Pequeño descansó~~ [libre]

No es que fuera raro que estuviese de buen humor, por el contrario procuraba siempre estarlo y ese día era precisamente un día tranquilo. La razón, no se había tenido que topar con el dueño de la casa donde vivía. Eso representaba una enorme ventaja y las personas a su alrededor; sirvientes, mucamas, se daban cuenta de ello. Por la mañana durmió un poco mas de la cuenta, no tenia que trabajar ni nada por el estilo así que tenia la oportunidad de darse el lujo que pocos tenían, agradecía eso; podía dormir hasta tarde, comer a la hora que se antojara y si así lo deseaba pasar todo el día fuera en algún lugar de su preferencia aunque claro el Moulin Rouge era siempre su primera opción. Ese cabaret se había convertido en…su hobby, su vicio, como fuera que fuese siempre terminaba ahí de alguna manera y ese día no seria la excepción a la regla.
Alrededor de las 4 de la tarde ya se estaba alistando para salir había tomado una ducha fría, como siempre ya que gustaba del agua fría así estuviese haciendo un clima fresco. Una vez que hubo terminado su baño, su ropa ya estaba tendida sobre la cama de su habitación. Una camisa de largas mangas en color azul añil oscuro, un saco color vino, mas oscuro que vino ambos abiertos hasta el cuarto botón, dejando como era su costumbre la mitad de su torso expuesto, además de una cadena plateada acompañada de una cruz del mismo material y un pantalón liso del mismo color que su saco que culminaba con un par de finos zapatos negros.
Las 5 en punto y ya estaba listo para salir. Y así lo hizo, abordo el lujoso coche que le pertenecía, claro podía ser llevado hasta el lugar que quisiera por alguno de los choferes en alguna de las limosinas pero en esta ocasión le apetecía el manejar el. El Moulin no estaba más que a 30 minutos de su residencia y con la velocidad con la que conducía solo le llevo la mitad del tiempo. Al llegar al sitio uno de los chicos del valet se encargo de recibir su auto. Arrojo las llaves al chico e hizo una advertencia con la mirada para que este sintiera que debía cuidar su propiedad y así tras ello se adentro al carmesí lugar. Hizo lo de siempre al llegar, pedir un trago y “vagar” por los diferentes sitios aunque raramente esta ocasión no busco a algún empleado que le “atendiese” de una manera más privada, por el contrario trataba de evitarlo.
Alrededor de las 7:30 de la noche, había pensado en que era buena hora para salir, ya que si, tenía poco tiempo y solo había bebido la mitad de una botella de vodka pero ya no le apetecía estar un rato más por ahí. Se dirigía con calma a la salida y fue justo al cruzar por algunas mesas que se percato de una pequeña y llamativa figura. No es que conociera cada rostro dentro del cabaret pero aquel que había visto era particularmente… llamativo. : Quizá esa apariencia infantil : Dijo en sus adentros y siguió con la mirada a la pequeña que había captado su atención y si con algo no contaba era que aquel angelical rostro fuera capaz de la travesura que observo. No se molesto en observar el revuelo, los gritos, los golpes y demás; no, su atención se fue directamente a la pequeña culpable de aquello que ahora huía del lugar.
Lo reciente ocurrido le dejo mas que divertido y quizá era eso lo que no obtuvo en las horas que estuvo en el lugar, pero tenia un problema, quien había despertado su interés se había ido y no era tan paciente como para esperar un día quizá dos, para volver a topársela; así que salió como era su plan, retirándose del sitio para ir detrás de aquella chica. No seria difícil, era tarde y no le creía capaz de ir tan lejos sobre todo porque estaba huyendo, acompañado de la noche que ya recaía en las calles Francesas así que ordeno traer su auto y avanzo un par de calles. Para su suerte quizá, o por lógica la esbelta figura no estaba muy lejos y basto con echar un rápido vistazo a la calle que cruzaba para darse cuenta de que la pequeña rubia se había aventurado dentro de un parque.
¿Qué podría querer en ese lugar, a esas horas, sola? Negó con la cabeza, no tenia caso interrogarse por algo que era mucho mejor descubrir.
