo, entorno los ojos con una expresión un tanto fúnebre en su rostro por aquel detalle, dejo la tarjeta en la bandeja, cogió la misma y miro la flores, se debatió algunos minutos como llevar todo sin tumbar nada, termino por decorar la bandeja con algunas rosas y partir antes que se le hiciera mas tarde de lo que ya era.-

Camino con prisa, pero siempre atento de que nada se tumbara de la fuente, mientras su cabeza se hacía un mar de ideas del porque de aquella citación, seguro recibiría algún tipo de regaño, desde que había llegado no había logrado acomodarse muy bien al ambiente, el tener que atender clientes lo hacía bien, siempre y cuando su rol no fuera mas allá de un simple mesero llevando bandejas a las mesas y luego pasando a limpiar las que se desocuparan, y sabía mas que bien que en aquel lugar si bien eso era parte del trabajo, no era lo que realmente hacía lucrar y le daba el renombre al cabaret. Suspiro de manera queda, antes de detener su andar frente a la puerta de la oficina de Ryo-sama, uno de los jefes de aquel lugar, al cual no había visto en muchas ocasiones realmente, observo la puerta de madera oscura por unos minutos antes de coger valor para tocar la misma con suavidad, antes de acerca su mano a la perilla, moviendo la misma hasta abrir un tanto la puerta, mientras sostenía con cuidado la bandeja como todo un mesero.-
Disculpe, Ryo-sama, ¿Me ha mandado a llamar?.-pregunta mas obvia si las había, rodó un tanto los ojos por su propia tontería y se quedo allí, apenas asomado hasta recibir alguna orden del dueño de la oficina
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Mensaje por Ryo Mar Jun 05, 2012 8:38 am

Había despertado algo perdido, aburrido quizá la verdad es que no tenia realmente ganas de abandonar la cama pero había muchos papeles que arreglar y eso no se haría solo, además de que era mi turno de arreglarlos por lo que con mas obligación que ganas finalmente me levante para tomar una rápida ducha y disponerme a ir al Moulin.
Vestí con algo de mi costumbre, cómodo para mi ver y salí con algo de ventaja de casa para llegar al cabaret. Tenía la ventaja de que la ubicación de mi casa no fuera muy lejana del lugar y que además no hubiera tanto tráfico ese día así que al menos había comenzado bien. Al llegar al lugar me dirigí de inmediato a mi oficina y me dispuse a acabar rápidamente con lo que tenía que hacer, organizar, firmar, guardar papeleo y demás. El tiempo pasaba tranquilo y ya casi estaba por terminar, después de un par de horas de organizar todo eso sin descansar un momento, pero bien valía la pena si podía librarme del trabajo temprano.
Había guardado un par de contratos de un chico y una chica nuevos en el lugar en una carpeta y me disponía a archivarla en un recopilador un tanto mas grande y exclusivo para esa clase de papeles ubicado frente al costado de mi escritorio, en la tercera repisa del mismo. Subí el dedo índice de mi mano desocupada por el lomo de aquel recopilador hasta llegar al tope de este para enganchar mi dedo y arrastrarle hacia atrás, pero al momento justo de eso, una carpeta mas pequeña cayó al suelo. Le deje de momento ahí y me dispuse a guardar lo que llevaba antes de recogerla. Tome el recopilador y me agache a tomar aquella carpeta para con ambos regresar a acomodarle sobre mi escritorio.
Volví a tomar asiento frente aquella mesa y empecé por guardar los nuevos contratos y en un fugaz ataque de curiosidad abrí aquella carpeta que había caído al suelo. Lo primero que salto a mi vista fue aquella foto grapada al papel en la esquina superior derecha; un chico. Mire por un momento aquella foto, mirando meticulosamente al chico de rubios cabellos dueño de esa foto, luego su nombre y finalmente la hora. Pensé por un momento; ya no tenía mucho que hacer realmente y rara era la vez que solicitaba a alguno de los empleados para mi exclusivo servicio, de hecho solo en ocasiones muy especiales, ocasiones como esa quizá. Guarde aquellos papeles rápidamente y en una nueva hoja, escribí únicamente una hora y el nombre del lugar donde estaba.
Acabe con lo que tenía que hacer y baje al bar del cabaret directamente y al encargado de este deje aquella hoja dentro de un sobre dándole claras y específicas indicaciones, que daría a aquel chico rubio una vez que su turno comenzara.
Una vez hecho aquello, volví a mi oficina únicamente para disponerme a esperar. Ahí el tiempo quizá estaba pasando demasiado lento, o quizá yo era el impaciente, de igual manera estuve dando vueltas por el rededor de mi escritorio un momento con el único sonido de mis pasos y la ligera música de un pequeño reproductor de música que tenia en mi oficina. Justo me había detenido delante de mi escritorio, dándole la espalda a la puerta cuando aquellos pequeños golpes en la puerta me sacaron de ese ligero ensimismamiento y gire lentamente mi rostro para ver por sobre mi hombro al dueño de aquella voz que me interrogaba.
-Quiero imaginar que así fue. A menos que tengas otro motivo por el cual estar aquí. El que te hayas portado mal quizá y viniste a confesar…-
Dije con algo de diversión y camine alrededor de mi escritorio para tomar asiento, observando esta vez de frente a la esbelta figura que se asomaba por la puerta.
-Adelante pasa y cierra la puerta.-
Le indique con una voz suave y me incline sobre mi asiento para que mis codos alcanzaran la mesa del escritorio y así ambas de mis manos pudieran entrelazarse para colocar justo en medio de la unión de mis dedos, mi mentón. Le miraba meticulosamente con apenas una tenue sonrisa instalada en mis labios y finalmente en un tono lo bastante alto para que me escuchara pese a la gran distancia que aun había entre ambos, volví a hablar con la siguiente indicación.
-Deja lo que traes justo aquí, sobre el escritorio y siéntate justo… ahí….-
Finalice marcando aun más alto mi última palabra al mismo tiempo que con mis ojos señalaba una silla delante de mi escritorio y por supuesto delante de mí. No tenía porque dar más explicaciones ni órdenes; solo me quede observándole fijamente, recorriéndole con los ojos de vez en cuando y luego volviendo la mirada a la suya, mientras que esperaba a que acatara mis recientes peticiones.


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Mensaje por Sui Miér Jun 06, 2012 10:50 pm

Crispo un tanto las cejas al escuchar aquello formulando una leve mueca que intento disimular con una suave sonrisa, no es que hubiera hecho algo malo, en el sentido general de la palabras, pero estaba esa cuestión en su cabeza, que tal vez había hecho algo sin realmente querer ocasionar algún tipo de problemas. Se adelanto unos pasos mas y se giro para cerrar tras de si la puerta, volviendo a coger con ambas manos la charola con las diferentes cosas pedidas. avanzo un par de pasos mas y se sintió un tanto estúpido al moverse solo en cada indicación, en otra situación, ya se hubiera sentando o acercado lo suficiente, pero era su jefe el que se encontraba allí sentado, observándolo y mas aun, lo había llamado por algún motivo que desconocía y mas tonto se sintió en pensar en comenzar a confesar tonterías, como que se había comido el el pastel que no era suyo y demás pequeñeces. Sacudió apenas la cabeza sin que se notara, intentando simular que acomodaba su cabello, para disipar cualquier tontería de su mente. Afirmo a su nueva orden y se encamino hacia el escritorio.-

Se sobresalto un tanto al escuchar el tono mas elevado de su jefe y afirmo, caminando en dirección a él. Intentaba verse seguro en su andar, tratando de imitar lo que lograba ver de sus compañeros, su gran habilidad para mirar su entorno no lograba ayudarlo, porque allí se encontraba caminando hacia el escritorio, mas dudoso que si lo hiciera con naturalidad, y no era como si los zapatos ayudaran mucho, aun le quedaba tiempo para acostumbrarse, no solo a la ropa, sino los zapatos, las costumbres y tantas cosas que dudaba en algún momento se pusiera de acuerdo consigo mismo y se dejara llevar por el alrededor, suspiro leve de alivio al llegar a la silla indicada por el mayor, dejando primeramente la bandeja bien acomodada sobre el escritorio y tomando asiento luego, acomodando un tanto su ropa, observo a su alrededor un tanto, los detalles de aquella oficina en la que recordaba haber estado allí cuando recién había llegado al lugar, lo que no distaba de ser un mes o mes y medio, tampoco llevaba claramente la cuenta del tiempo recorrido o se le haría realmente eterno. Algunos detalles mas capturados por su vista, mientras sus manos jugueteaban un tanto ansiosas y nerviosas con los volados de su ropa, y su mirada una vez mas recayó en la figura ajena, quien noto observándole, tal vez esperando que terminara de divagar y le prestara atención.-

Lo siento.-comento por aquel detalle procurando no divagar nuevamente por el lugar, casi por inercia, sonriendo con amabilidad a su jefe, hizo un momento de silencio mientras pensaba en que decir en aquel instante.- Realmente no sé por que pude haber sido llamado, pero supongo que tal vez sea por algo que haya hecho mal, podría confesarlo, pero realmente lo desconozco.-comento con un tono tan leve de voz que apenas se lograba escuchar, y se agradecía la tranquilidad del lugar, no era algo de momento, normalmente hablaba de aquella manera e intentaba no subir demasiado la voz, afirmo leve con la cabeza, recordando una vez mas las palabras dichas por su jefe al entrar allí, debió por un momento su atención del ajeno y recargo su espalda un tanto mas relajada contra el respaldo de la silla, balanceando leve los pies, esperando escuchar lo que tuvieran que decirle, ya sea una queja o alguna otra cuestión, lo cual lo mantenía bastante nervioso aunque intentara disimularlo tras la ligera sonrisa que posaba sobre sus labios.- Si no es así, de igual manera desconozco el motivo, si embargo es mas probable que se trate de la bandeja.-comento, observando hacia la misma y rió leve.-...lo siento, hablo mucho.

