Warten in der Mitte einer Melodie (priv Gackt-sama)
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Warten in der Mitte einer Melodie (priv Gackt-sama)
“Que debería ponerme…” Pensaba el chico de cabellos azabaches sentado al pie de su cama frente a un largo espejo de cuerpo completo. Había recibido algo así como una invitación para ir a conocer personalmente a uno de sus jefes, no sabía si estar entusiasmado, nervioso, preocupado, etc. Pero igualmente ese día en particular era toda una maraña de sensaciones.
Observaba la ropa que tenia perfectamente acomodada en su pequeño closet y se sobreponía las prendas mientras se miraba en el espejo, tratando de tomar una decisión acerca del atuendo que usaría aquel día. Finalmente se decidió y pudo ir a darse un baño, llevándose las cosas que se pondría y una toalla para secarse el cuerpo. Aun tras el baño dudaba un poco del atuendo y es que por alguna razón la impresión que daría le importaba bastante. Termino de secarse el cuerpo y fue colocando su ropa aun algo dubitativo, empezando por la ropa interior, un pequeño Short, una camisa que le hacía juego, una corbata lisa en color rosado, un saco de manga corta al igual que la camisa, unas largas calcetas de color negro, un pequeño “adorno” para el cabello y hasta el final dejo los zapatos que hacían juego con el vestuario. Mientras se daba una última mirada en el espejo para estar seguro de que estaba arreglado correctamente pensaba cual sería la hora pertinente para ir a ‘visitar’ a Gackt sama. Se sentó nuevamente a la orilla de su cama terminando por llegar a la conclusión de que el horario nocturno era prácticamente cuando mejor Vivian su vida; tanto él como empleado como Gackt sama como jefe.
Salió de su habitación en dirección al restaurante, su lugar preferido para servir y estuvo un rato allí prácticamente perdiendo el tiempo hasta que la hora que pensaba indicada para tal encuentro llegara. Se dirigió hasta la salida del cabaret, lugar donde fue detenido ya que por lo regular los empleados de su rango no salían a prestar sus servicios y tras explicar el lugar a donde iba y a quien iba a ‘visitar’ prácticamente lo condujeron hasta un coche que le llevaría a la dirección donde residían sus jefes y se asegurarían de que no fuese a tratar de escapar.
A Hirari no le molesto aquello, de hecho le facilitaban la llegada a el lugar que deseaba ir. Dentro del coche y ya de camino al Penthouse de sus jefes, se distraía con la vista tras la ventana del carro, tal vez deseando en esos instantes poder recorrer el mundo entero con libertad aunque sabiendo que aquello podría ser un sueño bastante difícil de alcanzar. Soltó un suspiro contra el cristal de la ventana y espero aun bastante nervioso el llegar hasta el lugar deseado. Finalmente el coche se detuvo frente a un enorme edificio en el que debía aceptar sintió un poco de miedo de entrar, mordió su labio inferior con muy poca fuerza y tan solo como un reflejo de su nerviosismo para luego de ello irse adentrando en aquella lujosa construcción teniendo como objetivo el penthouse donde Gackt sama residía. Iba caminando con los nervios a todo lo que daban y jugando con sus dedos llenándose de mil y un pensamientos que le hacían dudar sobre su visita.
Se fijo en el reloj que llevaba en la muñeca el cual marcaba 10 para las 8:00pm; justamente se había detenido frente a la puerta del lujoso penthouse y se mentalizaba a si mismo "Bueno ya estás aquí… solo hay que tocar… todo saldrá bien…” Se repetía una y otra vez hasta que finalmente hizo un movimiento con su cabeza asintiendo a sus propios pensamientos y tras ello toco el timbre de aquel lugar, sonriendo nerviosamente a la persona que le había abierto, quien por obvias razones sabía que no sería a quien iba a ver.
La persona quien le abrió explico que Gackt sama no se encontraba así que tendría que esperarlo y ya que se suponía debía sorprenderle con el lugar que elegiría para su encuentro, se fue adentrando lentamente en el enorme penthouse observando algo embobado la elegancia del lugar. El sirviente preguntaba donde querría esperarlo pero Hirari no tenía ni idea, ya que si bien no conocía la casa del otro y tampoco sus gustos, lo único que le quedaba era apegarse a sus propios gustos y deducciones.
Tras un momento de observar el lugar, de lejos pudo lograr percibir con la mirada lo que parecía ser un piano y sin pensarlo demasiado, supo exactamente donde le esperaría. Contesto la pregunta de la servidumbre sabiendo que su principal objetivo era informarle a Gackt sama acerca de su invitado y donde le esperaría, cosa que de algún modo le hizo sentirse… ¿confiado?. Camino lentamente por el lugar, pasando por algunas llamativas habitaciones, pero centrando su mirada solo en aquel pedazo de piano que alcanzaba a verse.
Finalmente llego a aquella llamativa habitación que ciertamente tenia encanto solo por el instrumento que ‘guardaba’ y subió los pequeños escalones de piedra que le conducirían hasta el piano. Observo este durante unos instantes algo fascinado y aunque nunca había aprendido a tocarlo, recordaba las lecciones que sus primos alguna vez habían tomado y de las mismas tenia ciertas notas grabadas en su cabeza.
Inconscientemente se sentó en el pequeño banquillo frente al piano y llevo sus manos traviesas como las de un niño; a acariciar las teclas el piano, aun sin presionar ninguna, solo pasando las yemas de sus dedos por encima de estas sin poder evitar el que una tímida sonrisa se asomara en sus labios. Recordó algunas notas de fur elise de Beethoven y trato de tocarlas, buscando que el tono de las notas que tocaba pudieran parecerse un poco a melodía o ser al menos reconocibles; así por unos momentos llegando a olvidarse del lugar donde se encontraba.
Observaba la ropa que tenia perfectamente acomodada en su pequeño closet y se sobreponía las prendas mientras se miraba en el espejo, tratando de tomar una decisión acerca del atuendo que usaría aquel día. Finalmente se decidió y pudo ir a darse un baño, llevándose las cosas que se pondría y una toalla para secarse el cuerpo. Aun tras el baño dudaba un poco del atuendo y es que por alguna razón la impresión que daría le importaba bastante. Termino de secarse el cuerpo y fue colocando su ropa aun algo dubitativo, empezando por la ropa interior, un pequeño Short, una camisa que le hacía juego, una corbata lisa en color rosado, un saco de manga corta al igual que la camisa, unas largas calcetas de color negro, un pequeño “adorno” para el cabello y hasta el final dejo los zapatos que hacían juego con el vestuario. Mientras se daba una última mirada en el espejo para estar seguro de que estaba arreglado correctamente pensaba cual sería la hora pertinente para ir a ‘visitar’ a Gackt sama. Se sentó nuevamente a la orilla de su cama terminando por llegar a la conclusión de que el horario nocturno era prácticamente cuando mejor Vivian su vida; tanto él como empleado como Gackt sama como jefe.