Estaciono cerca y bajo del auto a solo doblar una esquina de la entrada del parque y ahí, solo ahí empezó a darse prisa para no llegar a perderle de vista. Avanzo una, dos, tres bancas del lugar y cruzo por enormes arbustos retocados con flores para finalmente ver la espalda de aquella chica. De pequeño le habían enseñado a no andar solo en las noches, por que había muchas personas que se aprovechaban de las personas indefensas y bla, bla, bla… palabrerías que usa la gente adulta para asustar a los niños pero que parecía que aquella chica desconocía. Su buen humor de todo el día ahora le incitaba a…quizá una travesura, o algo así en realidad no tenia como llamarle pero pensando en ello ya se había acercado sigilosamente hacia la pequeña figura que avanzaba distraída delante de él. A una distancia mínima y antes de que aquella persona pudiese darse cuenta de que el le seguía llevo ambas manos a las curvas de la cintura ajena y con suave pero firma agarre, regreso sus brazos a su lugar teniendo por consecuencia que aquel delgado cuerpo se pegara al suyo. – Te van a robar si andas por aquí tan tarde bonita – Tanto su voz como sus palabras tenían ese dejo de advertencia, aunque quizá sus acciones contradecían por completo aquello, sin embargo no le importo eso y no soltó la cintura ajena ni puso mas distancia entre ambos, se quedo en aquella sugerente pose y solo se limito a bajar un poco mas el rostro, lo suficiente para que sus negros cabellos se rosaran un poco en la mejilla contraria.

Cuando sintió la estática del pequeño cuerpo que sostenía entre los brazos, río en su interior, su “travesura” había salido como la esperaba y había logrado asustar la rubia persona que no soltaba. Ahora le quedaba esperar como reaccionaria a lo siguiente aunque en realidad se daba una idea. Todas la personas eran diferentes si pero ante ese tipo de situaciones reaccionaban casi igual además de que las quejas que salían de entre los labios de aquella persona le hacían confirmarlo.
No es que tuviera todo pre dicho, obviamente no era así, por el contrario esperaba cualquier reacción mas no las tenia previstas fue por eso que la reciente risa de aquella pequeña persona si logro formarle un gesto de desconcierto en el rostro, sin embargo no dijo nada ante ello, se quedo como anteriormente estaba, quieto y sin soltar la cintura ajena de entre los brazos solo simplemente haciendo una leve presión mas pero de manera inconsciente ya que no es que fuera su intención el lastimarle solo el mantenerle bien afianzado. Tras su risa, vino la razón de ella, el de cabellos negros le había confundido con una chica. Aquello era la mar de divertido y de la misma manera que el ahora confirmado rubio, rio con algo de fuerza. – Pues, siendo así yo no tengo problema en robarte aunque no seas una chica – Dijo con diversión y no objeto ante las acciones del menor, por el contrario libero un poco la fuerza de sus brazos para dejar que este se moviera a voluntad eso claro dentro del rango que sus brazos abarcaban dejándole así delante del pequeño. – Por el contrario eres más linda que una –
Sonrío con picardía ante los ojos del menor y se daba una idea de lo que cualquiera en la situación del rubio pudiera pensar de él. Un ladrón, un secuestrador; esos “oficios” que realmente no eran de su interés aunque claro su interés estaba en el bello rostro que se escondía de manera infantil tras aquel juguete. Pero se estaba divirtiendo, desde la reacción del pequeño ante su agarre hasta el momento en el que él pregunto que era lo que se le ofrecía. No podía responder claramente a eso ya que lo único que se le ocurría y lo que realmente quería de aquel rubio era el divertirse pero era obvio que de diferente manera a la que cualquiera pudiese pensar si lo decía así como así fue por ello que una nueva idea llego a su cabeza y finalmente respondió. – Pues resulta que te haz topado con un ladrón, bonito… – Dijo casi secreteándoselo al pequeño y dejo que fuera solo una de sus manos la que afianzara la delgada cintura del menor para mantenerle quieto para que la otra tuviera la labor de quitarle de sus manos aquel juguete.