Rasco un tanto su mejilla con su dedo indice, cuando se ponía nervioso terminaba por hablar mas de lo que habitualmente lo hacia, considerando que parecía un ente silencioso recorriendo cada pasillo de aquel lugar, pues era extraño el momento en que se le prestara atención por hacer mas ruido que un gatito pequeño maullando bajo.-
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Mensaje por Ryo Miér Jul 18, 2012 6:30 am

Mi mentón se mantenía apoyado entre mis dedos entrelazados y mi vista completamente fija en el rubio. Claramente, tenía perfecta vista de la puerta de mi oficina y claro, de la esbelta figura que le adornaba. Así que no tuve necesidad de moverme para mirarle mejor o buscar algún punto de vista mas adecuado, ya que mis ojos le miraban clara y fijamente.
Mi mayor atención, se concentraría en sus gestos y esas manías ajenas que quizá desconocía de momento pero que con cada paso que daba él, se hacían mas que claras. Nervioso si, eso podía notarlo sin ninguna necesidad de mirarle meticuloso. Bastaba con ver gestos. La manera en que deposito la bandeja, el acomodo a su ropa y ese vistazo que dio al entorno que nos rodeaba. Pero cuando finalmente una sonrisa de diversión se instalo en mis labios, fue cuando mis ojos se percataron de la manera en que sus manos se movían con esa ansiedad sembrada por los nervios.
Al escuchar ese “lo siento” abandonar sus labios, ahogue una pequeña risa y me limite a solo recargarme por completo en mi asiento, pegando de lleno mi espalda en el respaldo de aquel sillón individual donde estaba. Me quede en silencio. Dándole toda la libertad para expresar y decir lo que tenía que decir, aunque debía admitir que lo que mencionaba me causaba cierta gracia y por un rápido momento imagine que tenía a un infante frente a mí replicando que él no había roto una ventana con la pelota al jugar. Reí en mis adentros por aquella idea y negué con la cabeza un par de veces antes de responder algo acabando con el silencio que iba y venia por la habitación.
-No. Está bien. De hecho estas en lo correcto. No haz hecho nada malo…-
Dije con calma, sabiendo que quizá eso era lo que él necesitaba escuchar para calmar esa ansiedad y nervios, que aunque me resultaban algo divertidos, no me servirían mucho de un momento a otro. Sin decir una palabra mas, dejando que el silencio nuevamente invadiera la habitación comencé a mover todas las cosas en el escritorio, pasando por alto claro, la bandeja. Me deshice de archivos, papeles de los empleados y tanto mas cosas como ahí estaban; metiéndolas en los diversos cajones de mi escritorio hasta dejar completamente libre la mesa del mismo, con la obvia excepción de la bandeja, la cual, únicamente recorrí hasta dejarla en la orilla izquierda del escritorio.
Me levante de mi lugar con calma. No había prisa, claro que no la había el resto del día era completamente mío y esa había sido la razón de la visita planeada del rubio. Camine alrededor del escritorio, luego de la silla habitada por la presencia ajena hasta quedar a espaldas de esta donde me detuve.
-La razón por la que estas aquí, Sui, es simple…-
Comencé a hablar con el mismo tono de hacia un rato dando solo un pequeño marque en su nombre al pronunciarlo pero solo eso.
-Como sabrás obviamente. Soy tu jefe. El que te contrato, el que guarda tus papeles y claro…-
Deje la oración abierta y lentamente me fui inclinando a la altura de uno de los hombros ajenos, llevando mi rostro a quedar a un lado del suyo pero sin hacer contacto alguno.
-El que firma…cada uno de tus cheques…-
Sonreí con diversión y ladee el rostro, topándome con la pálida piel de su mejilla. Acerque un tanto mas mi rostro y mis labios estaban a nada de rosar su mejilla; pero, en lugar de romper esa insignificante distancia para crear un contacto, opte por soplar únicamente y tras ello incorporarme rompiendo con la cercanía.
-Pero, si yo lo requiero y lo aplico así. También soy un cliente que solicito tus servicios…-
Comencé a caminar nuevamente, en dirección de donde se encontraba aquel reproductor de música. De este ya no se oía música alguna, las melodías de aquel Cd que había puesto mucho antes de que llegara el rubio habían terminado y eso me daba la idea. A un lado de aquel reproductor había una pila de tres discos más y ellos, tome el que se encontraba en medio.
Aquel disco solo contenía tres canciones. Pero no lo dejaría tocar desde la primera, adelante hasta la última y antes de que esta comenzara tenía un pequeño momento más en silencio. Por ello regrese rápidamente a donde se encontraba el rubio y sin preámbulos lleve mis manos hacia la desnudes que su ropa dejaba en sus hombros y por medio de aquel, de momento, suave agarre le… “indique” ponerse de pie. Deje una de mis manos sobre su hombro y la otra bajo a su estrecha cintura, medio que utilice para poder dar la vuelta a su cuerpo y dejarle delante del mío.
-Y es para eso para lo que te he citado. Quiero todos los servicios que me puede y debe ofrecer tu bella persona, Sui…-
Baje mi mano de su hombro a colocarla en su cintura al igual que la otra y cerré mis dedos sobre ese lugar para poder levantar su esbelto cuerpo y sentarle sobre el escritorio…La melodía comenzaba apenas y camine rápido mientras comentaba.
-En ese Cd hay dos canciones mas de mi exclusiva elección… La que comienza es la numero tres y si haces bien lo que deseo, podrás escoger el numero de la canción con la que deseas continuar… si no, dependiendo de tu actuación lo hare yo… y la pondré mas difícil…-
Llegue a mi asiento justo al momento que decía aquello y una de mis manos se dirigió hacia aquella bandeja para tomar una de las rosas con la que esta estaba adornada. Con ella y siguiendo el ritmo que comenzaba la melodía, estire mi mano aprovechando que ahora su cuerpo sentado en el escritorio me daba la espalda y coloque los pétalos de la flor justo sobre su nuca y al momento del avanzar de la melodía, comencé a bajarla lentamente, zigzagueándola por toda su espalda al mismo tiempo que decía.
-Baila para mi, Sui…-
Pese a que mis palabras había salido en un tono suave, era claramente una orden y al finalizar de indicarla, aleje aquella flor del cuerpo ajeno para posteriormente sentarme y observar… ya que eso era lo que en ese momento deseaba… observar el cuerpo del rubio… moverse al ritmo de aquella melodía tal y como lo había ordenado.-
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Mensaje por Sui Vie Jul 20, 2012 4:49 pm

Un suspiro disimulado escapo de sus labios al escuchar la primicia de que, efectivamente, no se encontraba allí por algún error o queja de algunos de los clientes que visitaban el lugar, tampoco por alguno de sus superiores, lo cual fue percibido por su cuerpo, cual se relajo un tanto mas en aquel asiento, deteniendo paulatinamente el movimiento de sus manos en la tela de su falda. Sus ojos comenzaron a observar lo que hacia el contrario con aquellas cosas, estuvo a punto de ofrecer su ayuda al mayor, pero lo creyó inapropiado, dado que parecía ser papeleo importante y tal vez su ofrecimiento no fuera tomado de buena manera, por lo que espero paciente que terminara con aquello haciendo silencio, dejando su vista recaída en el escritorio que iba quedando cada vez mas libre, hasta quedar únicamente aquella bandeja que había cargado hasta allí.-

Mas aquello no duro mucho, pues sus ojos se vieron atraídos por la figura de su jefe que abandonaba el reparo del escritorio y se dirigía hacia su silla. Si sus pies hubieran tocado el suelo, seguramente hubiera terminado por pararse, pues aquellos tuvieron el reflejo de empujarse un tanto contra el suelo, buscando ponerse de pies una vez el pelinegro se acerco a la silla, aun ate aquello, su cuerpo opto por quedarse completamente quieto, escuchando con atención cada una de las palabras ajenas, observando un tanto de soslayo al mayor cuando sintió la voz mas cercana , pestañeo un tanto, buscando entender el por qué de todas aquellas obviedades, y cerro los ojos por inercia al sentir el aire chocar contra su mejilla y rebotar ligeramente contra sus ojos.-

Una leve interjección de duda escapo de sus labios, su cabeza apenas se ladeo mientras sus ojos seguían el cuerpo ajeno y atento a cada cosa que hacia, se quedo un momento pensativo en lo que decía, tampoco era un tonto de la vida, evadía bastante bien sus responsabilidades y al parecer lo conseguía bastante bien para no recibir quejas, mas bien, para no dejar queja a sus jefes, ellos eran los que firmaban sus cheques, pero dudaba Sui haya recibido algún pago demasiado elevado. Frunció un tanto los labios, pensando en que decir, si bien escabullirse en las inmediaciones del bar no era una misión imposible, ahora estaba en la oficina de uno de sus jefes y cualquier cosa que dijera no estaba seguro fuera bien recibida.-

Observo la mano ajena sobre su hombro y con un pequeño impulso, se separo de la silla, para ponerse de pies. En su boca se agolparon un millón de excusas cual poner ante lo que le decía, se aferro apenas a sus brazos al sentir que le levantaba, terminando por sentarlo, aun le miraba de una manera un tanto incrédula a lo que le estaba diciendo, era su jefe, no podía estar pidiendo aquello, no era factible, o al menos eso quería creer el rubio, trago salida lentamente, dado que las palabras del mayor aun continuaban, su cabeza negó un tanto por inercia al escuchar todo aquello, como intentando no creer. Sintió un escalofrío recorrerlo ante el toque de los pétalos sobre su nuca, haciendo que se crispara un tanto, llevando su mirada un instante hacia el reproductor.-

Pero….Ryo-sama, no sé bailar…-susurro apenas audible, excusándose ante el pedido del mayor, recargo un tanto sus manos en la superficie del escritorio y observo por sobre su hombro hacia donde se encontraba nuevamente sentado el contrario. No tenia cara de estar de bromas en aquel momento, la música comenzaba a avanzar y si lo hacía mal se lo dejaría mas difícil. Vio sus pies colgando y se quito uno a uno los zapatos que cargaba, levanto primero una de sus piernas, apoyando el pie en el escritorio, quedando un tanto perfilado, llevando al instante su otra pierna a un lado, con lentitud, tal cual indicaba aquella música que sonaba en toda la oficina.-

