Una pequeña distraccion entre mis labores~~ (libre)

Había llegado alrededor de las cuatro de la tarde al Moulin.
La razón de que su estadía en el lugar hubiera comenzado desde tan temprano era simplemente por que le habían dejado ese día particularmente libre y aunque hubiera querido aprovecharlo de otra manera los planes que tenia para ir a casa de su familia se habían venido abajo por el trabajo de su padre. Se había alistado para ir a casa de su padre con algo sencillo realmente, ahí podía vestir sin tanto recato ni elegancia así que opto por ponerse un delgado pantalón de mezclilla negra con algunas rasgaduras a altura de sus rodillas, una camisa de manga larga blanca que dejaba solo abotonada hasta la mitad de su torso, unos zapatos lisos en color negro al igual que su pantalón y finalmente el peinado que gustaba llevar, sus rubios cabellos algo alborotados pero sin exagerar.
Se había dirigido en su auto a aquel lugar pero unos minutos antes de llegar recibió la llamada en su celular por parte de una de sus hermanas alertándole de que no se encontraría. Bien, eso no le molesto pero si le había dejado sin algo que hacer por la tarde, así que recordó que si avanzaba un par más de calles y doblaba en una esquina, llegaba directamente a aquel cabaret. Así lo hizo, avanzo, doblo la esquina y llego al prestigioso lugar. Esta vez no dejo su auto a cuidado de los valets del lugar si no que estaciono una calle antes y decidió bajar para caminar hasta la entrada del sitio en donde tras avanzar pidió un vaso de vodka y con este en mano se dispuso a avanzar por el cabaret.
Ese era el mejor lugar para distraerse si, pero el espectáculo de ese día no había logrado captar su atención, quien lo había hecho fue una bailarina a quien tras acabar el espectáculo decidió seguir ya que le apeteció como un pequeño capricho el tener su compañía. Así bien, se adentro con su vaso de vodka a donde se ubicaban los camerinos de las bailarinas y empezó a buscar el de la chica que había visto, después de todo no pensó que estuviera muy lejos, con lo que no contaba es que una peculiar canción se atravesaría en su búsqueda. No muy lejos del pasillo de donde avanzaba en una puerta que estaba ligeramente abierta se asomaba esa canción y además de eso, se añadía otra que le hacia una especie de coro, inmediatamente se percato de que alguien cantaba.
No le hubiera dado mucha importancia a ello, de no ser por el golpe que escucho al finalizar la canción seguido de la fuerte risa que salía de la habitación y su curiosidad fue la que llevo inconscientemente sus pies hacia ese lugar. Al estar frente a la puerta asomo la cabeza un poco para percatarse de la rubia persona que yacía en el suelo riendo a carcajadas, por su reciente accidente quizá, pero era lo de menos, su mirada le recorrió y era inevitable el no notar las largas y seductoras piernas, adornadas con esas medias, que se asomaban por debajo de su falda. Bien, aquella bailarina había perdido su interés, ahora este se encontraba en la peculiar persona con la que se había topado. No medito que decir o que hacer, haría y diría lo que cualquiera al toparse con esa situación. Se adentro al camerino en lentos pasos, con una mano alzada en el bolsillo de su pantalón y observo con un gesto extrañado a quien yacía en el suelo.
-¿Te encuentras bien? –
Si, esa pregunta tan común salió de sus labios para interrogar a la persona que recorría con la mirada, al mismo tiempo que le tendía su mano libre, ofreciéndosela para ayudarle a ponerse de pie.