No sabía que reacción tendría el rubio al verse despojado de su pertenencia pero aun así llevo esta tras su propia espalda para ocultarlo de su vista. – Y uno muy malo… – Termino por añadir a su frase anterior con diversión y solo entonces soltó la cintura del menor y retrocedió unos pasos. – Pero hoy me siento benévolo y tu carita es bastante linda como para hacerla llorar, así que estoy dispuesto a…negociar el que te regrese tu juguete… – Sonrío con malicia y miro rápidamente alrededor de donde estaban ubicando de inmediato las bancas que decoraban el parque. Camino hacia una de ellas, una no muy lejana y ahí tomo asiento. Se sentó con calma y cómodamente, dejando que sus piernas se abrieran a sus anchas y con el juguete del rubio bien sostenido en una mano continuo. – Así que dime que me puedes ofrecer a cambio de que deje libre a tu oso…– Dijo mas como una orden que como una interrogante y ladeo el rostro un poco hacia la derecha enmarcando nuevamente esa sonrisa de picardía en su rostro mientras que estaba pendiente de lo que haría el menor ante aquella situación.

Sonrío internamente una vez que los pasos del rubio le llevaban a aproximarse a donde se había sentado. Se podría decir que había ganado una de las batallas no la guerra claro pero ahora tenia algo de vital importancia para seguir con su idea de diversión para ese momento y ese algo era la atención del menor y el objeto que despertaba esta, aquel juguete que sostenía con fuerza en su mano.
De ante mano esperaba los gestos de duda del rubio, era algo que cualquiera haría y sus acciones para representar sus nervios le parecían más que divertidos, pero mantenía el semblante serio en su rostro, se limitaba a reír en sus adentros mientras que le observaba. Con la mirada siguió cada acción contraria fue por ello que sus ojos bajaban al mismo tiempo que el cuerpo del pequeño lo hacia para sentarse directamente en el suelo; aquella posición ajena le hizo extrañarse mas no dijo nada al respecto, ahora ponía atención a las “ofertas” que le hacia el rubio a cambio de su juguete.
Por obvias razones ninguna era atractiva para él, diversión si, eso le causaba mera diversión. Lo infantil de sus palabras marcaba su tierno rostro y ahora realmente le parecía estar tratando con infante, podía reaccionar de muchas maneras ante sus ultimas palabras y de hecho varias ideas rondaban de inmediato en su cabeza pero no, aun no era tiempo de “moverse” para alguna acción, seguiría de momento con aquella negociación hasta que viera solo muy necesario el meter las manos. – Bueno, si eso es todo lo que tienes para ofrecerme, lamento decirte que no, nada de eso me convence bonito – Dejo salir un suspiro de resignación, claramente fingida pero que ayudaría para su cometido ya que lo siguiente que hizo fue llevar el oso bajo uno de los lados de su saco; metió el juguete en aquel lugar como si le estuviese guardando y se puso de pie.
Volteo a ver brevemente al rubio que yacía en el suelo y dejo que este observara la clara sonrisa infestada de malicia que atravesaba su rostro. – Así que creo que ahora ese juguete es mío ya que no tienes nada que me interese para recuperarlo – Se giro un paso, en dirección hacia donde había llegado y con el paso algo apresurado comenzó a caminar hacia la salida de aquel parque. No eran más que quizá alrededor de las 8 o 9 de la noche y el lugar ya era solo iluminado por los pequeños faros que se dedicaban únicamente a alumbrar el sendero en donde estaban las bancas y fue por ese mismo trayecto que regreso hasta la salida de aquel parque.
Iba a pasos rápidos si, pero no tanto como para que el pequeño le perdiese de vista, incluso hacia pequeñas pausas para que le fuera posible el ir detrás de él pero sin llegar a alcanzarle y si sentía sus pasos muy cerca, aceleraba el propio para evitarlo a toda costa ya que no dejaría que de momento le alcanzase. Así cruzo hasta la salida del parque y después de cruzarla volvió a doblar en la esquina de la manzana que abarcaba el parque y justo ahí al dar esa vuelta estaba su coche. Con una de sus manos saco del bolsillo de su pantalón las llaves y mientras se acercaba a su vehículo empezó a lanzarles al aire y luego a atraparlas en su mano; así las llevo hasta estar frente a la puerta del piloto y una vez ahí las uso rápidamente para abrir la puerta aunque de momento solo subiría, no iba a arrancar esperaba a que la figura del menor apareciera para hacerlo ya que estaba seguro de que iría tras él en busca de su pertenencia misma que oculto hábilmente en un pequeño cajón ubicado en el tablero del auto.