Tomo un pequeño impulso, para quedar parado sobre el escritorio, frente al pelinegro, observándole hacia abajo, mientras sus manos apenas sostenían un tanto el vuelo de su falda, su cuerpo hacia un lento movimiento, contoneándose al ligero ritmo de la música.- P-podría…pedirle a alguien mas…alguien que lo hiciera bien…-susurro, esperando la tierra se lo trabara en aquellos momentos, sintiendo sus mejillas invadidas por un leve calor que seguramente se manifestaba en un color carmín pálido sobre las mismas.-
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Mensaje por Ryo Dom Jul 29, 2012 6:13 am

Me había quedado en completo silencio, después de todo lo que me tocaría hacer a partir de mi orden era únicamente hacer el papel del observador; así que, con solo un pequeño movimiento sobre mi asiento me acomode mejor sobre este. Mis ojos se paseaban por la espalda del rubio. Dibujaban las curvas de su espalda, la parte trasera de su cintura y subían y bajaban desde su nuca hasta posarse en el área cubierta por aquel vestido, que representaba su rabadilla.
Aquel paseo por el cuerpo ajeno que daban mis ojos, fue abruptamente detenido por aquel “no sé”. Fruncí apenas un poco el seño y aunque de momento me dedique a observar como subía al escritorio, aquella reciente oración se quedo por ese breve momento en mi cabeza. La música seguía, invadiendo el sitio donde solo estábamos nosotros y aunque la escuchaba, mi atención claro estaba más que nada puesta en el menor.
Mi vista se levanto junto con su cuerpo y mi vista recorrió desde sus pies, ahora solo cubiertos con aquellas seductoras medias, hasta posarse en su rostro. Le miraba a los ojos, de manera fija y sin decir una sola palabra en respuesta ante las suyas, primero que nada, me concentraría en que movimientos empezaba y por supuesto en aquel carmín que coloreaba sus mejillas. Una apenas perceptible sonrisa de diversión se instalo en mis labios al ver aquello y a pesar de que él comenzaba a pernas a moverse, sin decir una palabra me levante de mi asiento. Le mire de inmediato, previniéndole con la mirada que no hiciera nada y con el solo levantar un poco mis manos, alcance a llevar estas a unos centímetros mas arriba de sus rodillas.
Cerré mis manos en torno a ese lugar y al tiempo que comenzaba a hablar, di un pequeño apretón.
-Si hay algo que no me gusta escuchar de mis empleados, es un “no” o peor aun “no sé”…-
Aunque mi voz era algo calmada, procuraba que en ella hubiera cierto tono de reprimenda y al mismo tiempo que mis palabras avanzaban, mis manos lo hacían de igual manera, ascendiendo por sus piernas.
-Preferiría… estar ahora viendo un…quizá, un mal baile… que… haber escuchado eso y ahora… tener que, castigarte por ello…-
Sonreí de medio lado, con un pequeño dejo de malicia y mis manos ahora estaban a nada de subir hacia abajo su falda. Con la mirada fija en la ajena, mis manos continuaron subiendo sin detenerse y finalmente las yemas de mis dedos fueron palpando el dobladillo de su prenda interior. Al llegar a ese punto, mi sonrisa inevitablemente se ensancho un poco más y continuaron un poco más arriba, donde era mi objetivo principal…la costura de esa prenda.
Los dedos índices y medio de ambas manos se engancharon en aquella prenda y así de lento y sin decir una palabra… como habían subido mis manos, estas, comenzaron a bajar, llevándose un par de caricias con la yema de aquellos dedos, sobre la piel ahora desnuda de su cadera y descendiendo de la misma manera hacia sus muslos. Pase de sus rodillas hacia sus pantorrillas, recorriendo por la extensión de sus piernas aquella prenda suya y a un par de cm de llegar a sus tobillos, esta misma por su propio peso, termino de caer, atorándose en sus pies apoyados sobre el escritorio.
Con calma me empeñe en terminar lo que había empezado y con una mano me encargue de levantar uno de los pies del rubio, con cuidado de no llegar a desequilibrarle y hacerle caer. Primero el izquierdo…. Y ahora el derecho… confiando que a pesar de mis acciones de cuidado para retirar su prenda, se sumarian a las suyas instintivas y si se llegara a tambalear, tendría algunos lugares cercanos para… apoyarse…
Finalmente termine de sacar aquella prenda y sin decir nada aun, volví a dejarme caer sobre mi asiento mientras que aquella prenda del menor ahora era llevada hacia uno de mis bolsillos.
-Pude haber hecho muchas cosas, Sui. Empezando por, darte un castigo aun mas severo. Estoy siendo suave por ahora…-
Murmure con cierto tono de advertencia y aunque sabía que no podría ver, ladee el rostro un poco, buscando bajo su falda con la mirada.
-Ahora. Si lo haces bien o no… depende de mí… Yo soy el que juzgara eso y si no traje a alguien con experiencia para eso… fue porque no se me antojaba hacerlo… -
Sonreí con algo de calma y subí y baje con los ojos por toda su anatomía un par de veces antes de volver la mirada a la suya.
-Se me antoja…deseo y ordeno un baile… tuyo Sui… no de alguien que lo hará mejor… si no de ti… El contoneo de tus caderas, el ir y venir de tus manos… el movimiento de tu torso…-
Corte mi oración de golpe… no necesitaba ser mas claro y ahora, con mi espalda completamente pegada al respaldo de mi lugar me dispuse a observar, no sin antes advertir una ultima vez…
-Oh el castigo siguiente… será un poco mas… duro…-
Finalice mi oración al tiempo que sacaba la mano de mi bolsillo, dejando olvidado en este su prenda interior, ahora solo en espera de aquella orden y el acatamiento de la misma.
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Mensaje por Sui Mar Jul 31, 2012 5:19 pm

Sus ojos se posaron en el mayor apenas este se levanto de la silla, sus pies atinaron a dar medio paso atrás para detenerse, mientras tragaba en seco ante la mirada ajena, quedándose quieto al instante, sintiendo el agarre sobre su pierna, miro con disimulo hacia aquel lugar, intentando lucir tranquilo ante lo que hacía, dando un pequeño respingo al sentir el apretón y mas aun las palabras ajenas, por un momento paso por su mente lo irreverente que había sido decir aquello, pero los nervios del momento lo atontaban y si aquellas palabras formuladas por su jefe eran para hacerlo sentir aun peor que eso, estaba funcionando mas que bien su plan.- Castigo…?.-susurro apenas, mientras sus manos que sostenían el vuelo de la falda parecían empeñarse en sujetarlo de mejor manera, haciendo un tanto de fuerza hacia abajo, ladeo la cabeza, mirando hacia los libreros en aquella oficina, frunciendo un tanto los labios al sentir las acciones ajenas, pero bien sabía que nada podía hacer, bien, nada que no lo llevara a un “Castigo” mas severo, el cual no escatimaría el mayor.-

Una ligera sensación de molestia le invadió, impotencia y extrañamente un cosquilleo por culpa de las caricias que dejaban las manos del peli negro a medida que bajaba aquella prenda, sus rodillas se movieron ligeramente para chocarse ligeramente en un vano intento por detener lo que estaba haciendo, terminando por ceder por inercia a los movimientos marcados por el mayor sobre su pie, haciendo que las manos que se habían dedicado a sostener los volados de sus falda, buscaran hacer equilibrio, hasta sentir nuevamente la fría superficie del escritorio sobre la planta de sus pies. Regreso la vista al contrario, cual cargaba aquel aire tan contrario a los empleados del lugar, mientras la mayoría optaba por ser desafiante, algo que encantaba entre la clientela, rebeldes y querer imponer su puto, hasta creerse con ese derecho, el jefe sin duda daba un aire de superioridad que poco debía fingir y a la cual poco podían cuestionar.-

Estaba irremediablemente obligado a hacer lo que le pidiera, no creía tuviera clemencia, por mas que por algunos minutos se le hubiera cruzado por la mente al soltar esa frase de “No sé bailar”, hasta parecía por momentos un tanto burlón ante sus reacciones. Frunció un tanto el entrecejo, buscando disipar aquella acción, mirando hacia uno de los lados, sin duda lo que necesitaba, la clásica advertencia acompañada de la “buena” voluntad tenida al ser un tanto reservado en cuanto a lo mucho que podía hacerle y que no hizo, ¿Por qué? Seguramente el retorcido placer de molestarle con aquella frase y ponerlo aun mas nervioso, lo estaba logrando, aunque su mente intentara pesar en cosas que lo desviaran del tema, le observo de soslayo y jalo levemente hacia abajo la falda, buscando con disimulo evitar que mirara.- Como usted desee…Ryo-sama…-murmuro calmo.-

Ciertamente era como deseara el mayor, no había manera de zafarse. Observo hacia el reproductor de música, ¿Cuánto podía durar un canción? Algunos minutos y el tiempo pasaba y la melodía avanzaba, lo cual le había descontado bastante tiempo. Llevo la mirada hacia el mayor al escuchar su ultima frase, dibujo una leve sonrisa en sus labios.- No será necesario…-aseguro, mal, bien, un baile es lo que obtendría, que tan difícil podía llegar a ser, mover sus pies sobre la superficie del escritorio, mientras sus manos se movían lánguida pero grácilmente, sus caderas se contoneaban ligeramente, sus mirada entrecerrada se quedaba perdida en algún punto del espacio, acentuando con su cuerpo algunos sonidos específicos de la canción, deteniéndose en el borde de la mesa que daba a la silla donde se encontraba con anterioridad sentado, bajando con lentitud de la mesa.-

El sentir la penetrante mirada de las orbes oscuras del mayor hacia que en todo momento buscara ver algo mas, distraerse mientras continuaba, lentamente, caminando alrededor del escritorio, siguiendo el sonido de la música, soltándose cada vez más y animándose de a poco a hacer movimientos mas sugestivos, llegando a un lado de la silla ajena, pasando por detrás de estas, mientras sus manos jugueteaban con el aire a su alrededor y atentaban con tocar al mayor, pero sin hacerlo, rodeo la silla, perdiendo algunos minutos a espaldas del mayor, buscando curiosear cuando tiempo quedaba de la música, deteniendo un instante su andar, continuando antes que el mayor lo notara, llegando frente a la silla, recargando un tanto sus manos en los apoyabrazos. Un par de movimiento mas, y el sonido comenzaba a cesar, terminando por detenerse, el rubio dio un leve vistazo de soslayo hacia aquel aparato.-
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Fraises et de chocolat [Privado] Empty Re: Fraises et de chocolat [Privado]