Apretó la pequeña mano del rubio entre la propia para ayudarle a ponerse de pie y al mismo tiempo de aquello dio un pequeño tirón para ayudarle de una mejor manera. Inserto una leve sonrisa transversal ante la respuesta a su previa interrogante y al tener de pie al rubio soltó de igual manera, suavemente, su mano para volver a guardarla en el bolsillo de su pantalón.
Ladeo el rostro y bajo la mirada por el cuerpo ajeno y volvió a subirla mientras el contrario se encargaba de arreglar el desperfecto de sus ropas y luego desvió la mirada al lugar donde se encontraban. Por ese breve momento en que su vista y atención estaban concentrados en ese sitio olvido por completo su objetivo principal, aquella chica, y solo se concentro en analizar tanto el camerino donde estaba y por supuesto al peculiar chico que tenía delante. Agradecía el haber escuchado su voz primero antes de decir algo mas, ya que quizá hubiera sido una situación muy incomoda para ambos el haberle confundido con una chica como su apariencia así lo señalaba.
Nuevamente la voz de aquel chico le saco de en lo que estaba concentrado y volvió la mirada hacia la ajena para únicamente negar con la cabeza.
–No hace falta que te disculpes –
Dijo únicamente antes de regresar aquella reverencia con la cabeza únicamente con la intención de mostrar un saludo. Seguía pendiente de las acciones contrarias y de ese infantil comportamiento que tenia el rubio. No se le hacia raro toparse gente así en ese lugar imaginaba que eran los que mas clientela tenían pero bueno, eso le daba igual de momento tenia una nueva interrogante ajena por responder. Recordó entonces a la chica que había ido a buscar para su diversión; bien, no era culpa del menor el haberse distraído de aquella tarea pero con esa pregunta le hacia responsable de ello.
–Si, veras… –
Dijo al momento de darse una media vuelta en dirección de la puerta y cerro la misma antes de volver a su anterior sitio, volvió la mirada a aquella silla cercana y la giro un poco para colocarla a una buena distancia de aquel espejo, dejando al rubio en medio del camino de la silla y del espejo.
–…Venia buscando a una chica muy linda pero,… –
Camino alrededor de la silla un momento y finalmente tomo asiento en ella, cruzándose de piernas, dejando el costado del tobillo de la derecha sobre la rodilla izquierda; cruzo sus brazos y con la mirada fija en el rubio prosiguió.
–El escándalo que hacías me distrajo de ello. Así que, supongo que si, si se me ofrece algo…–
Sonrió ladinamente y su vista nuevamente fue de arriba abajo observando desde los pies, hasta los ojos del rubio un par de veces.
–Baila –
Ordeno con esa única palabra y aquella sonrisa que tenia en los labios se cambio por un semblante mas serio sobre su rostro, el cual no cambiaria hasta que terminara la espera de que aquel chico cumpliera con su mandato.

Jugar dentro del papel de espectador era algo que se le daba muy bien a su parecer; en sus varias visitas a aquel sitio se había dado cuenta que la mayoría de sus clientes no sabían cómo representar tal papel ya que no podían ver un rostro bonito o un buen cuerpo cuando sus manos ya estaban sobre este, pero en lo personal él prefería observar. Le resultaba deleitante el apreciar lo grácil de un rostro a lo lejos y si este lograba convencerle entonces era cuando se disponía a llamarle para ser el dueño de este de su compañía durante la noche o en su caso cuando de un lindo cuerpo se trataba admiraba más un sensual contoneo que el empezar a conocerle con las manos. Le agradaba ver los bailes más que nada y justo en aquel momento fue por eso mismo que ordenó al menor que dedicara uno a su presencia.

Se sentó a sus anchas en aquella silla y sus ojos se mostraron interesados en ver como comenzaría aquel repentino baile que había pedido y claro no paraban de recorrer aquellas bonitas piernas que tenía el rubio; raramente se topaba con caras más bonitas que las de las féminas del lugar y en ese preciso momento estaba delante de una. No podía negar que en un principio le había confundido y ahora le tenía más que distraído observándole las curvas de las piernas y buscando cualquier oportunidad para mirarle el rostro. La música con la que comenzó se le hizo adecuada, daba un ambiente tranquilo al lugar y al mismo tiempo impregnaba con aire sensual los movimientos que daban inicio al baile del menor; Sus ojos ahora no solo se concentraban en las extremidades sino que además se iba justo a la cadera para apreciar el contoneo de esta.

Sus ojos se convirtieron en su guía y estos se encargaban de llevar su atención a los lugares justos en los que apreciaba cada segundo de aquel baile; por supuesto no era algo como los bailes que había visto afuera, las bailarinas del sitio tenían su experiencia y otorgaban un deleite a la mirada con todo ese menear, las expresiones y movimientos sugerentes, sí, eran bailes llenos de erotismo en los que le gustaba estar presente si era sincero y este, el que le ofrecía el joven rubio quizá no poseía ese erotismo pero tenía un dejo de algo, una candidez que le obligaba a permanecer llevando a cabo su única tarea de momento…observar detenidamente.