Ahora solo le restaba esperar y ver si el juguete que había robado era tan importante para el rubio como para seguirle hasta ese lugar y si así era, entonces tenia mas que una provechosa arma de su lado.

Una vez que en las ligeras luces de los faros que había en la calle se manifestó una pequeña sombre que doblaba en la esquina, una amplia sonrisa de regocijo apareció en sus labios. Su vista ahora se concentraba en el camino que aquella sombra seguía el cual era precisamente el costado de su auto, justo el del piloto donde él estaba. Sin quitar esa sonrisa, por el contrario ampliándola observo y también escucho los golpes propinados a su coche por las pequeñas manos del rubio. Esto no le molesto en lo mas mínimo, eso no tendría daños realmente y si así fuera poco le importaba tenia otro par de coches listos y exclusivos de él.
La voz del rubio era claramente audible para él, su replicas y reproches que venían acompañados de ella pero ante eso no hizo nada mas que reír en sus adentros. El “click” del pestillo de la puerta resonó dentro del auto y ello conllevo a que girara un poco su rostro. Realmente no había tenido ninguna intención de cerrar la puerta del coche o quizá lo había olvidado quien sabe de igual manera su atención ahora estaba en el cuerpo del menor que yacía en el suelo.
Medito un momento sobre el que hacer. Aun tenia muchas de sus ideas para con el pequeño por cumplir pero la personalidad infantil de este las estaban retrasando y esa no era idea, no es que tuviera prisa pero jugar al ladrón con el rubio se estaba tornando aburrido y debía cambiar la jugada para que no acabara así. Fue por esto y sin responder a la interrogante del menor que se inclino un poco hacia afuera del auto para alcanzar con su mano izquierda la palanca interna del coche, la afianza bien y regreso a su lugar para cerrar la puerta esta vez colocando el pestillo de la misma para evitar que la volviera a abrir. Le sonrío mirándole a través del cristal y bajo este lo suficiente para que su voz fuera audible al exterior.
Una vez hecho eso, se inclino esta vez a la derecha para alcanzar el seguro de la puerta del copiloto el cual si se encontraba cerrado pero que prosiguió por abrirle. Se acomodo nuevamente en su asiento y volvió la vista hacia el menor. – Bien se acabo el juego pequeño. No soy sutil, soy directo pero no es que te vaya a obligar, al menos no hoy que estoy de buen humor, o bueno quien sabe no te aseguro nada – Comenzó a hablar con voz tranquila a pesar de que la expresión de su rostro pese a que no era seria no dejaba de ser algo amenazante. – La verdad es que estoy aburrido y sé que vienes del cabaret carmín así que no le doy más rodeos. Te quiero a ti y a tu lindo cuerpo ya sea en el asiento trasero… – Señalo el lugar con la mirada y luego la volvió al menor. – Oh en mi la cama de mi habitación eso es lo que quiero a cambio de tu oso – Dijo firmemente y volvió la vista al panel del auto donde con una mano giro la llave para encender al motor. – Así que tu decides, vienes conmigo o te despides ahora de tu juguete – No era una interrogante eran las opciones que le daba y no le daría mucho tiempo se encargaba de darle cierta presión mental dándoles giros a la llave, haciendo sonar el motor con la intención de arrancar para acelerar la decisión del rubio.

El grito de suplica del menor por que esperase, le hizo detener aquellas amenazas por arrancar que hacia por asustarle. Nuevamente una sonrisa se inserto en sus labios y espero paciente a que el rubio subiera al auto. Realmente no pensó avanzar tanto tan rápido, había sido claro con lo que pedía y al subir el rubio al auto, se daba por hecho que accedía a lo que solicitaba.