Mensaje por Ryo Sáb Ago 11, 2012 5:21 am

Bien, eso era lo que deseaba escuchar, al menos por ahora. Justo en aquel momento tenia mi completa atención. No es como que anteriormente no la tuviera, pero era obvio que tenía ciertos detalles que hacían que la perdiera como el cuidar que se acatara lo que pedía como era debido.
Deje que mis manos descansaran en los apoyabrazos de mi sitio. Realmente no necesitaría nada más, más que mis ojos. Ellos se encargarían de seguir atentos y minuciosos cada movimiento. Bailarían al compas de cómo los hacia su cuerpo y seria yo quien tendría la ultima palabra para con si era un mal o buen baile. De momento, no tenia palabra mas que decir, si tenia queja de lo que presenciara, esperaría a que terminara la canción, no le iba a interrumpir y así como se empezaba a mover, tampoco me apetecía el hacerlo.
Todo, se podría decir que me agradaba. No iba a conformarme como había dicho pero consideraba el que su primer baile de ese tipo fuera para conmigo. Me dedicaba a verle. De vez en cuando mis ojos subían y bajaban y es que entre cada leve movimiento era inevitable el no prestar una especial atención a las largas piernas que salían bajo su falda y que para complementar iban adornadas con esas medias. Mi sonrisa se ensancho un poco mas finalmente y no es como si quisiera conservar algún duro semblante, por el contrario era una ocasión especial muy, muy especial.
Con aquella idea sonreí interna y maliciosamente y termine por cruzar mis brazos sin dejar de observarle. Entre aquellos recorridos, con esa constante frase de “tanto que hay para ver” subía mi vista hacia su rostro buscando de nuevo el carmín en sus mejillas, esa inseguridad que reflejaba y ahora que bailaba finalmente, me imaginaba el gesto de pudor que marcaba su rostro.
Aquel semblante tranquilo que mantenía en mi rostro se vio prontamente turbado por un movimiento que estaba completamente fuera de lo que había pedido y es que no recordaba en que momento le había permitido que aquel baile pudiera dejar de ser sobre el escritorio. En fin, respecto a eso y de momento me contuve de decir algo, continúe mirándole por una parte complacido y por otra con algo de desafecto por esa acción que no tenía mi permiso.
De ninguna manera me moví de mi sitio, ni siquiera para buscar el mirarle cuando su baile salió del periférico de mi vista, simplemente me quede con la mirada fija hacia adelante en espera de que volviera de nuevo a mis ojos y finalmente cuando aquella rubia y esbelta figura que me acompañaba se coloco de nueva cuenta delante de mi, la música estaba a escasos segundos de llegar a su fin.
-Nada mal…-
Dije en un leve susurro quizá con apenas un pequeño dejo de indiferencia y alcé una de mis manos hacia una ajena para tomarle por la muñeca. Con un pequeño jalón, quizá hasta indoloro atraje su cuerpo hacia el propio y con ayuda de mi otra mano me asegure de tomar su cintura para dar una leve vuelta a su cuerpo, un jalón mas y así, le hice caer directamente sobre mis piernas, dejándole de espaldas contra mi.
-Lamentablemente, la oportunidad de escoger el numero de la canción se a perdido, pero así como mencione, hay castigos por no obedecer pero, no podría haber castigos si no hay enseñanzas también ¿No lo crees?...
Comencé a decir y antes de que hiciera o dijera cualquier otra cosa rodee con mis brazos su cuerpo por la cintura para apretarle un poco y pegar su espalda por completo a mi pecho. Lleve mi mentón hacia su hombro derecho y al mismo tiempo ladee mi rostro para que mi mejilla se pegara con la suya.
-Así que, he dicho que no a estado mal, pero no por ello lo vamos a dejar ahí ¿Oh si? Vas a aprender a hacerlo mejor para mi, Sui…-
Dije y subí una de mis manos hacia su rostro, y tome este por su mentón para acomodarle a manera que solo viera hacia adelante, justamente al escritorio.
-Veras, cuando yo establezca un lugar para hacer lo que pedí. Por que fui yo el que te subió al escritorio ¿No?...-
Mi voz era calma y aunque bien si, mis palabras pudieran parecer una especie de regaño, hablaba mientras que las yemas de mis dedos que sostenían su rostro acariciaban con suavidad este y mi mano que estaba aun rodeando su cintura se dedicaba a subir y bajar por el plano de su vientre, amenazando en ocasiones con ir un poco mas abajo pero sin llegar a hacerlo, solo dejándolo en tentativas amenazas.
-Bien, pues ese es un punto vital y tienes que tenerlo en mente ya que yo elegí el escenario y tú te atreviste a abandonarlo…-
Esta vez si use un leve tono de severidad y ladee mi rostro para dar un rápido beso a su mejilla como si fuera un remplazo para el palmear de su cabeza, como si le confortara el regaño de alguna divertida forma.
-Ahora bien… eres muy bonito ¿Te lo habían dicho? Ya lo creo que si. Y es un desperdicio que…-
Hable un momento sobre su mejilla y luego eche un poco mi rostro hacia atrás, frotando mis labios sobre su sien hasta llegar a su oído. Ahí solté su rostro y deje las caricias sobre su vientre para tomar sus dos manos por las muñecas. Guie sus manos hacia su pecho y ahí, comencé a manipularlas para empezar a descender desde ese lugar, lenta y tortuosamente.
-No uses estas para provocar, en especial a mí… -
Murmure en su oído y sople en el mismo mientras continuaba guiando sus manos entre las propias un poco mas abajo… llevándolas hacia sus caderas, pasando lentamente hacia sus muslos y al llegar a la parte desnuda que dejaba su falda y el dobladillo de sus medias, deje que fueran mis dedos los que se rosaran un poco en ese lugar antes de soltar sus manos. Con las mías libres, me fui directamente a su cintura y afiance esta con fuerza para levantarle de mis piernas, dejándole frente a mi asiento para posteriormente levantarme yo y dirigirme hacia aquel reproductor de música.
Avancé saltando una canción, la que quedaría de último en el reproductor y puse a andar la siguiente melodía. Volví rápidamente hacia donde le había dejado y aunque por un momento había pensado en subirle de nuevo al escritorio con mis manos, pase de largo directamente hacia mi lugar para acomodarme de nuevo en este.
-Sube de nuevo y una vez más Sui. Y ahora deseo ver más….-
La melodía comenzaba a sonar en la habitación y basto con el levantar de una de mis manos para alcanzar a rosar con la yema de los dedos de esta la parte trasera de uno de sus muslos.
-Tiéntame… encuentra la manera y provócame… no hay necesidad de que haya menos ropa para despertar un deseo basta con hacer un buen uso de lo que hasta ahora te he enseñado… así que…-
Mis dedos subían y bajaban por aquella parte desnuda de su cuerpo amenazando constantemente con llegar a aquella cálida zona que se escondía bajo su falda.
-Despierta hasta el último de mis deseos Sui….-
Nuevamente ese tono autoritario estaba en mis palabras y con esa ultima frase, retire mis dedos de aquel lugar para acomodarme perfectamente en mi asiento y hacer de nuevo aquello que venia haciendo desde hacia un rato. Observar fijamente.
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Mensaje por Sui Jue Ago 16, 2012 5:23 pm

Sus ojos se quedaron clavados en el agarre de su muñeca, formulando algo de resistencia de manera inconsciente a los movimientos que le requería el mayor, cual termino haciéndolo caer en su regazo, busco removerse un tanto, sintiéndose incomodo en aquel, para cualquiera de sus compañeros y compañeras, “acogedor asiento”. El bochorno que le estaba haciendo sentir era indescriptible y cada palabra dicha parecía querer ponerlo mas nervioso, algo que si bien lograba de a momentos, procuraba disimular sin tanto desatino, silencioso y sin dar respuesta alguna a las preguntas retoricas de su jefe, cuales sabía era mejor no decir nada, prevenir que lamentar algún regaño por lo dicho, solo se limitaba a afirmar con la cabeza, apenas perceptible.-

Sus manos se recargaron un tanto contra los brazos ajenos al sentirse rodeado y apresado contra el cuerpo ajeno, aferrándose apenas en la tela de su ropa. Ladeo apenas la mirada para observar el rostro del pelinegro, entornando un tanto la mirada, su cabeza casi niega, pero recordó la “Reprimenda” recibida tan solo con aquel “No sé” que aquel acto se detuvo en seco, turbando por un instante su mirada, la cual fue desviada hacia el frente a fuerza del gesto ajeno, frunció un tanto los labios por aquellas palabras y afirmo apenas.- Lo siento, pero en sus indicaciones, nunca expreso estrictamente fuera sobre el escritorio.-comento en un murmullo, como tomando nota de todas las indicaciones dadas por su jefe.- No se volverá a repetir.-se apresuro a agregar, intentando no sonar atropellado en sus palabras, buscando de alguna manera contentar con aquello al contrario.-

Sus ojos bajaron un tanto al ver sus manos rostro liberado, observando el agarre de sus manos, evitando tener aquel reflejo de apartarse, pero formulándolo de todas maneras al ver las intenciones ajenas, llevando su atención a algún punto del suelo a un lado de la silla, sintiendo un leve calor, nuevamente invadir su rostro, escondiendo el mismo entre sus cabellos, sintiendo un escalofrío por el soplido en su oído.-…no me lo han dicho, realmente.-y tampoco buscaba provocar a nadie, entre mas pasara desapercibido, era mejor para él, pero aquel sería un comentario que se guardaría, antes que este fuera un motivo mas de regaño y aun peor, castigo para si. Cerro un tanto sus piernas al sentir el roce de los dedos ajenos, moviendo un tanto sus muñecas al sentirlas libres, mas que nada por la tención que él mismo había puesto en aquella zona.-

