Chiaro di Luna •Libre•
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Chiaro di Luna •Libre•
Había hecho una reservación en el Molino Rojo para después de trabajar. Ese día no tendría nada que hacer después de salir de la corte y podría darme un momento de libertad. Tampoco tendría alguna cita con los profesores de música así que podría pasarme la mitad de la tarde y quizá, solo quizá la noche en aquel lugar.
Mi reservación, no era difícil al menos a mi parecer, el sitio poseía una hermosa sala con un enorme y magnificente piano a disposición de quien supiese tocarlo, así que solo deseaba algo para beber y alguien que tocase el piano para mi. Relajarme si, y solo eso era suficiente para pasar el tiempo que tenia libre, un buen vino de aquel país, la buena música y una amena compañía.
No había pedido un género en especial, solo un empleado o empleada que supiera de música y que por supuesto no fuera tan “revoltoso” pero tampoco que fuera muy reservado. Ahora bien, esa “cita” era justamente a las siete en punto de la noche ni antes, ni después; yo saldría de mis labores justamente a las cinco de la tarde y tendría el tiempo suficiente para volver a mi apartamento y ponerme algo más cómodo aunque realmente lo único que hice fue dejar mi corbata y cambiar mi saco por uno mas ligero terminando con un pantalón liso negro la camisa que llevaba del mismo color y un saco mas ligero en un tono grisáceo que de momento no me puse, solo lo deje colgando de uno de mis brazos.
Al lugar, llegue faltando un cuarto para la hora de mi reservación, no es que mi intención fuera el llegar antes, solo era una vieja maña mía, atribuida al trabajo que sin importar que llegaba antes de la hora de alguna cita. Bueno eso no tenía importancia.
Al entrar al lobby, ya estaba uno de sus tantos y bellos empleados esperando mi llegada para guiarme al lugar. Avance por el sitio como se me guiaba y siempre era la misma impresión que me había dado desde el primer día que pise el lugar, el de un sitio lleno de música, belleza, buen vino y placer teñido de carmín. Me gustaba, ese sitio me gustaba y ahora tenia la oportunidad de visitar esa habitación que guardaba un instrumento muy apreciado por mi.
Al llegar al lugar, aquel empleado se retiro únicamente tras abrir la puerta para mí. Había llegado temprano y mi compañía aun no estaba en el sitio pero bien, eso era por mi extrema puntualidad para llegar así que avance para tomar un buen lugar, uno desde donde no perdiera vista del piano y de claro, la persona que tocaría para mí. Había vinos y aperitivos en una mesa pero de momento mi atención estaba en la magnificencia de aquel instrumento.
No pude evitar, ni quería hacerlo realmente el acercarme a ese piano y tocar por mi mismo el material con el que estaba hecho así que esa fue la razón por la que termine en aquel banco que estaba a su frente. Tome asiento y levante mi mano izquierda hacia las teclas del piano y con el dedo medio de ella, comencé a hacer sonar un simple do, re, mi… mientras que esperaba a mi compañía.
Mi reservación, no era difícil al menos a mi parecer, el sitio poseía una hermosa sala con un enorme y magnificente piano a disposición de quien supiese tocarlo, así que solo deseaba algo para beber y alguien que tocase el piano para mi. Relajarme si, y solo eso era suficiente para pasar el tiempo que tenia libre, un buen vino de aquel país, la buena música y una amena compañía.
No había pedido un género en especial, solo un empleado o empleada que supiera de música y que por supuesto no fuera tan “revoltoso” pero tampoco que fuera muy reservado. Ahora bien, esa “cita” era justamente a las siete en punto de la noche ni antes, ni después; yo saldría de mis labores justamente a las cinco de la tarde y tendría el tiempo suficiente para volver a mi apartamento y ponerme algo más cómodo aunque realmente lo único que hice fue dejar mi corbata y cambiar mi saco por uno mas ligero terminando con un pantalón liso negro la camisa que llevaba del mismo color y un saco mas ligero en un tono grisáceo que de momento no me puse, solo lo deje colgando de uno de mis brazos.