Giro el rostro hacia su derecha para observar al pequeño que tenia al lado y si antes lo había pensado ahora era más que claro que, a pesar de no tener idea de la edad del menor se comportaba completamente como infante, eso le causo diversión y por otro lado era bastante excitante. No dijo nada ante la acción contraria de picar su brazo, simplemente observo por el rabillo del ojo esta acción por un momento y su atención volvió nuevamente hacia el rubio. – No, no te diré donde esta. Te lo devolveré cuando me hayas dado lo que quiero – Negó de principio con la cabeza a la vez que respondía con negativa ante aquella interrogante y luego, tras ver como el contacto visual entre ambos rostro era cortado por el menor una nueva interrogante le fue hecha.
–Porque estoy al tanto de lo que hiciste – Si, él había observado la travesura del rubio, esa que había hecho con la intención de escapar y ahora eso le daba una idea más. –No fue bueno lo que hiciste… – Empezó a hablar mientras se inclinaba en dirección del asiento del copiloto. Con su brazo derecho, rodeo la cabecera del asiento “abrazando” esta con el brazo y la mano del izquierdo se poso directamente en la rodilla del rubio. Tenía un contacto directo de la piel de esta gracias a la ropa que usaba y sin pudor o reprimirse empezó a subir desde su rodilla hasta su muslo, deteniéndose únicamente donde la costura de su prenda comenzaba. – Eso no fue nada bueno, me pregunto que te harían tus jefes si les digo que tú fuiste el causante de todo ese revuelo –
Había hecho una amenaza indirecta, le advertía el que podría acusarlo y esperaba que el menor no fuera tan distraído como para no darse cuenta, dio un apretón a su muslo y separo su mano de ese lugar rompiendo cualquier contacto. –Bien, yo di opciones pero… – Su oración quedo inconclusa y se acerca un poco mas hacia donde el menor estaba, lo suficiente para que su nariz llegara a sus cabellos. Aspiro con fuerza, para percibir el olor que desprendían aquellos rubios cabellos y subió y el rostro por entre ellos hasta quedarse sobre su cabeza donde movió el rostro de un lado a otro frotando su nariz en ese lugar. – Eres tentador y yo tengo mucho sin hacerlo en un auto… – Sonrío a sus anchas y descendió nuevamente su rostro hasta que sus labios quedaran en la pequeña oreja del rubio y justo en ese lugar soplo suavemente antes de frotar los labios contra el filo de ese lugar. –Así que tomare lo que quiero a cambio de tu juguete de una vez – Afirmo con voz firme, la cual fue directamente el oído del rubio.
Se alejo un poco para poder poner un pequeño seguro a todas las puertas con un pequeño botón ubicado bajo el volante del auto; ese seguro dejaba las puertas aseguradas y con ello por el momento y hasta que él lo quitara, solamente con las llaves del auto mismas que retiro y guardo en uno de los bolsillos del saco que llevaba, ninguno de los dos podría salir. Se medio levanto de su asiento y paso con algo de dificultad entre ambos delanteros para avanzar hacia la parte trasera del auto. Medio agachado para no llegar a golpear su cabeza se cruzo hacia el asiento de atrás y se sentó en la parte media de este. Coloco sus dos brazos sobre el respaldo, descansándolos en ese lugar y con el rostro ladeado, observando el asiento donde se encontraba el menor le llamo en un susurro. –Ven–

Sonrío de una manera muy leve tras el asentimiento del menor, realmente no esperaba una respuesta negativa de su parte para con su indicación y posterior a ello se dedico a esperar el acercamiento del rubio.
Movía sus dedos, un tanto ansiosos y de no haber tenido estos un tanto alerta no hubiera alcanzado a llevar sus manos a la cintura del rubio cuando este cayó tan repentinamente sobre él. Echo una ligera risa por aquella torpeza tan provechosa ya que no solo había acabado con la distancia de golpe si no que la posición que había optado el menor para acomodarse, le era por demás provechosa. Si aun tenia esa risa de diversión en su rostro, esta, no pudo haberse hecho aun mas amplia tras las palabras del rubio y con su cintura bien afianzada por sus manos dio un pequeño jalón de ese esbelto cuerpo para contra si, acercándole un poco mas. – Eso fue lo que dije. Pero no solo depende de mi bonito también depende de si obedeces correctamente o no – Seguía advirtiéndole realmente no quería que aquello se tornara de otra manera, ya que como iban las cosas se estaba divirtiendo a mares y no quería que eso se arruinara.