Una vez parado, le observo con atención lo que hacia el mayor, un leve deseo de salir de allí corriendo en lo que se distraía lo invadió y hasta le dio ciertas ganas de reírse de manera nerviosa por aquella idea tan infantil, mas aun sus pies quedaron de alguna manera anclados en aquel mismo lugar donde lo había dejado el mayor, sintiéndose por momentos un títere del mayor que aunque renegara del asunto, no hacía nada para sortear la situación. Sus oídos se quedaron atentos a lo que escuchaba de aquel aparato, llevando su mirada al recorrido que hacia hasta su asiento el dueño de la oficina, notando como se sentaba allí, le observo por un instante y cualquier idea de que un “Puedes irte” cruzara por los labios de aquel hombre, se vio desechada al escuchar aquel pedido una vez mas.-

Volver a subir a aquel lugar y bailar, bueno, a hacer aquel intento de baile, observo hacia el lugar cual el mayor había nombrado “Escenario escogido”, crispando un tanto su cuerpo al sentir la mano ajena acariciando su piel, quería mas, deseaba aun mas, despertar cada uno de sus deseos y no era un tarea que le fuera tan simple al rubio. Dio un par de pasos alejándose de la silla ajena, clavando su mirada en el escritorio, apoyo apenas sus manos sobre la superficie del mismo un tanto dubitativo en lo que haría. No debía quitarse la ropa ni hacer nada mas que bailar y…tocarse, acaso eso era lo que deseaba ver el pelinegro, estaban solos y era muy escasa la posibilidad de que alguien entrara allí, si lo hacia bien seguramente lo dejaría ir, o al menos dejaría escogiera si seguir bailando o no.-

Se giro, mirando hacia aquella silla y se recargo contra el escritorio, haciendo un tanto de fuerza con sus manos apoyadas para lograr levantarse un poco y tomar asiento en el borde de la mesa, miro hacia los lados y suspiro un tanto, busco relajar su cuerpo dejándose llevar por el lento sonido de la música, deslizándose un tanto hacia atrás, logrando subir de a poco sus piernas, llevando sus manos para acomodar una de sus medias, cual se había enrolladlo en el movimiento y bajado un tanto, colocándola nuevamente en su sitio, aprovechando ese descuido de su ropa, para subir lento sus manos por sus piernas, dejando un leve camino de color rosáceo con sus uñas por su pálida piel, terminando de arreglar el dobladillo de su media.-

Seguramente necesitaría mas que simplemente eso, utilizar lo enseñado para lograr el cometido, el rozar de sus manos contra su piel y cada parte de su cuerpo aun cubierto por las prendas, como le había indicado su jefe, por un momento una fugaz imagen atravesó su cabeza y le robo un sonrojo mas intenso en sus mejillas, por lo que tomo un leve impulso con su manos, para ponerse de pies y darle un momento la espalda al mayor, comenzando a mecerse ligeramente al ritmo pausado de la canción. A ese paso pasaría toca la vida en aquella oficina intentando complacer a su exigente jefe. Sus manos que se encontraban en reposo a los lados de su cuerpo, comenzaron a subir lentamente, moviendo un tanto los bolados de su falda al toparse con los mismo, dejando al pasar un movimiento de la misma que tentaba entre subirse y seguir en su posición.-

Subió lentamente, tal cual lección, contorneando sus costados aun dando la espalda al mayor, perdiéndose a subir por su pecho y reapareciendo al encontrarse con la piel de su cuello, deslizándose por su nuca, causándose a si mismo un escalofrío que se hizo sentir en su cuerpo, e hizo que sus rodillas se apegaran un tanto, desde allí, recogieron un tanto su largo cabello, y mientras continuaban elevándose, lo dejaban caer en cascada de de delgadas hebras dorada que se juntaban nuevamente en sus desordenado bucles. Levanto sus largos brazos, jugueteando con sus dedos entre si, dejando que una de sus manos, se deslizara por el largo de su brazo derecho acariciando su piel, para girarse sobre sus propios pies y mirar de frente al mayor.-

Comenzar a descender, detenerse en cada punto a resaltar, juguetear con los bolados de su ropa, contornear su cintura, mimar cada parque que recorría, sintiendo aquella vergüenza que le invadía y haciendo de esta una expresión entre tierna y provocadora inconscientemente en su rostro, sus mejillas encendidas, sus labios entreabiertos dejando escapar pequeños suspiros y su mirada un tanto perdida en algún punto del cuarto, evitando ver a los ojos del mayor. Y así, lentamente llegando al borde de de su falda, a sus largas y contorneadas piernas, doblo un tanto las rodillas, inclinándose apenas, haciendo que la falda subiera apenas unos centímetros, pero consiente de la falta de una prenda, por lo que se movió con cautela, jugueteando son sus dedos sobre su piel, subiendo por la parte delantera de sus muslos y poco a poco, buscando reposar su cuerpo sobre el escritorio, quedando arrodillado allí, sin apartar las manos de sus piernas, perdiéndose un momento un tanto mas arriba del borde de su falda. Llevo una de sus manos para cubrir sus ojos y escucho como lentamente la música llegaba a su fin, espiando por entre sus dedos hacia el reproductor y deteniendo el movimiento de su mano libre sobre su piel.-
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Mensaje por Ryo Sáb Ago 18, 2012 7:02 am

Ansiedad. Si, eso era justamente lo que sentía en aquel momento, ya que si bien podía sentir en cada movimiento, en cada caricia que se daba el menor el pudor, la inexperiencia… pero no por ello dejaban de representar un enorme deguste para la vista, añadiéndole esa pisca de ser el primero que le arrebatara esa “primera vez” de llevar acabo aquel atractivo espectáculo.
Sonreí de lado y no hice movimiento alguno. No era necesario después de todo, el rubio estaba haciendo ahora justamente lo que le había ordenado, además de que haría como la ocasión anterior; le dejaría acatar la petición y al finalizar esta, tomaría acción y palabra sobre la misma. Así que, de momento me dedicaría únicamente a observar, a seguir con la mirada esas manos tímidas que apenas si llegaban a rosar zonas de piel desnuda del cuerpo ajeno y quizá, no había ese grado de erotismo de quien ya tiene experiencia y lo ha hecho un millón de veces pero tenia algo, un sabor dulce para quien le viera, de eso estaba seguro, de que cada movimiento pudoroso que realizaba estaba acompañado de ese sabor y era satisfactorio para mi vista.
Sin poder evitarlo, mis ojos contorneaban la silueta de espaldas de su cuerpo, subían y bajaban por ella, dibujándola infinidad de veces con la mirada mientras que casi inconscientemente mi lengua se asomo de entre mis labios para dar una pequeña y rápida lamida al inferior. Una ancha sonrisa de satisfacción se instalo en mis labios y sobre el respaldo de mi sitio mi espalda se pego por completo. Esos finos dedos, con él ahora de frente hacia mí se encargaban de tentarme y dada la situación, no podía más que imaginar, el tacto. Mis dedos comenzaron a ponerse aun mas ansiosos de lo que ya estaban y anhelaban ser ellos quienes causaran aquella tentativa expresión del rostro del menor… que por mas tierna que pudiera llegar a verse… lograban un efecto inmediato en mi persona, logrando que por primera vez en el transcurso de aquella canción que ahora llegaba a su fin, me removiera inquieto sobre mi sofá.
Mi vista subió con sus manos y mis ojos se clavaron en sus manos que cubrían los suyos.
-Muy bien… eso ha estado… muy bien, Sui…-
Musite suave y calmo mientras me levantaba de mi lugar para poder alcanzar con mis manos, las muñecas de las suyas. Con suavidad aleje sus manos de su rostro para poder contemplar la expresión de este.
-Ahora… cualquier lección con un buen desempeño… es mereciente de un pequeño… premio…-
Sonreí, dedicándole esa sonrisa completamente a él y tire de sus muñecas un tanto para hacer que bajase de aquel escritorio y posteriormente, basto con que yo diera un par de pasos hacia atrás, hasta que mi pantorrilla chocara con el sofá para así, sentarme nuevamente en este y una vez hecho, solté sus manos y lleve las propias hacia su cintura para poder girar con suavidad y calma su cuerpo, para luego, por medio de ese mismo agarre a su cintura jalar un tanto de su cuerpo hasta hacerle sentar sobre mis piernas, dándole la espalda a mi pecho.
Antes de reclinar completamente mi cuerpo, estire uno de mis brazos hacia el escritorio, alcanzando aquella rosa que había dejado mas lejana a la bandeja, pero mas cercana a mi lugar y con ella en mano, rodee su cintura con mi otro brazo para que al mismo tiempo que me reclinaba por completo en el asiento, su espalda hiciera lo mismo solo que sobre mi pecho. Ladee mi rostro hacia el lado derecho del suyo, apoyando mi mentón sobre uno de sus hombros y por ende, mi mejilla casi contra la suya.
-Tu premio… será la última canción que posee ese disco, Sui…-
Ya no necesitaba manipular el orden de las canciones, solo hacia falta una y esta melodía comenzó tras un par de segundos de decir aquello. Sonreí casi para mi mismo y ladee solo un poco mas mi rostro para que ahora si, mi mejilla pegara de lleno contra la suya. Pase mi brazo, dueño de aquella mano que sostenía la rosa por debajo del derecho suyo y con los pétalos de aquella flor, comencé a subir y bajar por esa parte desnuda de sus piernas que sus prendas dejaban a la vista.
Suaves caricias iban y venían, descendían, ascendían, al mismo tiempo que mi rostro se movía con suavidad para crear un pequeño frote entre las mejillas de ambos y claro, no dejaría mi otra mano quieta, esta se dirigió al dobladillo de su falda, para ir levantándole de apoco, dejándome mas piel a la vista para que aquellos pétalos de la rosa pudieran acariciar.
-Quieto… esta vez, se trata mas de disfrutar, que de hablar o moverse, así que eso es lo que tienes que hacer…-
Le susurre sin dejar de lado ese tono autoritario y agache un poco mi rostro alcanzando a darle un pequeño rose a la piel desnuda de su cuello con mis labios. La canción avanzaba y con ella, las caricias de aquella flor se hacían un tanto más aventureras. Me encargaba de que aquellos pétalos llegaran a pasearse por entre sus muslos y bastaba con levantar un poco el tallo de la flor para que esta cruzara hasta ese lugar que su falda aun ocultaba de mi vista. Su entrepierna. Mi rostro en aquel recoveco de su cuello comenzó a moverse suavemente, frotando con algo de insistencia los labios en ese lugar y lentamente fueron subiendo hacia su oído.
- I've got slavery numbers.
Wanna call for my lover. Fickle and nervous.
Shout to the cage. It's a useless night-
Susurre directamente en su oído, imitando el tono de aquella melodía y moví mis labios para que se frotaran en el filo de su oreja mientras que mi mano continuaba moviendo a ciegas aquella flor bajo su falda, dando caricias aleatorias en aquel escondido lugar mientras que la otra recorría parte de su muslo, ascendiendo lentamente por este para acariciar su vientre bajo por encima de su ropa, subiendo igual un tanto mas hacia su pecho… lentamente… en circulares caricias a la vez que no apartaba mis labios de su oído, permitiendo que mi respiración chocara en aquel lugar en donde con el mismo movimiento de inhalar y exhalar, mis labios continuaban frotándose sobre su oreja.
- Doku iri no kuchidzuke wo genjitsu ni mou samenai you ni…~~ -
Le susurre nuevamente al oído y sonreí dejando quieta aquella flor finalmente, llevándola únicamente a que hiciera una presión en aquel sitio buscando un punto para hacerle temblar y sobre su oreja nuevamente solté a propósito un pequeño suspiro antes de asomar la lengua por entre mis labios para recorrer con la punta de esta el filo de su oreja.
Continué, dejando que la melodía siguiera su curso y nuevamente comencé a mover aquella rosa entre sus piernas mientras que mi otra mano se paseaba por su pecho, buscando un punto en concreto… deteniéndose solo al encontrarle… justamente sobre su pezón derecho en donde apenas se asomaba la erección de este por la delicada prenda que llevaba y justo sobre ese lugar, la yema de mi dedo índice comenzó a moverse con suavidad en lentos círculos…
-Tradúceme todo Sui… cada sensación… que es lo que hace cada rose… donde hay que ser mas suave… donde hay que poner mas insistencia… donde es, que eres mas sensible…-
Comencé a hablar en un susurro nuevamente y en quedos y fugaces besos empecé a bajar de su oído a su cuello, hasta llegar a la parte descubierta de su hombro, donde me atreví a dar una indolora mordida con la única intención de dejar una ligera huella carmín en esa blanquecina piel, a la que luego le di un rápido beso antes de subir a su oído.
-Dime…-
Atrape su lóbulo entre mis dientes y jale mi rostro hacia atrás, haciendo que esa pequeña porción de su piel resbalara de entre ellos.
-¿Qué es lo que sientes… en cada lugar donde te toco…?-
Moví un poco mi rostro para dejar apoyados los labios en lo tersa de su mejilla y comencé a moverles sobre esta para acariciarle con ellos mientras que mis manos continuaban con aquellas caricias; mi dedo índice presionando su pezón por encima de su ropa, subiendo y bajando por el dándole ocasionales apretones entre la yema de ese dedo y el pulgar, mientras que la otra de mis manos seguía buscando, moviendo aquella rosa en el cálido interior de sus piernas.
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Mensaje por Sui Lun Sep 24, 2012 5:06 pm