Al lugar, llegue faltando un cuarto para la hora de mi reservación, no es que mi intención fuera el llegar antes, solo era una vieja maña mía, atribuida al trabajo que sin importar que llegaba antes de la hora de alguna cita. Bueno eso no tenía importancia.
Al entrar al lobby, ya estaba uno de sus tantos y bellos empleados esperando mi llegada para guiarme al lugar. Avance por el sitio como se me guiaba y siempre era la misma impresión que me había dado desde el primer día que pise el lugar, el de un sitio lleno de música, belleza, buen vino y placer teñido de carmín. Me gustaba, ese sitio me gustaba y ahora tenia la oportunidad de visitar esa habitación que guardaba un instrumento muy apreciado por mi.
Al llegar al lugar, aquel empleado se retiro únicamente tras abrir la puerta para mí. Había llegado temprano y mi compañía aun no estaba en el sitio pero bien, eso era por mi extrema puntualidad para llegar así que avance para tomar un buen lugar, uno desde donde no perdiera vista del piano y de claro, la persona que tocaría para mí. Había vinos y aperitivos en una mesa pero de momento mi atención estaba en la magnificencia de aquel instrumento.
No pude evitar, ni quería hacerlo realmente el acercarme a ese piano y tocar por mi mismo el material con el que estaba hecho así que esa fue la razón por la que termine en aquel banco que estaba a su frente. Tome asiento y levante mi mano izquierda hacia las teclas del piano y con el dedo medio de ella, comencé a hacer sonar un simple do, re, mi… mientras que esperaba a mi compañía.
Daisuke- Cliente
Re: Chiaro di Luna •Libre•
Me encontraba en mi habitación, arreglándome para el día de "trabajo" que tendría hoy en el cual lo más seguro era que me tocaría estar en el área de restaurantes lo cual podía decir que era la más tranquila de las asignaciones que me habían tocado a lo largo de mi estadía en el Moulin Rouge. Cuando de repente el sonar de mi puerta hizo que me alarmara un poco, para luego solo darme cuenta que era una de mis compañeras la cual me indicaba que aquel día tendría que estar en punto de las 7 de la noche, y no solo eso...si no que un cliente estaría ahí con ciertas especificaciones entre ellas me dijeron que quería ver a alguien con cierto talento musical.
Así que apresuradamente y mirando el reloj cada que podía, terminé de vestirme con un típico "corset" que siempre usaba que tenía en la parte superior unas hombreras. Llevaba también una corta falda con ligeros en esta, pero mis piernas eran casi invisibles gracias a las grandes y largas botas que me cubrían.
Luego de eso me dirigí a mi closet en búsqueda de mi preciada guitarra que había traído conmigo...pero esta simplemente no estaba!
Algo apurado con el tiempo pues mi reloj ya marcaba las 6:45 me apresuré a salir de mi habitación, abriendo todas las puertas a mi paso para buscar mi guitarra, preguntando a todo aquel que viera por esta, aunque no recibía respuesta alguna.
6:50 ya eran y yo aún me encontraba en la parte superior del Moulin, y sabiendo la cantidad de gente que se encontraría abajo lo más seguro era que mi camino se viera interrumpido por más de uno y terminara llegando tarde. Así que ya sin preocuparme por el momento por aquel instrumento, emprendí el paso...bueno en realidad salí corriendo desde donde estaba hasta la sala de música, sin importarme que en mi camino chocara con más de un persona.
Mi camino fue si bastante atropellado pero valio la pena aquello, pues justo al llegar a la puerta de aquel salón, escuche como el reloj marcaba exactamente las 7:00 pm en punto.