Salió de su habitación en dirección al restaurante, su lugar preferido para servir y estuvo un rato allí prácticamente perdiendo el tiempo hasta que la hora que pensaba indicada para tal encuentro llegara. Se dirigió hasta la salida del cabaret, lugar donde fue detenido ya que por lo regular los empleados de su rango no salían a prestar sus servicios y tras explicar el lugar a donde iba y a quien iba a ‘visitar’ prácticamente lo condujeron hasta un coche que le llevaría a la dirección donde residían sus jefes y se asegurarían de que no fuese a tratar de escapar.
A Hirari no le molesto aquello, de hecho le facilitaban la llegada a el lugar que deseaba ir. Dentro del coche y ya de camino al Penthouse de sus jefes, se distraía con la vista tras la ventana del carro, tal vez deseando en esos instantes poder recorrer el mundo entero con libertad aunque sabiendo que aquello podría ser un sueño bastante difícil de alcanzar. Soltó un suspiro contra el cristal de la ventana y espero aun bastante nervioso el llegar hasta el lugar deseado. Finalmente el coche se detuvo frente a un enorme edificio en el que debía aceptar sintió un poco de miedo de entrar, mordió su labio inferior con muy poca fuerza y tan solo como un reflejo de su nerviosismo para luego de ello irse adentrando en aquella lujosa construcción teniendo como objetivo el penthouse donde Gackt sama residía. Iba caminando con los nervios a todo lo que daban y jugando con sus dedos llenándose de mil y un pensamientos que le hacían dudar sobre su visita.
Se fijo en el reloj que llevaba en la muñeca el cual marcaba 10 para las 8:00pm; justamente se había detenido frente a la puerta del lujoso penthouse y se mentalizaba a si mismo "Bueno ya estás aquí… solo hay que tocar… todo saldrá bien…” Se repetía una y otra vez hasta que finalmente hizo un movimiento con su cabeza asintiendo a sus propios pensamientos y tras ello toco el timbre de aquel lugar, sonriendo nerviosamente a la persona que le había abierto, quien por obvias razones sabía que no sería a quien iba a ver.
La persona quien le abrió explico que Gackt sama no se encontraba así que tendría que esperarlo y ya que se suponía debía sorprenderle con el lugar que elegiría para su encuentro, se fue adentrando lentamente en el enorme penthouse observando algo embobado la elegancia del lugar. El sirviente preguntaba donde querría esperarlo pero Hirari no tenía ni idea, ya que si bien no conocía la casa del otro y tampoco sus gustos, lo único que le quedaba era apegarse a sus propios gustos y deducciones.
Tras un momento de observar el lugar, de lejos pudo lograr percibir con la mirada lo que parecía ser un piano y sin pensarlo demasiado, supo exactamente donde le esperaría. Contesto la pregunta de la servidumbre sabiendo que su principal objetivo era informarle a Gackt sama acerca de su invitado y donde le esperaría, cosa que de algún modo le hizo sentirse… ¿confiado?. Camino lentamente por el lugar, pasando por algunas llamativas habitaciones, pero centrando su mirada solo en aquel pedazo de piano que alcanzaba a verse.
- Spoiler:
Finalmente llego a aquella llamativa habitación que ciertamente tenia encanto solo por el instrumento que ‘guardaba’ y subió los pequeños escalones de piedra que le conducirían hasta el piano. Observo este durante unos instantes algo fascinado y aunque nunca había aprendido a tocarlo, recordaba las lecciones que sus primos alguna vez habían tomado y de las mismas tenia ciertas notas grabadas en su cabeza.
Inconscientemente se sentó en el pequeño banquillo frente al piano y llevo sus manos traviesas como las de un niño; a acariciar las teclas el piano, aun sin presionar ninguna, solo pasando las yemas de sus dedos por encima de estas sin poder evitar el que una tímida sonrisa se asomara en sus labios. Recordó algunas notas de fur elise de Beethoven y trato de tocarlas, buscando que el tono de las notas que tocaba pudieran parecerse un poco a melodía o ser al menos reconocibles; así por unos momentos llegando a olvidarse del lugar donde se encontraba.
°Hirari°- Latón
Re: Warten in der Mitte einer Melodie (priv Gackt-sama)
Particularmente ese día me había puesto a revisar a las nuevas adquisiciones que teníamos en el casino, revisando las solicitudes de trabajo de las personas que acababan de entrar, siendo que a algunos ni siquiera había tenido la oportunidad de entrevistar, dejando la confianza de eso en mi hermano. Pero al recorrer entre los diferentes folders y carpetas de los empleados de latón, me tope con una agradable...infantil y en cierto punto inocente persona que acababa de entrar. No podía negar que aquello que me sorprendió fue sin duda su falta de experiencia en estas cosas, haciéndome preguntar porque había terminado en un lugar como el Moulin Rouge.
La curiosidad consiguió hacer que su rostro rondara en mi cabeza por varias horas, hasta que decidí ordenar a alguno de mis empleados a que fuera directamente a su habitación, dejando una clara invitación para que aquella noche...fuera directamente a verme. También había dejado instrucciones a cada uno de mis empleados de que le facilitaran la llegada y que desde que pisara el penthouse, me tuvieran informado de cada uno de sus movimientos.
Por lo cual no fue difícil saber que el destino elegido por aquel pequeño había sido la sala de música, algo no muy común en las personas que llegaba a invitar al lugar, pero demostrándome aún más que ese chico no era como los demás.
Lo hice esperar solo un poco más ya que disfrutaba notar la ansiedad en las personas cuando las hacía esperar, así que me tome mi tiempo en arreglarme con un casual traje blanco que no dejaba a un lado la comodidad que requería. Al estar listo fui directamente hasta el lugar donde estaba, permitiendo que mis sirvientes abrieran la puerta del mismo antes de ordenarles que se fueran de ahí.
Primeramente hubo algo que llamo mi atención cuando las puertas se cerraron tras de mi, y era que una melodía era entonada...bueno, tocada con algunas fallas en mi piano personal, y que la figura que lo hacía era Hirari, el chico que había llamado mi atención.