Una pequeña sonrisa casi huidiza se asomo en sus labios al escuchar las palabras de su jefe, al parecer el desastre según se imaginaba no había sido del todo así. Sus pies tocaron el suelo aun descalzo y acompaño el movimiento ajeno, hasta quedar sentado sobre su regazo, un tanto curioso y con aquellos nervios que lo asaltaban por momento, aunque aquella primicia de “cualquier lección con un buen desempeño es mereciente de un pequeño premio” podía generarle cierta calma a quien escuchara, mas para si, solo creaba la intriga de saber que mas pediría su jefe en aquella velada, y aquello sin duda era algo que le mantenía con la guardia en alto, ya le había hecho bailar sobre aquel escritorio, que mas esperaba obtener del rubio, era algo que daba vueltas en su cabeza. Solo formulo una sutil sonrisa en su rostro ocultando aquellos pensamientos y le observo de soslayo al sentirlo cerca de su rostro, esperando saber que era lo que deseaba ahora.-

Entorno un tanto los ojo al escuchar sus palabras, buscándole significado a lo que decía, por un momento una graciosa idea paso por su mente, pero no llego a manifestarse en algún gesto de su rostro, por miedo a ser mal interpretado, lo cual termino por formularle una expresión seria en su cara. Su vista recayó en aquella mano con la rosa y esas simples palabras no le decían realmente nada de lo que pasaría. La cercanía acortada por completo entre sus rostros no era algo que le preocupara o alterara de alguna manera, pero aquellas caricias que comenzaron sobre su pierna, si llegaron a crisparlo un poco, y provocaron cierto cosquilleo localizado, haciendo que sus piernas se removieran , entre apartar y sentir un poco mas la caricia de los aterciopelados pétalos.-

Su mano bajo por inercia al borde de su falda, en un movimiento casi robótico, sosteniendo de la misma como tope para que no llegara a subirla a un mas, aunque al escuchar nuevamente la voz del pelinegro, estas se quedaron quietas, aflojaron el agarre y dejaron resbalar la tela de entre sus dedos, sintiendo como continuaba subiendo lento aquella prenda. Le observo de soslayo ante aquel nuevo mandato impuesto por el contrario, sin saber bien que responder, sin saber siquiera si debía hacerlo, pues, por mas “Regalo” continuaba siendo una orden de parte del mayor.-

Aquel simple roce de los labios ajenos sobre su cuello fue suficiente para provocarle un escalofrío que murió en su espalda baja, apretó los labios con fuerza ahogando un gemido en su garganta, aquel toque de la rosa en aquella zona, hacía que sus piernas se contrajeran y se separaran casi en un mismo movimiento inerte, temblaran en cada pequeña caricia pasajera. Su cabeza se ladeo ligeramente hacia el lado contrario de aquellos labios que mimaban la delicada piel de su cuello y le brindaban pequeñas descargas placenteras. Sumada a aquella sugestiva voz, cálido aliento que chocaba contra su piel, le hacia estremecerse y suspirar como respuesta a cada estimulo que recibía su cuerpo, mareado, aun sin poder descifrar cual de todas aquella acciones estaba causando mayores estragos en si.-

Un gemido escapo de sus labios, sus piernas se contrajeron lo suficiente para sentir como sus muslos apretaban apenas aquella rosa en aquel sitio, su espalda se apego un tanto mas hacia el pecho del contrario y un pronunciado escalofrío que hizo temblar por completo su cuerpo, se termino de manifestar al sentir la humedad en su oreja. Un de sus manos subió hasta sus labios, pasando sus dedos primeramente encima de estos, mordisqueando apenas los mismo como reteniendo sin mucho énfasis cualquier otro sonido es escapara de estos, terminando por morder lo suficiente para dejar una marca sonrosada, entre su dedo índice y anular, ahogando un jadeo, ante aquella mínima que lograba robarle la compostura.-

Todo…no podría expresar todo lo que estaba sintiendo, no encontraba nombre, no lograba ponerle un adjetivo real a cada sensación que sentía, y comenzaba a sentir. Sus manos se aparto leve de sus labios, dejando un delgado hilo de saliva, haciendo su cabeza un tanto hacia atrás. En aquella oficina, solo ellos dos, se encontraba completamente derrotado a las sensaciones que causaban esas hábiles manos recorriendo su pálida piel.- Yo…no podría…se siente…extrañamente…bien.-susurro en primera instancia, acomodando un tanto sus ideas, ahora que las sensaciones aun no lo habían envuelto por completo y nublado la razón, tanto para impedirle formular palabra alguna. Sentía su cara arden y la vergüenza que le invadía el declarar aquellas cosas, como describir todo aquello con lo que le costaba concentrarse siquiera en la melodía que sonaba de fondo, en lo que sus oídos ligeramente aturdidos escuchaban apenas a la distancia sin brindarle una verdadera importancia.-

Su cuerpo estaba por completo a su merced, le era imposible contener la ansiedad que en este se creaba ante cada sutil roce, cada pasar de las yemas de aquellos dedos, su cuerpo hablaba por si mismo mas que sus propios labios, su piel se erizaba, sus piernas temblaban y se sentía desesperar de a poco, queriendo sentir mas.- Sus caricias…me desquician…lentamente.-sus ojos le vieron entrecerrados de soslayo, con un ligero brillo en los mismo. Cada lugar que había tocado con anterioridad se sentía arder y el recuerdo de esos mismos toques invadía su mente…un poco más, un poco mas, sin pensarlo estaba cayendo completamente presa del juego del mayor, todo el pudor que le hubiese causado aquel baile obligado sobre la mesa, parecía quedar secundario ante las nuevas sensaciones.- Quema…mi cuerpo se siente caliente en cada lugar donde me ha tocado…-susurro, trago saliva y apretó con fuerza sus labios ahogando sus jadeos, aun estaba frente a su jefe y por mas placentero que se tornara aquello, su mente no lo dejaba disfrutar por completo de momento.-

Su piel se erizaba y lograba sentir como la sensibilidad de su piel aumentaba, sobre todo en aquellos botones erguidos, que no solo se estremecían por el pasar de las yemas de los dedos ajenos, los apretones, hasta misma delgada tela de su traje le causaba escalofríos y cosquilleos. Los dedos de aquella manos que aun se encontraba rondando sus labios, se detenían a jugar con los mismos, pasando sobre estos delicadamente, para luego mordisquear las puntas de sus dedos como marcando una ansiedad que se volvía mas intensa en su cuerpo.-