Suspiré aliviado y acomodé un poco mi cabello, retirandolo de mis ojos para así entre abrir la puerta. -B-buenas...- mi voz se escuchaba suave...quizás demasiado para ser escuchada, así que poco a poco me fui adentrando sin querer perturbar a aquella persona.- Ñam...Buenas noches...- levanté un poco mi voz, dando unos pasos adelante y luego otros hacia atrás cuando su mirada encontró la mía.- Soy San y...si usted me lo permite...seré yo quien lo atienda esta noche.- formulé mi mejor sonrisa en mis labios antes de inclinar mi cuerpo en forma de una reverencia, manteniendo siempre la vista fija en él ya que me había colocado junto al piano.
Ahí me quedé quieto, solo observándolo fijamente y mirando de soslayo solamente aquel enorme piano frente a él, maravillandome por la hermosura de este.-
Así que apresuradamente y mirando el reloj cada que podía, terminé de vestirme con un típico "corset" que siempre usaba que tenía en la parte superior unas hombreras. Llevaba también una corta falda con ligeros en esta, pero mis piernas eran casi invisibles gracias a las grandes y largas botas que me cubrían.
Luego de eso me dirigí a mi closet en búsqueda de mi preciada guitarra que había traído conmigo...pero esta simplemente no estaba!
Algo apurado con el tiempo pues mi reloj ya marcaba las 6:45 me apresuré a salir de mi habitación, abriendo todas las puertas a mi paso para buscar mi guitarra, preguntando a todo aquel que viera por esta, aunque no recibía respuesta alguna.
6:50 ya eran y yo aún me encontraba en la parte superior del Moulin, y sabiendo la cantidad de gente que se encontraría abajo lo más seguro era que mi camino se viera interrumpido por más de uno y terminara llegando tarde. Así que ya sin preocuparme por el momento por aquel instrumento, emprendí el paso...bueno en realidad salí corriendo desde donde estaba hasta la sala de música, sin importarme que en mi camino chocara con más de un persona.
Mi camino fue si bastante atropellado pero valio la pena aquello, pues justo al llegar a la puerta de aquel salón, escuche como el reloj marcaba exactamente las 7:00 pm en punto.
Suspiré aliviado y acomodé un poco mi cabello, retirandolo de mis ojos para así entre abrir la puerta. -B-buenas...- mi voz se escuchaba suave...quizás demasiado para ser escuchada, así que poco a poco me fui adentrando sin querer perturbar a aquella persona.- Ñam...Buenas noches...- levanté un poco mi voz, dando unos pasos adelante y luego otros hacia atrás cuando su mirada encontró la mía.- Soy San y...si usted me lo permite...seré yo quien lo atienda esta noche.- formulé mi mejor sonrisa en mis labios antes de inclinar mi cuerpo en forma de una reverencia, manteniendo siempre la vista fija en él ya que me había colocado junto al piano.
Ahí me quedé quieto, solo observándolo fijamente y mirando de soslayo solamente aquel enorme piano frente a él, maravillandome por la hermosura de este.-
San~- Latón
- Humor : >///< mm depende~
Re: Chiaro di Luna •Libre•
Mi dedo iba y venia sobre las teclas dueñas de aquellas notas y mis ojos estaban claramente fijos en como estas bajaban al ser presionadas por mi dedo y claro mis oídos estaban concentrados en escuchar el sonido que salía de ellas. Aunque claro era un tono simple quizá demasiado simple, no era una melodía eran simples notas sueltas pero disfrutaba de escucharlas.
No estaba cuidando la hora, no veía la necesidad de hacerlo, después de todo quien fuera el elegido o elegida para atenderme tenia que ser puntual por obligación. A pesar de estar tan concentrado en esa tarea de mis dedos no pase por alto la nueva presencia en la habitación, sin embargo mientras no hiciera ruido mientras yo continuaba no habría problema, pero ese silencio entre las teclas y el ambiente del lugar se vio roto por la voz de aquella nueva persona que invadía aquel espacio.
Levante la mano contraria propia y la levante dirigiéndole la palma de ella, indicándole que guardara silencio, sin levantar la vista, solo observando mis dedos y escuchando las notas que estos creaban en aquel piano y entonces de un rápido movimiento, presione mi dedo por todas las teclas del piano al tiempo que cerraba los ojos para disfrutar de ese sonido que se manifestaba ante ello.