Con una maliciosa sonrisa de lado me acerqué sigilosamente a él, subiendo en igual silencio las escaleras al piano antes de colocarme justo a sus espaldas, teniendo que inclinarme un poco para alcanzar su oído.- A tus dedos...les falta precisión.- murmuré apoyando mi mentón en su hombro, mientras que mi brazo derecho se enredaba en su cintura. -Pero no te preocupes mi pequeño...para eso te llame hoy aquí.- mi mano izquierda se posó en el piano, tocando la misma melodía que él pero en unos tonos más bajos, enseñándole la manera correcta de hacerlo. -para enseñarte todo lo que necesitas.- culminé mi frase en medio de un suave beso en su mejilla, el cual fue subiendo hasta alcanzar su oreja, la cual mordí con total suavidad tan solo en el lobulo.
La curiosidad consiguió hacer que su rostro rondara en mi cabeza por varias horas, hasta que decidí ordenar a alguno de mis empleados a que fuera directamente a su habitación, dejando una clara invitación para que aquella noche...fuera directamente a verme. También había dejado instrucciones a cada uno de mis empleados de que le facilitaran la llegada y que desde que pisara el penthouse, me tuvieran informado de cada uno de sus movimientos.
Por lo cual no fue difícil saber que el destino elegido por aquel pequeño había sido la sala de música, algo no muy común en las personas que llegaba a invitar al lugar, pero demostrándome aún más que ese chico no era como los demás.
Lo hice esperar solo un poco más ya que disfrutaba notar la ansiedad en las personas cuando las hacía esperar, así que me tome mi tiempo en arreglarme con un casual traje blanco que no dejaba a un lado la comodidad que requería. Al estar listo fui directamente hasta el lugar donde estaba, permitiendo que mis sirvientes abrieran la puerta del mismo antes de ordenarles que se fueran de ahí.
Primeramente hubo algo que llamo mi atención cuando las puertas se cerraron tras de mi, y era que una melodía era entonada...bueno, tocada con algunas fallas en mi piano personal, y que la figura que lo hacía era Hirari, el chico que había llamado mi atención.
Con una maliciosa sonrisa de lado me acerqué sigilosamente a él, subiendo en igual silencio las escaleras al piano antes de colocarme justo a sus espaldas, teniendo que inclinarme un poco para alcanzar su oído.- A tus dedos...les falta precisión.- murmuré apoyando mi mentón en su hombro, mientras que mi brazo derecho se enredaba en su cintura. -Pero no te preocupes mi pequeño...para eso te llame hoy aquí.- mi mano izquierda se posó en el piano, tocando la misma melodía que él pero en unos tonos más bajos, enseñándole la manera correcta de hacerlo. -para enseñarte todo lo que necesitas.- culminé mi frase en medio de un suave beso en su mejilla, el cual fue subiendo hasta alcanzar su oreja, la cual mordí con total suavidad tan solo en el lobulo.
GACKT- King of the night pleasures
- Edad : 51
Localización : Hell~
Re: Warten in der Mitte einer Melodie (priv Gackt-sama)
Se había entretenido bastante con el piano, razón por la cual se sobresalto al escuchar aquella voz susurrándole junto con ese ligero peso sobre uno de sus hombros. Justo iba a ladear su rostro para observar de reojo el ajeno cuando aquel brazo rodeando su cintura le hizo optar por bajar la mirada para fijar la mismas obre la mano ajena.
Por puro instinto llevo una de sus manos a recargarla suavemente sobre la que rodeaba su cuerpo y tras escuchar sus palabras desvió nuevamente la vista hacia el piano. Justo a tiempo para observar a aquellos hábiles dedos tocando la melodía que anteriormente él había tratado de entonar aunque claro la de Gackt sama era prácticamente perfecta y sin errores.
Presiono suavemente la mano ajena mientras soltaba un pequeño y apenas audible suspiro al tiempo que recibía el cálido beso de los labios ajenos sobre su mejilla. Un notable color carmesí coloreo sus mejillas tras sentir ese suave contacto de los dientes del mayor al ‘aprisionar’ su lóbulo y seguido de ello no pudo evitar el removerse un poco sobre el asiento. Controlándose un poco, logro que su mano libre se posicionara cerca de las teclas que Gackt sama había tocado y de esa manera consiguió ‘imitar’ la melodía aunque aun se alcanzaba a notar el nerviosismo que tenía el cual hacia sus movimientos un poco inseguros y algo temblorosos.
Ladeo el rostro lentamente esta vez logrando observar de reojo a la persona detrás de él y sonrió tímidamente mientras decía. –Me halaga… el hecho de poder… aprender de usted…- Uso un tono bastante infantil para decir aquello además de que se sentía un poco feliz ya que su anterior imitación había sido buena a diferencia de cómo había estado tocando hacía unos instantes. –Aunque tengo cierta curiosidad… por saber… ¿qué es todo lo que necesito aprender?.- Una pequeña mueca de intriga se formo en su rostro y aunque tenía muchas ganas de girarse algunos grados para observar a aquel imponente hombre de frente, se las aguanto y prefirió quedarse quieto con la vista fija en las teclas del piano esperando paciente cualquier acción, palabra o indicación del otro.
Por puro instinto llevo una de sus manos a recargarla suavemente sobre la que rodeaba su cuerpo y tras escuchar sus palabras desvió nuevamente la vista hacia el piano. Justo a tiempo para observar a aquellos hábiles dedos tocando la melodía que anteriormente él había tratado de entonar aunque claro la de Gackt sama era prácticamente perfecta y sin errores.
Presiono suavemente la mano ajena mientras soltaba un pequeño y apenas audible suspiro al tiempo que recibía el cálido beso de los labios ajenos sobre su mejilla. Un notable color carmesí coloreo sus mejillas tras sentir ese suave contacto de los dientes del mayor al ‘aprisionar’ su lóbulo y seguido de ello no pudo evitar el removerse un poco sobre el asiento. Controlándose un poco, logro que su mano libre se posicionara cerca de las teclas que Gackt sama había tocado y de esa manera consiguió ‘imitar’ la melodía aunque aun se alcanzaba a notar el nerviosismo que tenía el cual hacia sus movimientos un poco inseguros y algo temblorosos.