Se relamió los labios ante el rostro del rubio y empezó a subir por su cintura hasta fijar ambas manos abiertas sobre su espalda para así, lentamente comenzar a girar su cuerpo hacia la derecha a la vez que se empujaba contra el cuerpo del chico para llevarle lentamente a acostarse sobre el asiento. Le miro a los ojos, con esa sonrisa ladina insertada en sus labios y prosiguió por acomodarse sobre el rubio sin mover sus piernas, dejándolas a los lados de las propias para poder meterse entre las mismas. Saco sus manos de debajo del menor y dejo que una se apoyara en el asiento justo al lado de la cabeza del rubio y utilizo la otra para ir abriendo desde abajo su estorboso abrigo, lentamente y sin perder la vista de sus ojos. –Ahora porque no me cuentas algo de ti… –Empezó a decir con diversión al llegar al ultimo botón de arriba y siguió por usar la misma mano en abrir aquel abrigo que llevaba el chico para dejar a la vista las prendas que llevaba.
Tenia un buen espacio para acceder a su cuello y fue ahí a donde refugio su rostro. En ese cálido lugar oculto su rostro del menor y empezó por simplemente respirar sobre ese lugar y aspirar el perfume que desprendía su tibia piel. –Tu nombre, tu edad… –Sonrío y dio una fugaz lengüetada a su cuello. –Si te gusta que sean suaves, rudos, estar arriba o abajo…– Soplo suavemente sobre ese húmedo camino que había dejado y utilizo bien sus rodillas, apoyándolas por completo sobre el asiento para poder hacer uso de sus manos e ir sacando aquel abrigo de los brazos del rubio y base de algunos tirones sacarle por completo y dejarle caer de lado del asiento para después de ello encargarse que sus manos ahora subieran y bajaran por los delgados brazos del menor mientras repetía aquella acción de lamer su piel esta vez alternando el lado contrario a donde lo había hecho.

Definitivamente el escucharle responder a sus interrogantes le había hecho formar una sonrisa directamente sobre la piel del cuello del rubio eso y que al parecer pese a la situación no se había topado con alguien que se quedaría quieto pues ya sentía esa placentera frialdad en su oído que representaba el que el aliento del menor chocara con esa parte de su piel que él mismo se había encargado de humedecer. Se relamió los labios y sobre el camino húmedo que él había hecho en el cuello del rubio, empezó a repartir pequeños besos con los que empezaba a formar un camino que ascendía hacia una de las mejillas ajenas, ahí abrió la boca y dejo que una pequeña porción de su piel se introdujera a su boca para posteriormente cerrarle y darle una indolora mordida en aquella zona y solo hasta que sus dientes resbalaron de la piel del rubio dijo. –Vaya, quien diría que tu apariencia va en contra de cómo te gustan este tipo de cosas y sobre todo que a tu edad ya estés consiente de cómo te gusta que te lo den… – Levanto el rostro y miro el del rubio con una amplia sonrisa. –Pero bueno… no es mi intención juzgar mi única intención ahora… es tomar lo que quiero de ti… –
Agacho su rostro hacia el ajeno y poso los labios sobre los del menor. Con los ojos sobre los ajenos empezó a mordisquear estos sin llegar a lastimarle solo daba pequeñas mordidas y hacia que sus labios resbalaran de entre los dientes propios y durante un par de minutos esa era la única tarea de sus labios mientras que sus manos se habían retirado de los brazos del rubio y se habían dirigido directamente a los tirantes de esa especie de overol que llevaba puesto. Con algo de ansiedad bajo estos por los brazos ajenos e hizo que estos salieran de esos tirantes para dar paso a bajar esa prenda hasta su cadera, dejándole al descubierto la pequeña blusa blanca que llevaba.