Al terminar aquella maña mía, me levante y solo entonces observe al muchacho que compartía la habitación conmigo. Bien, tenía a un niño a mi servicio. Mis ojos se instalaron de inmediato en su rostro y luego con la mirada busque sus manos. – Buenas noches – Respondí finalmente su saludo y me aleje de aquel instrumento para acercarme un poco mas a las mesas, recordando el sitio que había escogido para admirar aquel piano y por supuesto el capricho que deseaba que me cumplieran.
Antes de tomar asiento tome una de las botellas, una de vino blanco y por supuesto una larga y fina copa de cristal. Con aquello en mi mano, solo entonces tome asiento. No me costo destapar aquella botella y serví solo un poco en la copa que sostenía para posterior, dejar la botella de lado. – Muy bien San ¿Cierto? – No había escuchado mal su nombre ni le había restado importancia a sus palabras a pesar de estar concentrado en aquello, la pregunta era meramente para aclarar. – Soy Daisuke a quien atenderás en esta ocasión. No creo necesitar dar mas explicaciones, ya que estas las di al hacer la reservación así que sé que estas consciente de lo que tienes que hacer ahora. –
Me acomode lo mas cómodo en mi lugar y solo le mire por un momento de reojo antes de volver la vista a enfrente, directo al piano y ahí deje mis ojos a la vez que mi mano que sostenía la copa de aquel vino se movía en un ritmo suave agitando un poco el liquido que había en ella antes de darle un pequeño sorbo.
No estaba cuidando la hora, no veía la necesidad de hacerlo, después de todo quien fuera el elegido o elegida para atenderme tenia que ser puntual por obligación. A pesar de estar tan concentrado en esa tarea de mis dedos no pase por alto la nueva presencia en la habitación, sin embargo mientras no hiciera ruido mientras yo continuaba no habría problema, pero ese silencio entre las teclas y el ambiente del lugar se vio roto por la voz de aquella nueva persona que invadía aquel espacio.
Levante la mano contraria propia y la levante dirigiéndole la palma de ella, indicándole que guardara silencio, sin levantar la vista, solo observando mis dedos y escuchando las notas que estos creaban en aquel piano y entonces de un rápido movimiento, presione mi dedo por todas las teclas del piano al tiempo que cerraba los ojos para disfrutar de ese sonido que se manifestaba ante ello.
Al terminar aquella maña mía, me levante y solo entonces observe al muchacho que compartía la habitación conmigo. Bien, tenía a un niño a mi servicio. Mis ojos se instalaron de inmediato en su rostro y luego con la mirada busque sus manos. – Buenas noches – Respondí finalmente su saludo y me aleje de aquel instrumento para acercarme un poco mas a las mesas, recordando el sitio que había escogido para admirar aquel piano y por supuesto el capricho que deseaba que me cumplieran.
Antes de tomar asiento tome una de las botellas, una de vino blanco y por supuesto una larga y fina copa de cristal. Con aquello en mi mano, solo entonces tome asiento. No me costo destapar aquella botella y serví solo un poco en la copa que sostenía para posterior, dejar la botella de lado. – Muy bien San ¿Cierto? – No había escuchado mal su nombre ni le había restado importancia a sus palabras a pesar de estar concentrado en aquello, la pregunta era meramente para aclarar. – Soy Daisuke a quien atenderás en esta ocasión. No creo necesitar dar mas explicaciones, ya que estas las di al hacer la reservación así que sé que estas consciente de lo que tienes que hacer ahora. –
Me acomode lo mas cómodo en mi lugar y solo le mire por un momento de reojo antes de volver la vista a enfrente, directo al piano y ahí deje mis ojos a la vez que mi mano que sostenía la copa de aquel vino se movía en un ritmo suave agitando un poco el liquido que había en ella antes de darle un pequeño sorbo.