Ladeo el rostro lentamente esta vez logrando observar de reojo a la persona detrás de él y sonrió tímidamente mientras decía. –Me halaga… el hecho de poder… aprender de usted…- Uso un tono bastante infantil para decir aquello además de que se sentía un poco feliz ya que su anterior imitación había sido buena a diferencia de cómo había estado tocando hacía unos instantes. –Aunque tengo cierta curiosidad… por saber… ¿qué es todo lo que necesito aprender?.- Una pequeña mueca de intriga se formo en su rostro y aunque tenía muchas ganas de girarse algunos grados para observar a aquel imponente hombre de frente, se las aguanto y prefirió quedarse quieto con la vista fija en las teclas del piano esperando paciente cualquier acción, palabra o indicación del otro.
°Hirari°- Latón
Re: Warten in der Mitte einer Melodie (priv Gackt-sama)
En mis labios se dibujo una divertida sonrisa que llevaba consigo una evidente perversión por la manera tan natural en la que su cuerpo se tensaba y llegaba a presentar un claro nerviosismo en el temblor que reflejaban sus manos.
-Lo haces bastante bien.- alabé la manera en la que a pesar de aquellos factores, había sido capaz de repetir la melodía que le había indicado de una mejor manera que antes, dejándome entre-ver que era alguien aprendía bastante rápido...cosa que me agradaba bastante. Ya que era tedioso y aburrido el tratar con personas que no fueran...rápidas, así que mi interés en él cada vez se hacía un poco mayor, al grado de retirar mis manos de su cintura para poder sentarme sin moverlo mucho justo a su lado, esta vez colocando una mano en el piano y la otra debajo de su mentón, donde acaricié con parsimonia, como si de un pequeño gato se tratara. -Se de tu falta de...experiencia en este tipo de trabajos Hirari...y no es que este molesto por eso simplemente que, es necesario que aprendas para que estés a la altura de los demás.- levanté con ayuda de aquella mano su rostro, tomándolo del mentón con un poco de más fuerza mientras que lo jalaba hacia mi, causando que sus labios y los míos tuvieran una distancia casi nula.
-Dime tú...qué crees que te hace falta para atender a los clientes como se debe? Y todo eso y más podré enseñarte.- hable lentamente, separando cada palabra con un empuje más de mi cabeza, hasta que en un momento conseguí jalarle el labio inferior entre mis dientes y atraerlo al punto de que pude besar con suavidad sus finos labios.-
-Lo haces bastante bien.- alabé la manera en la que a pesar de aquellos factores, había sido capaz de repetir la melodía que le había indicado de una mejor manera que antes, dejándome entre-ver que era alguien aprendía bastante rápido...cosa que me agradaba bastante. Ya que era tedioso y aburrido el tratar con personas que no fueran...rápidas, así que mi interés en él cada vez se hacía un poco mayor, al grado de retirar mis manos de su cintura para poder sentarme sin moverlo mucho justo a su lado, esta vez colocando una mano en el piano y la otra debajo de su mentón, donde acaricié con parsimonia, como si de un pequeño gato se tratara. -Se de tu falta de...experiencia en este tipo de trabajos Hirari...y no es que este molesto por eso simplemente que, es necesario que aprendas para que estés a la altura de los demás.- levanté con ayuda de aquella mano su rostro, tomándolo del mentón con un poco de más fuerza mientras que lo jalaba hacia mi, causando que sus labios y los míos tuvieran una distancia casi nula.
-Dime tú...qué crees que te hace falta para atender a los clientes como se debe? Y todo eso y más podré enseñarte.- hable lentamente, separando cada palabra con un empuje más de mi cabeza, hasta que en un momento conseguí jalarle el labio inferior entre mis dientes y atraerlo al punto de que pude besar con suavidad sus finos labios.-
GACKT- King of the night pleasures
- Edad : 51
Localización : Hell~
Re: Warten in der Mitte einer Melodie (priv Gackt-sama)
Le observo de reojo mientras Gackt sama se acomodaba a su lado frente al piano y no pudo evitar entrecerrar los ojos tan solo un poco al sentir aquellas caricias justo debajo de su mentón. Mientras le escuchaba, tuvo la reacción normal ante sus palabras; sonrojándose de manera notoria tras escuchar las palabras “falta de...experiencia en este tipo de trabajos” y es que aunque fuera verdad le avergonzaba que alguien tan ajeno a su persona lo supiera y más aun que lo mencionara aunque el ya sabía que ese tema en cualquier momento iba a ser tocado.
Se vio obligado a acercar su rostro al del mayor; siguiendo la demanda que hacia aquella mano bajo su mentón. Observo la profunda mirada de Gackt sama y seguido de ello recorrió rápidamente con su vista cada facción del rostro ajeno; memorizando… como solía hacerlo. Escucho la respuesta a su propia pregunta que curiosamente había sido contestada con otra pregunta. Se quedo pasmado pensando en la forma de contestar cuando de repente la tibieza de la respiración ajena que había sentido sobre sus labios se convirtió en el suave contacto de aquellos tibios labios que se unían a los propios, viéndose sorprendido por la suavidad con la que los labios ajenos se apoderaban de los suyos inexpertos.
Claramente se dejo llevar por completo por los movimientos del mayor, tratando de seguir su paso… de… imitar... Hasta que finalmente aquel suave beso llegara a su final y una vez que asi fue termino solo observando los ojos del pelinegro. Se quedo unos instantes más en completo silencio, solo escuchando su propia respiración y la de quien le acompañaba, pensando en el modo menos vergonzoso de contestar aquella pregunta que se había quedado en el aire hasta que finalmente como un primer acto de supuesta espontaneidad contesto. – Yo… supongo que, he de aprender lo que… los demás saben… -Hizo una pequeña pausa y tras agachar la mirada continuo.- mmm… a seducir… a… dar placer… a seguir las… ordenes sin… problema… -Termino de decir en un tono más bajo del que anteriormente había usado, ya que aunque esperaba ser un buen alumno y aprender “rápido” las cosas que tendría que aprender y en especial el solo obedecer no le entusiasmaban tanto puesto que si algo compartía con el resto de la humanidad era ese pequeño temor a las cosas nuevas o que desconocía.
Se vio obligado a acercar su rostro al del mayor; siguiendo la demanda que hacia aquella mano bajo su mentón. Observo la profunda mirada de Gackt sama y seguido de ello recorrió rápidamente con su vista cada facción del rostro ajeno; memorizando… como solía hacerlo. Escucho la respuesta a su propia pregunta que curiosamente había sido contestada con otra pregunta. Se quedo pasmado pensando en la forma de contestar cuando de repente la tibieza de la respiración ajena que había sentido sobre sus labios se convirtió en el suave contacto de aquellos tibios labios que se unían a los propios, viéndose sorprendido por la suavidad con la que los labios ajenos se apoderaban de los suyos inexpertos.