Aquella mano que se encontraba anclada, clavando sus uñas en el brazo del sofá, se encamino hacia el brazo ajeno, de aquella mano que jugueteaba con aquella rosa traviesa entre sus manos, no buscaba apartarle mas aun, busco hace un poco de presión para que aquella rosa dejara un toque mas pronunciado sobre aquella zona.- Quiero que…sea…más…-aquel susurro se vio interrumpido por el mismo, ladeo un tanto la cabeza para observar de mejor manera al contrario, le era difícil mantener los ojos abiertos, y mas aun cerrar por completo sus labios, cuales buscaban atrapar algo de aire, le miro un momento, mientras el agarre de aquella mano sobre el brazo ajeno se aplacaba, sus mejillas sonrosadas se sentían cada vez mas caliente, apartando los labios del pelinegro de su mejilla.-…mas certero…allí…por favor…-pidió en cierto tono de suplica, aquellos lentos movimientos, mas bien imprecisos bajo su falda lo estaban torturando, su cuerpo comenzaba a despertarse por culpa de aquellas caricias y se le hacia imperioso sentir aun mas de las mismas.-
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Mensaje por Ryo Vie Sep 28, 2012 3:57 am

Dejaba que el cálido de mi respirar cayera sobre la tibia piel de su mejilla. Aquel juego de instrucción, que ya había empezado a tomar forma, daba sus resultados que me hacían sonreír satisfecho interiormente; ya que, no había mayor recompensa para una enseñanza que el ver que el aprendiz la manejaba de la manera en la que el maestro deseara y ciertamente, aquellos estremecimientos de su espalda que resentía sobre mi pecho eran parte de aquella recompensa.
Con los labios abiertos sobre su mejilla deje que mi lengua ansiosa se asomara a probar de aquella piel que tanto la provocaba y con una ligera lamida tomo el sabor dulce de esta mezclado con el exquisito salado de la apenas visible transpiración que se asomaba de su piel. Pero como si aquello no fuera suficiente para saciar esa sed que se le había creado a mi lengua y no precisamente por algún liquido si no esa sed del sabor de la piel ajena que tan tentativamente estaba disposición, empezó a vagar, a surcar aquella mejilla que ahora tenia al alcance y que aunque deliciosa solo servía para despertar aun mas el deseo que ya era bastante incitado por el temblor del cuerpo ajeno sobre el propio.
Mis ojos se cerraron una vez que sus palabras empezaron a fluir. Si era sincero, pensaba que buscaría alguna excusa para no decir lo que le había ordenado. Había demostrado tanto pudor al bailar que imagine una negativa rotunda y tímida o alguna excusa tan obvia como era el decir que no sabría explicarlo; pero ahí estaba el joven rubio sobre mi regazo dándome un baile mucho mejor que los dos anteriores y justo sobre mi cuerpo y ofreciéndome una música mejor que la que yo mismo había escogido, la de su voz diciéndome lo caliente y loco que se ponía su cuerpo.
Aquello fue suficiente para provocar que una perversa sonrisa atravesara mis labios y que me concentrara mas justamente en la zona media de sus piernas, donde estaba seguro que la flor tendría mas contacto con aquella zona tan privada de él.
Obviamente no iba a pasar por alto el que su manos llegara a la mía y aunque bien pude haber objetado contra ello, le deje continuar ya que, me había dado cuenta de lo que realmente significaba el que llegara hasta tal punto. Con esa sonrisa perversa que ahora se negaba a desaparecer de mis labios, aleje aquella mano en su pecho pero deje que la que jugaba con la rosa entre sus piernas continuara moviéndose aunque aun mas lento y tortuoso. Con mi mano ahora libre busque terminar de alejar la suya de encima de la propia con suavidad y calma y una vez hecho, dejándole una suave presión antes para indicarle que no debía moverla mas tome su rostro y lo gire lo suficiente para que mi boca alcanzara la suya. Mis labios estaban sobre los ajenos si, pero no había nada mas que ello, el simple intercambio de respiraciones; la ajena mas agitada que la propia la cual respiraba ansioso sintiéndola tan caliente sobre mis labios y aunque eso les ponía ya de por si ansiosos únicamente moví mi rostro para darle un superficial rose a sus labios con los propios.
-Tranquilo…-
No aleje mis labios de los suyos para hablar, dejaría que así como pasaba conmigo, el caer de mi aliento tibio sobre el agitado suyo se convirtiera en una pesada tentativa.
-Aun hay cosas por aprender, antes de que… ese “mas” y “certero” sean alcanzables de mí para ti…-
Con esto dicho fui deslizando aquella flor de entre sus piernas asegurándome de rosar con ella el interior de su muslo derecho antes de sacarle por completo para dirigirla de inmediato a su rostro al tiempo que lo alejaba un poco del mío.
-Explicare algo antes…-
Dije rosando sus labios con aquella flor y luego la lleve a mi rostro para aspirar el aroma que desprendía de ella al tiempo que mis labios alcanzaban a palpar esa calidez impregnada temporalmente en los pétalos de la misma.
-Esta flor, aunque haya sido manipulada por mi; ya conoce esa parte tuya tan sensible, ha recorrido sin quererlo esos lugares, esos puntos que te hacen temblar. Los mismos que al ser tocados te han hecho pedir por más. Tu mismo me lo acabas de decir, pero le pides mas a la persona equivocada y pides un rose mas certero de quien no te ha tocado.
Con cuidado, coloque aquella flor entre una de sus manos y seguí por tomar con ambas de mis manos su cadera para guiarle mientras me levantaba, dejándole de pie frente a mi. Me encorve un poco, llevando a que mi mentón se pudiera apoyar sobre su hombro derecho antes de continuar con mis palabras, explicándole estas con un tono suave de voz mientras mis manos acariciaban ondeantes sus caderas.
-La flor fue quien ha surcado esa intima parte tuya y es a quien le debes de pedir lo que me pides ahora a mí…-
Lentamente avance un par de pasos para apegarle de nuevo a aquel escritorio y una vez ahí gire sus caderas entre mis manos para colocarle de frente a mí.
-Pero sola no puede hacer nada, necesitas guiarle, así como deberás guiarme a mi ahora con una pequeña demostración antes de pedirme mas de lo que deseas… ahora que ese deseo esta encendido…-
Con el mismo agarre de sus caderas, levante su cuerpo para sentarle en aquel escritorio y seguí por acomodarme entre sus piernas dejando que de momento mis manos continuaran sobre su cadera mientras mi rostro se albergaba en el recoveco de su cuello. En aquel cálido lugar comencé a frotar de apoco los labios, rosando con ellos esas zonas expuestas de su cuello que me quedaban accesibles y en es mismo lugar continué con mis palabras.
-Usaras la rosa… y tus manos… y nuevamente sobre este “escenario”…-
Mis labios ascendían de poco por la curva de su cuello y justo al rosar su lóbulo mis labios se cerraron atrapando este para darle una pequeña succión para humedecerle antes soltar un pequeño suspiro sobre esa zona.
-Te vas a tocar para mí…-
En lo ultimo dicho, deje que el tono mas fuera algo mas fuerte y autoritario aunque no por ello dejaba la suavidad de las palabras, mas que nada era para dejar claro que se trataba de una orden y que una vez dicha debía ser cumplida. Sin decir más de momento, regrese a mi lugar sobre aquel sofá que me daba una perfecta vista de donde él estaba y claro no perdería detalle.
-Muéstrame, muéstrame donde era el lugar que te tocaba la rosa que te hacía enloquecer. Obviamente yo no lo vi y solo esa rosa y tu lo saben; así que hazlo… dame ese baile tan delicioso de tu cuerpo estremecido por el placer y entona esa música que tus palabras segadas por este pedían mas… Ahora te toca enseñarme a ti para yo poder aplicar esta lección de una manera correcta…-
Ladee mi rostro y mis ojos se posaron en la punta de sus pies desnudos, donde comenzaron a subir lentamente recorriéndole con la mirada. Mordí furtivamente mi labio inferior al llegar a donde terminaba su falda pero sin detenerme a apreciar aquella vista tan seductora, continúe mi camino hasta sus ojos en donde pose los míos completamente expectantes de lo que sería mi nueva orden.

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Mensaje por Sui Vie Dic 28, 2012 5:09 pm

Sus manos se reposaron y quedaron jugando sobre la tela de su ropa, moviéndose de manera ansiosa y evitando así, intentar manotear las ajenas y apartarlas por reflejo nervioso de sentir todas aquellas sensaciones que le causaba y los pequeños suspiros que le arrebataba. Sus labios demostraban un suave temblar, y su cuerpo se tenso al escuchar de boca del mayor, aquellas palabras que antes hubo pronunciado sin pensarlo, pero que en aquel instante, hacían que se acalorara, mientras buscaba alguna excusa para las mismas, aunque esto no sirviera de mucho, sin duda, se encontraba completamente atrapado, y él mismo se había dejado jalar a la trampa del lobo.-

Sus piernas se removieron al sentir el pequeño cosquilleo de aquel rose, sus labios soltaron un pequeño suspiro entrecortado y se apretaron con fuerza para acallar su voz. Sus ojos se atrevieron a ver los contrarios con aquel deje de duda que le creaba la futura explicación, y porque no también, temor de saber que pretendía en esos momentos. Era imposible describir lo que cada acción ajena le causaba, cada palabra cargada de aquel erotismo natural que poseía la voz de su jefe, y el aturdimiento que sentía en su cabeza, temor, duda, y hasta una ligera sospecha de que era lo que pensaba y pretendía el pelinegro ante aquellos dichos.-

Removió un tanto sus dedos, terminando por atrapar entre estos el tallo de la rosa que delicadamente había sido impuesto a sus manos, sin despegar los ojos de la misma, sentía que si miraba más allá de los pétalos de la misma, vería la mirada devorándolo lentamente. Movió sus piernas ayudando el impulso ajeno, terminando de pies, y a medida que aquella voz resonaba en su cabeza y sus pies se arrastraban para seguir el movimiento impuesto por el mayor, más se incrementaban las dudas, los nervios y el temor extaciante de lo desconocido. Le miro con una expresión suplicante al girarse y se mal dijo por dentro el momento que su boca formulo aquellas palabras, ahora siendo usadas para provecho ajeno.

Escondió un tanto su rostro, aspirando el perfume que el pelinegro poseía, sus hombros se encogieron por el rose sobre su piel y deseo no escuchar más nada, pero aquella suave voz revelaba lentamente, casi tan tortuosa como las caricias entes brindadas y a su vez, tan embriagantes como las mismas, su siguiente orden, la cual provoco que la consternación le invadiera. Aparto su rostro de aquel lugar, le observo con duda y aquel sonrojo que parecía invadir su rostro, grabado en sus mejillas. Se negó repetidas veces el haber escuchado aquello…Te vas a tocar para mi…aquellas palabras aun sonaban por su cabeza al notar la mirada sobre sus ojos del mayor, no puedo más que disipar aquellas negativas y caer en cuenta, si aquello había sido dicho, con tanta calma, aunque deseara que fuera una simple broma.