Daisuke- Cliente
Re: Chiaro di Luna •Libre•
Dí un leve salto de sorpresa ante su acción la cual claramente me indicaba que guardara silencio y que esperara a que él terminara de tocar el piano para decir algo más. Así que de inmediato me cubrí los labios con mis dos manos y solo observé el camino que trazaban sus dedos en el piano, viendo la delicadeza con la que esas notas que quizás eran tocadas al azar eran golpeadas hasta producir hermosos sonidos.
Pero pronto levanté de golpe mi mirada cuando note que se ponía de pie, así que rápidamente coloqué mis manos a los costados de mi cuerpo, llegando a jugar distraídamente con los ligeros que colgaban de mis pantalones. No quise repetir el saludo de antes, así que de igual manera lo observé en silencio, notando como iba hacia una mesa convenientemente ubicada frente al piano, la cual le daba total visibilidad a este.
- Así es...San, es un placer conocerlo Daisuke-sama- murmuré con varios asentimientos de cabeza y una ligera reverencia cuando dio a entender lo que debería de hacer ahora. Con esta idea en la cabeza me dí una media vuelta para volver hacia el piano, pero nunca ignorando la presencia del otro ya que de vez en cuando volteaba mi cabeza para alternar miradas entre la majestuosidad del instrumento y él.
Estiré mi mano derecha hacia las teclas, presionando una tras otra hasta encontrar un acorde que tuviera la melodía indicada, esto mientras que recordaba en mi mente alguna canción que me fuera útil en esos momentos.
Debía de reconocer que tocar el piano no era mi fuerte al contrario de la guitarra, y que a pesar de que tenía bastantes conocimientos al leer las notas o incluso componer alguna canción, de vez en cuando cometía errores en la ejecución en el piano. Pero al ser esto una "orden" no dude en hacer mi mejor esfuerzo y tomar asiento al fin en el banquillo del piano, apoyando mis dos manos sobre las teclas centrales.
-Si gusta que toque algo diferente, solo pídalo...- volteé al fin mi rostro hacia él, dedicándole una ligera sonrisa antes de comenzar a tocar una de las canciones que más recordaba.
Pero pronto levanté de golpe mi mirada cuando note que se ponía de pie, así que rápidamente coloqué mis manos a los costados de mi cuerpo, llegando a jugar distraídamente con los ligeros que colgaban de mis pantalones. No quise repetir el saludo de antes, así que de igual manera lo observé en silencio, notando como iba hacia una mesa convenientemente ubicada frente al piano, la cual le daba total visibilidad a este.
- Así es...San, es un placer conocerlo Daisuke-sama- murmuré con varios asentimientos de cabeza y una ligera reverencia cuando dio a entender lo que debería de hacer ahora. Con esta idea en la cabeza me dí una media vuelta para volver hacia el piano, pero nunca ignorando la presencia del otro ya que de vez en cuando volteaba mi cabeza para alternar miradas entre la majestuosidad del instrumento y él.
Estiré mi mano derecha hacia las teclas, presionando una tras otra hasta encontrar un acorde que tuviera la melodía indicada, esto mientras que recordaba en mi mente alguna canción que me fuera útil en esos momentos.
Debía de reconocer que tocar el piano no era mi fuerte al contrario de la guitarra, y que a pesar de que tenía bastantes conocimientos al leer las notas o incluso componer alguna canción, de vez en cuando cometía errores en la ejecución en el piano. Pero al ser esto una "orden" no dude en hacer mi mejor esfuerzo y tomar asiento al fin en el banquillo del piano, apoyando mis dos manos sobre las teclas centrales.
-Si gusta que toque algo diferente, solo pídalo...- volteé al fin mi rostro hacia él, dedicándole una ligera sonrisa antes de comenzar a tocar una de las canciones que más recordaba.