Claramente se dejo llevar por completo por los movimientos del mayor, tratando de seguir su paso… de… imitar... Hasta que finalmente aquel suave beso llegara a su final y una vez que asi fue termino solo observando los ojos del pelinegro. Se quedo unos instantes más en completo silencio, solo escuchando su propia respiración y la de quien le acompañaba, pensando en el modo menos vergonzoso de contestar aquella pregunta que se había quedado en el aire hasta que finalmente como un primer acto de supuesta espontaneidad contesto. – Yo… supongo que, he de aprender lo que… los demás saben… -Hizo una pequeña pausa y tras agachar la mirada continuo.- mmm… a seducir… a… dar placer… a seguir las… ordenes sin… problema… -Termino de decir en un tono más bajo del que anteriormente había usado, ya que aunque esperaba ser un buen alumno y aprender “rápido” las cosas que tendría que aprender y en especial el solo obedecer no le entusiasmaban tanto puesto que si algo compartía con el resto de la humanidad era ese pequeño temor a las cosas nuevas o que desconocía.
°Hirari°- Latón
Re: Warten in der Mitte einer Melodie (priv Gackt-sama)
Tuve que convertir aquel beso en solo un suave roce ya que notaba la duda con la que se movían sus labios, los cuales intentaban corresponderme de la mejor manera, llegando en cierta forma a sorprenderme por la suavidad, la textura y lo fácil que era perderse en su boca y querer perder una cierta parte de mi auto-control.
Pero pronto encontré el final de aquel beso que murió al separarnos definitivamente, quedando solo con una distancia mínima entre su rostro y el mio.
Mi mano derecha se colocó justo sobre su pecho, haciendo una cierta presión en este para que el respirar le fuera un tanto más difícil y así sus palabras salieran como quedos jadeos, como un mero acto de travesura mía. -Seducir...dar placer...sin duda son dos cosas muy importantes en un lugar como este. Pero no puedes ser como todos porque cada quien tiene talentos distintos. - le dí una vaga caricia a su delgado pecho, deteniéndome en su vientre antes de ponerme de pie, comenzando a caminar de nuevo por detrás de él, asegurándome de tener lentitud en mis pasos.- ¿Qué talentos tienes tú pequeño?- dejé una vaga caricia en su nuca antes de continuar avanzando, esta vez para caminar alrededor del piano, dejando que mis dedos acariciaran la fina madera del mismo pero sin quitarle la mirada de encima.
Habiendo alcanzado el otro extremo del piano, acaricie con toda la palma esa zona, decidiendo detenerme ahí. -De seguro que sabrás...moverte bien cierto?- alcé mi mano junto con mi mirada, extendiéndola hacia él para atraerlo hasta donde yo estaba, esperando a que sus pasos llegaran hasta mi, para con solo ayuda de una mano en su cintura levantarlo del suelo y cargarlo hasta que quedara de pie sobre el piano y de frente a mi. -Muévete para mi...déjame ver como te vas deshaciendo de cada una de tus inhibiciones junto con tu ropa...- besé el dorso de su mano que aún sostenía, antes de alejarme unos pasos del piano, volviendo a rodear el mismo para sentarme de vuelta en el banquillo, con mis dedos presionando algunas notas al azar, esperando a que comenzara a moverse.
Pero pronto encontré el final de aquel beso que murió al separarnos definitivamente, quedando solo con una distancia mínima entre su rostro y el mio.
Mi mano derecha se colocó justo sobre su pecho, haciendo una cierta presión en este para que el respirar le fuera un tanto más difícil y así sus palabras salieran como quedos jadeos, como un mero acto de travesura mía. -Seducir...dar placer...sin duda son dos cosas muy importantes en un lugar como este. Pero no puedes ser como todos porque cada quien tiene talentos distintos. - le dí una vaga caricia a su delgado pecho, deteniéndome en su vientre antes de ponerme de pie, comenzando a caminar de nuevo por detrás de él, asegurándome de tener lentitud en mis pasos.- ¿Qué talentos tienes tú pequeño?- dejé una vaga caricia en su nuca antes de continuar avanzando, esta vez para caminar alrededor del piano, dejando que mis dedos acariciaran la fina madera del mismo pero sin quitarle la mirada de encima.
Habiendo alcanzado el otro extremo del piano, acaricie con toda la palma esa zona, decidiendo detenerme ahí. -De seguro que sabrás...moverte bien cierto?- alcé mi mano junto con mi mirada, extendiéndola hacia él para atraerlo hasta donde yo estaba, esperando a que sus pasos llegaran hasta mi, para con solo ayuda de una mano en su cintura levantarlo del suelo y cargarlo hasta que quedara de pie sobre el piano y de frente a mi. -Muévete para mi...déjame ver como te vas deshaciendo de cada una de tus inhibiciones junto con tu ropa...- besé el dorso de su mano que aún sostenía, antes de alejarme unos pasos del piano, volviendo a rodear el mismo para sentarme de vuelta en el banquillo, con mis dedos presionando algunas notas al azar, esperando a que comenzara a moverse.
GACKT- King of the night pleasures
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Re: Warten in der Mitte einer Melodie (priv Gackt-sama)
Su mirada se quedo clavada sobre aquella figura que ahora se levantaba del pequeño banquillo para irse a rodear lentamente el piano. Había escuchado atento sus palabras y sabía que tenía razón. Debido a que pensaba un poco en sus palabras le tomo por sorpresa su siguiente pregunta, la cual antes de contestar se repitió a sí mismo una y otra vez. – Pues creo que… la cocina se me da bien…- dijo en un tono algo bajo mientras una fugaz sonrisa se formaba en sus labios, ya que aunque no lo pareciera el disfrutaba en parte de ese… quizá talento.
De nuevo los labios de Gackt sama hacían una pregunta que volvía a dejarle pensativo, ¿moverse? Todo el mundo sabía cómo hacerlo aunque el sabia que en el aspecto que el más alto esperaba no era muy bueno. Dejo su pregunta sin contestar y se levanto del banquillo para tomar la mano que el mayor le ofrecía. Se dejo atraer hasta el cuerpo ajeno y como un mero acto de instinto al sentir aquellas fuertes manos levantándole, recargo las propias sobre la orilla del piano, ayudándose así a subir en este.