Dejo el overol ahí y de inmediato fue a los botones de la blusa, de algún modo ya comenzaba a desear ver mas de esa blanquecina piel que poseía el rubio y la ropa de ambos empezaba a ser un estorbo bastante problemático, pero de momento solo se concentraría en quitar la del chico la suya podía esperar, lo que no podía esperar era ese deseo que tenia por probar de algún otro lado el sabor tan dulce que tenia el rubio. Abrió su pequeña y blanca blusa rápidamente y de un jalón con ambas manos dejo su pecho al descubierto.
Sus ojos, no podía negar que en ellos se había manifestado un ligero brillo de lasciva sobre todo cuando se encontraron con los rosados botones de su pecho y fue a ellos al primer lugar que acudieron sus labios. Tomo el izquierdo entre los dientes y empezó mordisquearlo, aun lo hacia suave como con sus labios pero, recordó las palabras del chico y no tenia por que negarle darle un poco de lo que le gustaba, después de todo había estado siendo demasiado cooperativo. Fue por ello que sus dientes se cerraron con fuerza sobre ese pezón que atendía y jalo bruscamente el rostro hacia atrás para hacer que esa rosada parte de la piel del menor se resbalara de entre sus dientes.
Ahora con las manos jalaba de su blusa y se encargo de sacarla para dejar ahora si, el torso ajeno completamente expuesto, a su disposición para mancillarlo y así lo haría, empezó con su otro pezón atendiéndolo de la misma manera que había hecho con el otro; lo mordía con fuerza y dejaba que sus dientes enrojecieran esa zona, que su saliva la humedeciera, pero por encima de ello que su tacto les endureciera. Dio un par de lengüetadas a cada uno y con la lengua fuera de su boca, se encamino a trazar un camino, un mojado camino por la mitad del pecho del rubio. Con la lengua dibujaba por entre su pecho, deslizándose por su abdomen y mientras que su lengua se encargaba de ello, sus manos empezaban a atacar toda la piel que había a la vista. Entre apretones, caricias deslices con los dedos, dejaba que sus uñas se adentraran un poco en aquella pálida piel y al momento de descender o ascender por ella, aparecían pequeños hilos rojos que entintaban el camino que sus manos iban recorriendo.
La ropa, la ropa que se estancaba en las caderas del menor era por demás estorbosa ahora que su lengua había llegado al ombligo del rubio y mientras que esa mojada parte de su propia anatomía empezaba a moverse en ese hueco del cuerpo ajeno, una de sus manos se quedo sobre el torso del menor, continuando con aquellas caricias y la otra, o mejor dicho, los dedos de la otra, se engancharon en el borde de aquel overol para empezar a jalonearlo e irlo bajando por sus largas piernas, dejándolo de momento en sus rodillas lo que le dio pie a que su lengua bajara un poco mas y apenas si se colara un poco bajo la costura de prenda interior teniendo así un ligero rose de la punta de esa con el de la ingle del rubio.

Su lengua comenzó un lento ir y venir de un lado a otro. Iba de izquierda a derecha lentamente, dibujando con su saliva el borde de la prenda ajena, dejando un camino húmedo por todo lo que representaba la parte superior de la ingle del menor y en un último recorrido cambio su lengua por pequeños besos que trazaron exactamente el mismo camino. Por supuesto, sentía los movimientos bajo su cuerpo pero tampoco es que fuera a limitarle o cuestionarle cada uno además estaban siendo de alguna manera provechosos ya que se dio cuenta de que el primero de ellos había servido para ayudarle a terminar de sacar aquella prenda que había dejado a medias.
Levanto la mirada buscando la del rubio y en la suya se mostraba un claro dejo de perversión ante aquello. Sin despegar sus ojos de los más claros continúo besando su abdomen y sus manos seguían explorando aquel nuevo cuerpo que tenia bajo el propio, subiendo, bajando, deslizándose por todos los lugares mas cálidos de su cuerpo; explorándole para memorizar con sus manos el pequeño cuerpo del rubio.
