[Privado Viann] Spin

Recorrer el Moulin Rouge de pies a cabeza había sido mi meta principal. La segunda, el conocer a fondo a cada uno de sus integrantes, aquellos que tras las lentejuelas, aquella música seductora, su danza, escondían una de sus mejores capacidades, que era el otorgar placer.
Muchos años antes había participado activamente del lugar, pero ahora, muchas de las viejas caras estaban en otros sectores y obviamente, sus placeres estaban ahora entregados a otros..."niveles". Por lo que los que ahora estaban en mi blanco, eran las nuevas caras del lugar. Por un par de días, me dediqué a observar desde las sombras a cada uno, sonriendo al ver que muchos eran...físicamente atractivos. Pero a veces una cara bonita no era lo único que buscaba, sino algo que me impulsara a concertar un encuentro pequeño, una... muy pequeña reunión que me permitiera ver si de verdad valía la pena el que le diera mi tiempo o no.
Una de las principales que llamó mi atención fue, sin duda, una rubí. Viann, se había llamar. Atractiva, personalidad atrayente...Algo digno de Moulin. Sin embargo, no era de los que se guiaban solo de la apariencia, así que fui observándola desde las sombras, sonriendo ante sus provocaciones...y devolviéndolas al doble. Porque si algo me gustaba, era luego darle un vuelco al juego.
Por ello, luego de pensarlo mucho, decidí pedir su asistencia al Spa. No era necesario el ir al spa, pero me gustaba dar baños extensos y no se me ocurría otro lugar donde pudiera pedir su excitante asistencia, además ese lugar...era como mi casa de juegos.
Había llamado como desconocido a Moulin, solo solicitando la asistencia de esta pero sin revelar mi nombre, tratando de mantener la privacidad de nuestro encuentro.
Con tranquilidad, fui hacia el Moulin cerca de una hora antes, y con total parsimonia caminé hacia la parte inferior del local, en específico el spa, cogiendo las toallas y desnudándome en uno de los camarines, y saliendo semi desnudo de allí, con una toalla cubriendo la parte inferior de mi cuerpo. El spa, tal como había pedido, estaba reservado y cerrado hasta mínimo medianoche, así que nadie molestaría o interrumpiría, que era lo que más me molestaba, las interrupciones en momentos inadecuados.
Observé calmadamente el lugar, notando que nada había cambiado excepto los colores, pero todo lo que conocía estaba en su lugar, claro, con uno que otro elemento más. Como aún quedaba bastante, solo me senté en el borde de la escalerilla con mis pies en el agua, esperando a que ella se dignara a aparecer.

Sus movimientos me habían sorprendido de sobremanera. Había esperado que su reacción fuera menos atrevida, pero la verdad... Este cambio, el intercambio en el juego era lo que hacía excitante todo.
Si bien correspondía a aquellos besos bajo el agua, disfrutando de la sensación húmeda y por supuesto, captando aire, aún así... Sentía que era todo demasiado pacífico y mucho juego, no logrando nada divertido en el momento.
Dejé que sus manos me recorrieran de modo tentador, sus dedos me provocaban cosquillas en la piel y quería...deseaba sentir más de ella.
Luego de jugar unos minutos en el agua que parecieron horas, su cabeza salió del agua probablemente para recuperar aire. Captando la indirecta y porque realmente mis pulmones no tenían ya suficiente aire para esconderme debajo, asomé levemente mi rostro para ver su cabello húmedo y cubriendo parte de su rostro, y sintiendo su cuerpo muy cerca del mío.
De reojo, sin decir nada, la agarré de la cintura fuertemente, empujándola contra la pared para arrinconarla. -La resisto bastante bien.- respondí calmadamente antes de comenzar a dejar una serie de pequeños besos que iban desde el lóbulo de su oreja hacia su cuello, dejando pequeñas mordidas que luego transformé en lamidas y mis manos iban hacia sus piernas, acariciandolas con una extrema suavidad, casi torturadora. -No solo las sirenas pueden permanecer mucho tiempo bajo el agua...-comenté como si nada antes de meter mi cabeza bajo el agua y subir mis manos por su espalda para bajar con lentitud los tirantes de su vestido, revelando su piel pálida centímetro a centímetro hasta que sus pechos quedaron libres. Casi como reacción inmediata, subí a captar un poco de aire notando un ligero sonrojo en sus mejillas, y antes de que pudiera decir algo, deje el vestido húmedo y obsoleto ya en su cintura y llevé mis labios a sus pechos, besando la parte superior antes de ir directo a su pezón izquierdo, succionando con deleite y escuchando aún a través del agua su gemido de sorpresa, mientras mi mano derecha jugaba con su otro pecho y mi mano izquierda iba hacia su intimidad, presionando con mis dedos muy levemente.