Una vez que estuvo completamente incorporado sobre el piano se agacho rápidamente para retirar sus zapatos, teniendo cuidado de no maltratar con estos la fina tapa de dicho instrumento y se volteo mediante un par de pequeños pasos para así poder seguir con la mirada a Gackt sama mientras asentía a la orden recibida. Soltó un prolongado suspiro para luego perder su mirada en cualquier parte de la habitación que le permitiera quedarse en un mundo entre sus pensamientos y la realidad. Empezó a mover sus caderas de un lado a otro suavemente y como si siguiera el ritmo de alguna canción en su mente. Sus manos temblaban sí, pero eso no evitaba que las moviera, torpemente pero, algo era algo. Comenzó por levantarlas lentamente tomándose el tiempo de con el dorso de sus manos recorrer sus costados hasta llegar a la altura de sus hombros, donde acomodo sus manos de manera que pudiera recorrer el cuello de su saco con ambas manos hasta llegar a la parte de su pecho, donde empezó lentamente a desabotonar el mismo; abrió su saco con sus propias manos para luego de ello unir las mismas tras su espalda y entre pequeños movimientos circulares de sus hombros logro que el saco fuera resbalando por sus largos brazos hasta caer sobre la tapa del piano. Se sentía bastante nervioso e incluso estaba completamente consiente de ese calor tan intenso en sus mejillas que les hacia tornarse en un rosado intenso.
Llevo una de sus manos a tomar la punta de su corbata y deslizo las yemas de sus dedos por toda la extensión de la misma hasta llegar al nudo; lugar donde comenzó a deshacerle, teniendo que lleva su otra mano para ayudarse y acelerar el…’proceso’. Procuraba mantener el suave ir y venir de sus caderas mientas sus propias manos le desvestían y aunque aun sentía esa constante duda de sus manos trataba de que no se notara demasiado. No estaba seguro de que penda deshacerse luego de su corbata pero decidió que la penda más fácil para quitarse era la camisa. Llevo sus manos a recargarlas sobre sus caderas y de ahí las fue deslizando por toda la costura de su short hasta unir ambas manos en el centro de su bajo abdomen, tomando la parte baja de la camisa y partiendo desde allí para empezar a desabrochar la misma. Si, apenado y todo sentía que no podía defraudar a quien estaba frente a él y con todo aquello que alguna vez había observado trataría de imitar; lo único que podía hacer si nunca había aprendido de otro modo.
Seguía perdido en ese pequeño mundo de imágenes en su cabeza mientras se concentraba en que sus manos se movieran como en su cabeza imaginaba. Termino por abrir hasta el último botón de su camisa y así como había echo con el saco, así mismo se retiro la camisa. Había llegado al par de prendas que mas pudor le daba quitarse y en su mente recordó lo que decían de las banditas adhesivas. Que si te las quitabas rápido y de golpe, menos te dolerían. Así se imaginaba que eran aquellas dos pendas en su cuerpo, una pequeña bandita que había decidido quitarse rápidamente. Llevo ambas manos lentamente hasta el borde de su pequeño short y abrió el mismo lentamente de una manera que parecía hasta tortuosa. Bajo su cierre con la misma lentitud sin embargo su siguiente movimiento lo hizo más rápido; llevo sus dedos pulgares a engancharse en las costuras tanto de su short como de su ropa interior y con los mismos empezó a bajarles lentamente por sus muslos, obligándose a morder su labio inferior para soportar esos grandes destellos de pena, vergüenza, pudor que sentía mientras su entrepierna empezaba a queda al descubierto y aquellas pequeñas prendas resbalaban por la mitad de sus muslos.
Al llegar a sus rodillas no tuvo que empujarles más, simplemente resbalaron por toda su pantorrilla por el propio peso de las mismas. Con un sencillo movimiento de sus pies se deshizo de aquellas dos prendas y finalmente opto por sentarse sobre el piano para terminar de sacar lo último que le quedaba, Las dos largas calcetas que aun cubrían parte de sus piernas. Se acerco a la orilla del piano, para ser preciso justo del lado de las teclas. Procuro que sus pies no fuesen a tocar ninguna de las teclas y mientras se acomodaba con las piernas ligeramente entreabiertas, para retirar aquellas ultimas prendas, por primera vez desde que había empezado aquel intento ‘show’ se atrevió a mirar a Gackt sama por breves instantes. Para luego mientras mantenía su mirada agachada llevar sus manos al borde de una de sus largas calcetas y empezar a bajarle lentamente, descubriendo así las últimas porciones de su blanquecina piel que hasta hacía instantes aun habían permanecido escondidas.
De nuevo los labios de Gackt sama hacían una pregunta que volvía a dejarle pensativo, ¿moverse? Todo el mundo sabía cómo hacerlo aunque el sabia que en el aspecto que el más alto esperaba no era muy bueno. Dejo su pregunta sin contestar y se levanto del banquillo para tomar la mano que el mayor le ofrecía. Se dejo atraer hasta el cuerpo ajeno y como un mero acto de instinto al sentir aquellas fuertes manos levantándole, recargo las propias sobre la orilla del piano, ayudándose así a subir en este.
Una vez que estuvo completamente incorporado sobre el piano se agacho rápidamente para retirar sus zapatos, teniendo cuidado de no maltratar con estos la fina tapa de dicho instrumento y se volteo mediante un par de pequeños pasos para así poder seguir con la mirada a Gackt sama mientras asentía a la orden recibida. Soltó un prolongado suspiro para luego perder su mirada en cualquier parte de la habitación que le permitiera quedarse en un mundo entre sus pensamientos y la realidad. Empezó a mover sus caderas de un lado a otro suavemente y como si siguiera el ritmo de alguna canción en su mente. Sus manos temblaban sí, pero eso no evitaba que las moviera, torpemente pero, algo era algo. Comenzó por levantarlas lentamente tomándose el tiempo de con el dorso de sus manos recorrer sus costados hasta llegar a la altura de sus hombros, donde acomodo sus manos de manera que pudiera recorrer el cuello de su saco con ambas manos hasta llegar a la parte de su pecho, donde empezó lentamente a desabotonar el mismo; abrió su saco con sus propias manos para luego de ello unir las mismas tras su espalda y entre pequeños movimientos circulares de sus hombros logro que el saco fuera resbalando por sus largos brazos hasta caer sobre la tapa del piano. Se sentía bastante nervioso e incluso estaba completamente consiente de ese calor tan intenso en sus mejillas que les hacia tornarse en un rosado intenso.