- Spoiler:
San~- Latón
- Humor : >///< mm depende~
Re: Chiaro di Luna •Libre•
Mi vista estaba en la copa de vino. Mirando minuciosamente ese licor que se movía dentro del fino cristal. Había degustado ya su sabor y bastaba para con ello repetir en mi cabeza “delicioso” por ello tenia mi atención. Era necesario de ese tipo de cosas para tenerla, las cosas bellas, inigualables eran mi debilidad, por ello la buena música lograba enviciarme rápidamente.
Si la música que tocara aquel pelinegro era buena, se ganaría mi atención inmediata, si no, mi vista continuaría concentrada en la copa y mis oídos enfocados en los lejanos sonidos de risas y conversaciones de las habitaciones continuas a donde estábamos. Un sorbo más y la copa iba por la mitad y junto con ello el sonido de unas teclas tocadas al azar. –De acuerdo. Pero anda, toca, toca…- Dije sin levantar la vista de mi copa y con la mano que se encontraba suelta le hacia señas para que se apresurara.
La melodía había comenzado y con ella mi mano con la copa se había empezado a mover. Así como el ritmo de la canción iba rápido, suave, lento… y se intercalaba entre cada movimiento de sus manos. Bien era una buena melodía debía admitirlo y eso me llevo a levantar la mirada únicamente para posarla en el rostro del pequeño.
Apacible, fue lo primero que me vino a la mente, sus ojos estaban cerrados y la única expresión que había en su rostro era una leve sonrisa. Quede en silencio como buen público y espere paciente a que la melodía llegara a su fin para decir algo. Deje la copa de lado, sobre la mesa tras haber bajado un poco más de la mitad de aquel fino licor y tras ello, entrelace los dedos de mis manos al tiempo que cruzaba suavemente las piernas y coloque mis manos entrelazadas sobre la rodilla que quedaba en alto.- Muy buena melodía, San.- Un pequeño elogio a nadie le hacia mal, y se podría decir que era bien merecido.- Ahora, compláceme con algo aun mas rápido. Con algo que entre en el ambiente de sensualidad de este lugar.- Dije mientras observaba el sitio, llevando mis ojos de un lado a otro antes de posarlos nuevamente sobre mis manos, volvería a aplicar lo mismo, solo hasta que la melodía de sus dedos me llamara, volvería a levantar la vista para dedicársela.
Si la música que tocara aquel pelinegro era buena, se ganaría mi atención inmediata, si no, mi vista continuaría concentrada en la copa y mis oídos enfocados en los lejanos sonidos de risas y conversaciones de las habitaciones continuas a donde estábamos. Un sorbo más y la copa iba por la mitad y junto con ello el sonido de unas teclas tocadas al azar. –De acuerdo. Pero anda, toca, toca…- Dije sin levantar la vista de mi copa y con la mano que se encontraba suelta le hacia señas para que se apresurara.
La melodía había comenzado y con ella mi mano con la copa se había empezado a mover. Así como el ritmo de la canción iba rápido, suave, lento… y se intercalaba entre cada movimiento de sus manos. Bien era una buena melodía debía admitirlo y eso me llevo a levantar la mirada únicamente para posarla en el rostro del pequeño.
Apacible, fue lo primero que me vino a la mente, sus ojos estaban cerrados y la única expresión que había en su rostro era una leve sonrisa. Quede en silencio como buen público y espere paciente a que la melodía llegara a su fin para decir algo. Deje la copa de lado, sobre la mesa tras haber bajado un poco más de la mitad de aquel fino licor y tras ello, entrelace los dedos de mis manos al tiempo que cruzaba suavemente las piernas y coloque mis manos entrelazadas sobre la rodilla que quedaba en alto.- Muy buena melodía, San.- Un pequeño elogio a nadie le hacia mal, y se podría decir que era bien merecido.- Ahora, compláceme con algo aun mas rápido. Con algo que entre en el ambiente de sensualidad de este lugar.- Dije mientras observaba el sitio, llevando mis ojos de un lado a otro antes de posarlos nuevamente sobre mis manos, volvería a aplicar lo mismo, solo hasta que la melodía de sus dedos me llamara, volvería a levantar la vista para dedicársela.
Daisuke- Cliente
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