Su rostro bajo un poco mas justo por la parte media de su bajo vientre y en consecuencia su mentón dio un pequeño rose directamente a aquel bulto que representaba el miembro del rubio. Empezó a frotar los labios, de arriba abajo sobre aquel lugar, justo a la altura de la pelvis ajena para que su mentón imitara aquello de una manera casi inconsciente y fue justo sobre aquel lugar que un pequeño suspiro abandono sus labios. Aquella pierna ajena maniobraba entre las propias movimientos tan certeros sobre la entrepierna propia, estimulándole, provocándole de cierta manera ya que si antes sentía el ligero apretar de sus prendas, ahora esa presión se volvía incomoda para si.
Cerró los labios justo en el lugar donde los tenia, dando una leve mordida por encima de las prendas ajenas y aprovecho la misma para atrapar una porción de la tela de esta para echar su rostro hacia atrás e irla deslizando con la única intención de dejar mas de esa piel inexplorada a su vista. La tela resbalo de entre su dientes, ocasionado por un pequeño gemido que escapo de entre sus labios y ante aquello sonrío de manera leve volviendo la vista al menor con algo de complicidad ya que si bien se pudo haber esperado que él se negara a lo que hacia o que simplemente se quedara quieto “soportando” aquello ya que era la única opción que tenia para recuperar su pequeña pertenencia, pero el rubio por el contrario se encargaba de que él también empezara a disfrutarle.
Bajo la vista a la entrepierna del rubio y aquel anterior movimiento con su última prenda había logrado que esta bajara solo apenas un poco para que fuera solo la punta de su miembro la que se asomara por entre aquella ropa. Sus labios se relamieron un par de veces y antes de proseguir con lo que tenia en mente metió una de sus manos entre sus piernas al mismo tiempo que se acomodaba lo mejor posible de rodillas. Con su mano tomo el tobillo de aquella pierna que tentaba contra su entrepierna y la saco de ese lugar.
Levanto un poco por el tobillo la pierna ajena y con su otra mano se encargo de retirar el zapato y la media de esta, dejándole completamente desnuda. Sin soltar su tobillo, usándole aun para manipular su pierna, ladeo este un poco para frotar el costado de su pie en una de sus mejillas por un breve momento, antes de ladear un poco el rostro a la vez que asomaba su lengua para sobre ese costado de su pie, trazar un pequeño y húmedo camino que se empezaba a prolongar por el costado de su pantorrilla al mismo tiempo que iba agachándose de nuevo, dejando que aquella pierna queda colgando de uno de sus hombros. – Tienes piernas muy bonitas… ¿Te lo habían dicho? – Murmuro mientras sonreía pero sin mirar el rostro del rubio, su mirada estaba concentrada en su siguiente objetivo, aquella parte desnuda de su miembro que se asomaba por entre su prenda.
Su rostro, tras agacharse solo un poco mas alcanzo nuevamente ese cálido lugar y sin decir más dio un par de lengüetadas a la punta de su miembro. Solo entonces levanto la mirada buscando la del menor, o mejor dicho, buscando ver ese gesto de placer que turbaría su rostro en ese momento y sin perder vista de esos gestos abrió los labios y los cerro en torno al tronco del miembro del rubio apretando este con ellos por encima de la ropa. Una de sus manos fue en busca de la otra pierna del chico y la levanto de la misma manera para que cayera en el hombro contrario suyo.
Con esa posición sus manos se posaron directamente sobre los muslos ajenos y ahí se quedaron, apretando constantes veces ese lugar, subiendo y bajando pero no yendo más allá de eso, sus muslos. Sus labios continuaron apretando por todo lo que pudiera representar el miembro del rubio y después de tentarle un momento de esa manera subió para dar un pequeño apretón en su punta expuesta antes de levantar el rostro para mirarle y susurrar. – ¿Quieres que lo haga? ¿Uhmm? ¿Quieres que te tome primero con la boca? – Se relamió los labios un par de veces, mirando pendiente el rostro ajeno y apretó las manos sobre sus muslos antes de bajar nuevamente el rostro para tomar con los dientes aquella prenda interior y bajarla solo un tanto mas, permitiéndole ver el glande del menor en donde dio empezó a dar pequeñas y rápidas lamidas mientras esperaba ansioso la respuesta ajena.