Llevo una de sus manos a tomar la punta de su corbata y deslizo las yemas de sus dedos por toda la extensión de la misma hasta llegar al nudo; lugar donde comenzó a deshacerle, teniendo que lleva su otra mano para ayudarse y acelerar el…’proceso’. Procuraba mantener el suave ir y venir de sus caderas mientas sus propias manos le desvestían y aunque aun sentía esa constante duda de sus manos trataba de que no se notara demasiado. No estaba seguro de que penda deshacerse luego de su corbata pero decidió que la penda más fácil para quitarse era la camisa. Llevo sus manos a recargarlas sobre sus caderas y de ahí las fue deslizando por toda la costura de su short hasta unir ambas manos en el centro de su bajo abdomen, tomando la parte baja de la camisa y partiendo desde allí para empezar a desabrochar la misma. Si, apenado y todo sentía que no podía defraudar a quien estaba frente a él y con todo aquello que alguna vez había observado trataría de imitar; lo único que podía hacer si nunca había aprendido de otro modo.
Seguía perdido en ese pequeño mundo de imágenes en su cabeza mientras se concentraba en que sus manos se movieran como en su cabeza imaginaba. Termino por abrir hasta el último botón de su camisa y así como había echo con el saco, así mismo se retiro la camisa. Había llegado al par de prendas que mas pudor le daba quitarse y en su mente recordó lo que decían de las banditas adhesivas. Que si te las quitabas rápido y de golpe, menos te dolerían. Así se imaginaba que eran aquellas dos pendas en su cuerpo, una pequeña bandita que había decidido quitarse rápidamente. Llevo ambas manos lentamente hasta el borde de su pequeño short y abrió el mismo lentamente de una manera que parecía hasta tortuosa. Bajo su cierre con la misma lentitud sin embargo su siguiente movimiento lo hizo más rápido; llevo sus dedos pulgares a engancharse en las costuras tanto de su short como de su ropa interior y con los mismos empezó a bajarles lentamente por sus muslos, obligándose a morder su labio inferior para soportar esos grandes destellos de pena, vergüenza, pudor que sentía mientras su entrepierna empezaba a queda al descubierto y aquellas pequeñas prendas resbalaban por la mitad de sus muslos.
Al llegar a sus rodillas no tuvo que empujarles más, simplemente resbalaron por toda su pantorrilla por el propio peso de las mismas. Con un sencillo movimiento de sus pies se deshizo de aquellas dos prendas y finalmente opto por sentarse sobre el piano para terminar de sacar lo último que le quedaba, Las dos largas calcetas que aun cubrían parte de sus piernas. Se acerco a la orilla del piano, para ser preciso justo del lado de las teclas. Procuro que sus pies no fuesen a tocar ninguna de las teclas y mientras se acomodaba con las piernas ligeramente entreabiertas, para retirar aquellas ultimas prendas, por primera vez desde que había empezado aquel intento ‘show’ se atrevió a mirar a Gackt sama por breves instantes. Para luego mientras mantenía su mirada agachada llevar sus manos al borde de una de sus largas calcetas y empezar a bajarle lentamente, descubriendo así las últimas porciones de su blanquecina piel que hasta hacía instantes aun habían permanecido escondidas.
°Hirari°- Latón
Re: Warten in der Mitte einer Melodie (priv Gackt-sama)
Acariciaba lentamente las teclas que estaban frente a mis ojos, llegando a presionar con algo de fuerza algunas de estas para continuar con los distraídos sonidos que provocaba en el piano, por la simple costumbre de no ser gran fanático del silencio total. Aunque esto no era tan malo...cuando podía llegar a apreciar a detalle la manera en la que buscaba algo de aire de manera tan nerviosa, sin duda dándole un aspecto aún más adorable del que ya poseía; el cual era un muy interesante contraste con la manera en la que se movía.
Mi rostro permanecía sin expresión alguna, totalmente inmutable ante sus movimientos, muy a pesar de que estos ya comenzaran a tomar más soltura y sobre todo más sensualidad, la cual se veía perfectamente reflejada en el vaivén de sus caderas y en las acciones de su mano al desabotonar el pequeño saco negro que en un principio lo había cubierto.
En cierto punto, una espina de arrepentimiento llego a mi al pensar en lo bien que la camisa se apegaba a su pecho, y que quizás habría sido interesante hacer que la conservara. Aunque antes de que mis labios formularan protesta alguna, sus manos ya se había hecho cargo de la prenda, deshaciéndose de esta y revelando la inmaculada piel de su pecho.
Fue hasta que sus dedos se movieron sobre de sus shorts, desabrochando, bajando, retirando la tela de estos junto a su ropa interior, fue hasta que incline un poco mi cuerpo hacia el frente con mis codos sobre las teclas del piano y mis labio ligeramente abiertos para permitir que mi lengua se paseara sobre de estos con la simple finalidad de humectarlos.
Honestamente no había esperado aquel movimiento tan deliberado de su parte, ya que estaba seguro que se detendría antes de quedar totalmente desnudo, pero para mi sorpresa...aquel chico había acatado totalmente mis ordenes, sobreponiendose ante mis expectativas.
Sus movimientos había roto con mi neutral expresión, y en mi rostro ahora se había forjado una ladina sonrisa de lado, la cual se ensancho en el momento en el que caminó lentamente hacia donde estaba, acomodando su pequeño y desnudo cuerpo sentado justo frente a mi, con sus pies cerca de las teclas y sobre todo dejando mi cabeza bastante cerca de lo que representaba su entrepierna, la cual aún no estaba totalmente expuesta por la forma en la que sus piernas permanecían ligeramente cerradas. -Permiteme que te ayude.- Después de todo ese tiempo en silencio, al fin mencione palabra, buscando que mi aliento chocara con la desnudez de sus muslos, lugar donde posé un muy delicado beso.
Mis manos detuvieron el movimiento de las suyas sobre aquellas calcetas, evitando que removiera la segunda para que así fueran mis dientes los que tomaran el borde de esta, y por medio de leves tirones consiguiera quitarla totalmente, no sin antes repartir una que otra mordida en la blanca piel de su pantorrilla.
Al tener mis dos manos libres, pose directamente una bajo el mentón del chico, dándole una vaga caricia antes de levantar su cabeza para que centrara su mirada en la mía. -Mírame bien Hirari...tienes prohibido de ahora en adelante el retirar tu vista de mí.- ordené en un tono serio, mientras que apretaba con mi pulgar y mi dedo índice ambas de sus mejillas, llegando a marcar de manera carmesí mis huellas en su piel.