Er su jefe y de momento era todo lo que tenía que entender, cualquier desacato a su autoridad conllevaría a que lo dejara en la calle, sin más, y eso si tenía suerte, pues pensaba que un castigo en aquel sitio sería aun peor que quedar desamparado en la calle. Trago en seco, miro la flor en su mano, no podía ser tan complicado, solo tenía que dejarse llevar, como lo había hecho hacia unos segundos. Se mentalizaba de aquella manera, solo estaban ellos dos en aquella oficina, nadie sabría lo que sucedía y al salir de allí, estaba exagerando o eso intentaba hacerse creer.

Suspiro ligeramente buscando calmarse y balanceo un tanto sus pies, observando la piel que se podía ver de sus piernas, rozo esta zona un par de veces con los pétalos de aquella rosa, en lo que juntaba valor para continuar subiendo, dejando que lentamente, el rojo de aquella flor se perdiera bajo la tela oscura. Sus piernas se cerraron de repente, mientras sus manos continuaban aquel camino, reclino un tanto su cuerpo hacia delante y apretó el agarre de su mano libre sobre el borde del escritorio, al sentir el ligero toque entre sus muslos peligrosamente cerca de aquel punto, el cual se sentía aun resentido por las anteriores caricias.-

Sus cabellos se resbalaban por sus hombros ocultando su rostro convenientemente, cuando sus labios se separaron dejando escapar un pequeño jadeo el cual se perdió cubierto por el sonido de la música que resonaba aun en el lugar. Y su mano continuo, haciendo que el toque de la rosa fuera más preciso, recorriendo la extensión de su miembro, el cual comenzaba a reaccionar por las atenciones dadas, provocando que aquello relajara su cuerpo, sus piernas se fueron separando lentamente, con un suave temblar y movimiento vacilante. La tela que cubría parte de las mismas, se contrajo ante el movimiento, dejando ver aun más de las traviesas caricias que los pétalos se atrevían a dejar.

Su rostro se levanto, observando al pasar el cuerpo ajeno sentado en aquella silla, para terminar dejando caer su cabeza hacia atrás, sus ojos entrecerrados se encandilaban por la luz del foco pendiente del techo, su respiración escapaba de sus labios con cierta dificultad, sobre todo para evitar jadear en cada exhalar. Su largo cuello quedo completamente al descubierto y sus pequeños hombros se asomaban levemente encogidos contra este. Aquella mano que buscaba sostenerlo contra el escritorio, abandono su tarea para dedicarse a una nueva tarea, comenzó a avanzar sobre su muslo, dejando a su paso aquel lugar aun más desprovisto de tela y la estela del frío toque de sus dedos, quemando sobre el calor que invadía lentamente su piel. Continuaba, frotando sus delgados dedos sobre aquella zona, de manera ansiosa, mientras el rose en su zona media se incrementaba y provocaba pequeñas descargas que azotaban su espalda y llenaban de espasmos su bajo vientre.

Pero las sensaciones que le brindaba aquella rosa comenzaban a ser tan escasas, su cuerpo se embriagaba en las sensaciones que sus manos le provocaban a su cuerpo, se agitaba más y más, y parecía ir olvidando por completo la presencia ajena en el cuarto, su mente no pensaba, solo sentía, se estremecía, y se volvía completamente presa de aquella ansiedad que se acrecentaba. Sus dedos perdieron la sensibilidad y dejaron resbalar aquella rosa. Su cabeza se dejo caer lentamente, sus ojos dieron un curioso vistazo a aquella silla frente a si y continuaron hasta dar con la flor que se encontraba a sus pies.
Sui
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Latón

Edad : 30
Humor : Tranquilo y misterioso...o eso dicen.-ríe.-

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Mensaje por Ryo Sáb Mar 09, 2013 12:19 am

Su espalda se pegó por completo al respaldo de aquel mueble donde yacía; sinceramente estaba ansioso, deseoso por ver como aquellas delicadas manos, no, más que delicadas, esas inexpertas manos se darían a la tarea de acatar el mandato que había impuesto. En sus ojos se apreciaba ese brillo de lasciva y estos no paraban de recorrer el cuerpo ajeno aun cuando trataba mas que nada concentrar su atención en aquellos orbes claros del rubio, los suyos se atrevían a surcar una y otra vez la anatomía del más bajo en donde aquellas largas y curvilíneas piernas eran el centro de su atención. Para su buena fortuna quizá aquella orden había tenido un buen inicio y la flor comenzó en las piernas dándole pie a su imaginación para que aquellos delicados pétalos fueran cambiados en su mente por sus propias manos.

En su cabeza él recorría, memorizaba el trayecto y anotaba mentalmente que aquellos lugares que le menos recorría eran los más sensibles de si, esos que le causaban un cosquilleo en la piel; sonrió para si con aquel pensamiento, después de todo en cualquier punto que el pelinegro escogiera sería su turno para corroborar a su imaginación y atinar en que aquellos lugares eran bastos de un simple roce para hacer temblar al contrario. Su rostro se ladeo con la mirada, arrastró los ojos hacia arriba hasta toparse con aquel pecho aun escondido bajo las finas prendas, ese cuello ahora tan expuesto y buscaba inquieto el rostro turbado del más bajo; quería ver todo, ese gesto de placer dibujado, esa mueca de deleite que podían provocar sus propias manos al tocarse como lo había ordenado él y estaba más que anhelante de escuchar un gemido salir de aquellos labios.
La hermosa flor había sido su guía y como fiel seguidor la siguió hasta que esta llegó al suelo; en aquel momento su espalda se empinó y sus codos alcanzaron a posarse en sus rodillas, enlazó sus propios dedos y en medio de la unión de estos apoyó su mentón dejando que su mirar volviera a subir hacia las acciones del rubio. Sus ojos se encontraron con los ajenos un fugaz momento y eso le hizo enmarcar una nueva sonrisa aderezada con algo de malicia; meditó un instante, podía dejarlo continuar o podría él poner en práctica lo que había visto hasta ahora. Finalmente y tras un par de minutos más, sus labios se estiraron en una amplia sonrisa y con ella dibujada en los labios se levantó de su sitio, miró al rubio y sin decir una palabra tomó el respaldo de aquel sofá y lo arrastró hacia el escritorio valiéndose de las pequeñas ruedas de debajo de este para maniobrarlo sin ninguna dificultad.

Acercó el mueble lo suficiente para que quedara un pequeño espacio entre este y aquel escritorio justo delante de donde el más bajo estaba sentado y seguidamente se agacho a tomar aquella flor del suelo; sin perder un segundo más llevó aquella flor a sus labios y la frotó un instante mientras entre este se acomodaba nuevamente en el sofá. Las piernas ajenas quedaron convenientemente frente a sus costados y después de dejar aquella flor en el regazo del rubio, musitó.

Continua

No necesitaba decir nada más, aquello era un incentivo para con su orden ya que aún no estaba satisfecho con lo hecho, aun deseaba ver más y que el menor le continuara mostrando esos sitios tan precisos para tocar; por su parte no tardó en accionar y sus manos se dirigieron furtivamente hacia la pierna izquierda del contrario. Sus largos dedos se ovillaron justo sobre el delicado talón y con el suave agarre de este elevaron aquella pierna flexionándola apenas un poco, lo suficiente para que el empeine del pie ajeno le quedara accesible a los labios; sus ojos se posaron en los ajenos y concentró en ellos toda su atención en el momento en que sus labios dejaron un sutil beso en aquel sitio.

Por un momento sus labios se quedaron justo ahí, estáticos, palpando la tersidad de aquella piel y en un segundo más ya se encontraba arrastrándolos hacia arriba en una prolongada caricia; surcó el tobillo, rosó la tibia y sus labios dejaron un beso más justo en la rodilla; en aquel punto ya flexionado la pierna ajena lo suficiente para acomodarla distraídamente sobre su hombro del mismo hemisferio. Se inclinó un poco más hacia el más bajo y bastaba con el leve recargar de su cabeza hacia la izquierda para que su mejilla se frotara sutilmente contra la parte interna del muslo ajeno; su lengua se asomó para relamer sus labios una vez y seguido de ello giró un poco el rostro para entregar un húmedo beso en aquel mismo sitio. Por su parte, su mano derecha no había perdido tiempo y llevó la pierna ajena del mismo lado a quedar a poyada sobre su rodilla, ahí rosó las yemas de sus dedos contra los dedos del pie y tras un par de segundos comenzó a ascender lentamente por la pantorrilla deslizándose un poco hacia la derecha para que sus dedos acariciaran el costado del muslo y siguieran subiendo por ese mismo hasta la cadera oculta bajo aquella corta falda.

Mordió su labio inferior al palpar aquella cálida y tierna piel y empezó a dejar besos en el interior del muslo que tenía al alcance mientras su mano se escabullía a rodear aquella estrecha cadera y pronto comenzó a sentir aquella piel nueva que era la de su glúteo. Estuvo tentado a dar un pequeño apretón pero contuvo ese impulso de sus dedos y en lugar de ello dejó que su palma abierta subiera y bajara lenta y distraídamente; su mano izquierda se había apoyado en aquella pierna que le colgaba del hombro y de ahí comenzó a deslizarse por aquella delgada pierna otorgando caricias constantes a toda la extensión del muslo así como había hecho con la contraria, siendo la única diferencia que esta encontró como limite el dobladillo de su falda.

Súbela—Musitó y señaló la vista la tela que cubría la zona media del menor—. Mientras lo haces con aquella flor, súbela y muéstrame esa zona tuya donde se acumula el deseo…—Añadió a su principal orden y entonces si dio un apretón al glúteo antes de continuar con las caricias tanto como las de ese lugar como las de aquella pierna pendida de su hombro en la cual sus labios dejaban redundantes besos en la parte interna del muslo.

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