Sus labios se habían estirado formando una amplia sonrisa con el avanzar de la canción y claro más atribuida a los movimientos y contoneos que ofrecía el contrario ya que ahora no solo eran sus ojos sino que además su rostro se ladeaba o agachaba un poco para mirar llevándole incluso a que sus manos se fueran a apoyar en los brazos del mueble donde estaba sentado, mismo donde sus dedos comenzaron a moverse, tamborileando aquel sitio ansiosos de tocar cuando las manos del rubio llegaron a ese lugar entre sus piernas donde le ofrecía una por demás atrayente imagen; sus ojos se enfocaron en esa falda que se alzaba dando una sugerente y atrayente vista a lo que ocultaba debajo de esta y en ese momento una de sus manos se levantó hacia sus labios donde el dorso de su índice se apoyó encima de su labio superior dejando que este quedara oculto de la vista ajena dándole así la oportunidad de dar una pequeña mordida a la comisura del mismo.

Su rostro se ladeó un poco más y llegó incluso a agacharse un poco cuando obtuvo la vista de aquel esbelto cuerpo de espaldas y claro no pasó por alto el observar con lasciva el respingado trasero del menor; se acomodó lentamente de nuevo y miró al más bajo con una sonrisa maliciosa cuando este comenzó a acercarse hacia si. Esta vez se relamió los labios sin miramiento alguno cuando aquella caricia en los labios del menor se hizo presente y en el momento en que aquella canción llegaba a su fin se fue poniendo de pie para avanzar los escasos pasos que le distanciaban del contrario. Se posicionó delante de él y se hizo de sus manos entre las propias para elevarlas hasta dejarlas caer sobre sus propios hombros, enseguida llevó sus manos a la cadera ajena y con ellas comenzó a moverlas de un lado a otro acentuando los movimientos que esta misma tenía, haciéndolos un poco más obvios para hacerle perder la suavidad con la que los estaba por terminar.

—Eso a estado muy bien—Murmuró mirando al más bajo y se inclinó sobre él para llevar su rostro al recoveco derecho de su cuello en donde anidó los labios sin previo aviso dejándole ahí mismo un sutil beso antes de separarse.
—Pero ahora me da curiosidad, saber que hay debajo de esto…—Dijo mientras sus manos bajaban hacia el dobladillo de su falda y con un movimiento ascendente comenzaba a elevarla acariciando en el recorrido los costados de sus muslos hasta rosar fugazmente la tela de sus interiores—. Pero, sé que has hecho un buen trabajo y esa clase de espectáculos merecen un buen premio así que te daré un par de opciones…— Con aquella prolongada caricia dejó caer de nuevo la falda del más bajo y tomó de nuevo las caderas para girar el cuerpo ajeno y enseguida avanzar algunos pasos para empujarle con su cuerpo llevándole frente aquel espejo.

Sus brazos ensortijaron la cintura del contrario y dejó una mano apoyada cerca de la ingle mientras que la otra se acomodaba suavemente sobre un costado del pecho; su rostro se puso paralelo al del menor y su mentón se apoyó en el hombro dejando luego que su cabeza se apoyara en la ajena para pegar su mejilla con la de él.
—Así de simple —Murmuró y sonrió para el más bajo en aquel reflejo—. Quiero que me muestres que hay debajo o quiero ver lo que hay; en resumen, te desnudas para mí o me dejas a mi hacerlo… —Sus manos se comenzaron a mover bajando lentamente hacia los costados en donde descendió hasta los muslos. En aquel sitio sus manos se cerraron un poco otorgando un pequeño apretón y luego imitaron el movimiento que había hecho el rubio anteriormente deslizándose a entre sus piernas llevándose la tela de su falda en el camino, con la única diferencia que el mayor elevó un poco los brazos dejando que sus manos hicieran cierta presión en la zona media ajena. Sonrió entonces con un poco más de amplitud y a su sonrisa añadió un pequeño dejó de picardía para luego pegar esos labios al filo de la oreja ajena en donde susurró.

—Que dices, ¿Te gustaría que…te desnudara?