Consciente de lo que le costaría el mantener su vista en mi, mantuve esa mano en dicha zona, mientras que la otra comenzaba a moverse por lugares mucho más interesantes. Comenzando su camino desde su rodilla derecha y adentrándose sin dificultad por entre sus muslos, donde la blanca piel de sus piernas reposaba contra el borde del piano.
Ahí mis caricias se hicieron más intensas, mucho más directas hasta llegar a avanzar más hasta la delicada bolsa que representaban sus testículos donde únicamente roce con la punta de dos de mis dedos, esto sin llegar a romper el contacto visual que mantenía sobre de él, -Ya me has demostrado lo bien que se sabe mover tú cuerpo...ahora quiero ver lo honesto que llega a ser. Demuéstrame que tanto placer puede sentir...- aquellos dedos subieron lentamente por su miembro, asegurándose de acariciar con delicadeza la zona de su falo, subiendo hasta su glande donde me encargue de dar un par de caricias circulares justo en la punta. Cuando conseguí que su cuerpo reaccionara ante esto, retire de inmediato mi mano para tomar la suya, en especifico la derecha, la cual sujete con cierta fuerza antes de colocarla justo en su entrepierna, con toda su palma cubriendo esa zona.- que tantas sensaciones disfruta y necesita...- continúe hablando a la vez que soltaba su mano, y con un movimiento de cabeza indique que esta comenzara a moverse sobre su cuerpo.
Mis dedos que estaban en sus mejillas, bajaron a su cuello, presionando con muy poca fuerza pero si...arrancándole algo de aire a sus pulmones al hacerlo, y mi otra mano había vuelto a la zona de sus testículos, donde sin más presione de manera bastante fuerte y dolorosa para él, arrancándole un quejido.- Y que tanto dolor resiste...-
Mi rostro permanecía sin expresión alguna, totalmente inmutable ante sus movimientos, muy a pesar de que estos ya comenzaran a tomar más soltura y sobre todo más sensualidad, la cual se veía perfectamente reflejada en el vaivén de sus caderas y en las acciones de su mano al desabotonar el pequeño saco negro que en un principio lo había cubierto.
En cierto punto, una espina de arrepentimiento llego a mi al pensar en lo bien que la camisa se apegaba a su pecho, y que quizás habría sido interesante hacer que la conservara. Aunque antes de que mis labios formularan protesta alguna, sus manos ya se había hecho cargo de la prenda, deshaciéndose de esta y revelando la inmaculada piel de su pecho.
Fue hasta que sus dedos se movieron sobre de sus shorts, desabrochando, bajando, retirando la tela de estos junto a su ropa interior, fue hasta que incline un poco mi cuerpo hacia el frente con mis codos sobre las teclas del piano y mis labio ligeramente abiertos para permitir que mi lengua se paseara sobre de estos con la simple finalidad de humectarlos.
Honestamente no había esperado aquel movimiento tan deliberado de su parte, ya que estaba seguro que se detendría antes de quedar totalmente desnudo, pero para mi sorpresa...aquel chico había acatado totalmente mis ordenes, sobreponiendose ante mis expectativas.
Sus movimientos había roto con mi neutral expresión, y en mi rostro ahora se había forjado una ladina sonrisa de lado, la cual se ensancho en el momento en el que caminó lentamente hacia donde estaba, acomodando su pequeño y desnudo cuerpo sentado justo frente a mi, con sus pies cerca de las teclas y sobre todo dejando mi cabeza bastante cerca de lo que representaba su entrepierna, la cual aún no estaba totalmente expuesta por la forma en la que sus piernas permanecían ligeramente cerradas. -Permiteme que te ayude.- Después de todo ese tiempo en silencio, al fin mencione palabra, buscando que mi aliento chocara con la desnudez de sus muslos, lugar donde posé un muy delicado beso.
Mis manos detuvieron el movimiento de las suyas sobre aquellas calcetas, evitando que removiera la segunda para que así fueran mis dientes los que tomaran el borde de esta, y por medio de leves tirones consiguiera quitarla totalmente, no sin antes repartir una que otra mordida en la blanca piel de su pantorrilla.
Al tener mis dos manos libres, pose directamente una bajo el mentón del chico, dándole una vaga caricia antes de levantar su cabeza para que centrara su mirada en la mía. -Mírame bien Hirari...tienes prohibido de ahora en adelante el retirar tu vista de mí.- ordené en un tono serio, mientras que apretaba con mi pulgar y mi dedo índice ambas de sus mejillas, llegando a marcar de manera carmesí mis huellas en su piel.
Consciente de lo que le costaría el mantener su vista en mi, mantuve esa mano en dicha zona, mientras que la otra comenzaba a moverse por lugares mucho más interesantes. Comenzando su camino desde su rodilla derecha y adentrándose sin dificultad por entre sus muslos, donde la blanca piel de sus piernas reposaba contra el borde del piano.
Ahí mis caricias se hicieron más intensas, mucho más directas hasta llegar a avanzar más hasta la delicada bolsa que representaban sus testículos donde únicamente roce con la punta de dos de mis dedos, esto sin llegar a romper el contacto visual que mantenía sobre de él, -Ya me has demostrado lo bien que se sabe mover tú cuerpo...ahora quiero ver lo honesto que llega a ser. Demuéstrame que tanto placer puede sentir...- aquellos dedos subieron lentamente por su miembro, asegurándose de acariciar con delicadeza la zona de su falo, subiendo hasta su glande donde me encargue de dar un par de caricias circulares justo en la punta. Cuando conseguí que su cuerpo reaccionara ante esto, retire de inmediato mi mano para tomar la suya, en especifico la derecha, la cual sujete con cierta fuerza antes de colocarla justo en su entrepierna, con toda su palma cubriendo esa zona.- que tantas sensaciones disfruta y necesita...- continúe hablando a la vez que soltaba su mano, y con un movimiento de cabeza indique que esta comenzara a moverse sobre su cuerpo.
Mis dedos que estaban en sus mejillas, bajaron a su cuello, presionando con muy poca fuerza pero si...arrancándole algo de aire a sus pulmones al hacerlo, y mi otra mano había vuelto a la zona de sus testículos, donde sin más presione de manera bastante fuerte y dolorosa para él, arrancándole un quejido.- Y que tanto dolor resiste...-
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