Rumble! [Priv. Jun]

El trabajo empezaba. Salió de la habitación después de alistarse para la noche. Cepilló su cabello rojo que hacía que los rasgos que presentaba resaltaran y lo amarró en un peinado que aunque sencillo adquiría cierto toque de "elegancia". Mientras tanto, se vistió de manera monocromática con los colores blanco y negro como los predominantes. A no ser por la alta música en el Moulin Rouge de seguro al caminar entre los pasillos podría escuchar claro los gemidos de los empleados (independientemente del rango) y los clientes mientras caminaba por los pasillos directo al bar.

Esa noche no había atendido -por ahora- a ningún cliente y por ello mismo iba de camino a ese llamativo lugar. Allí era donde casi siempre estaban los clientes más aburridos y para él, que veía todo aquello de manera divertida, era el lugar perfecto para encontrar una "presa" para la noche. Sin embargo, no podía ser cualquier tarado que llegara y se sentara por ahí. Tenía que, por así decirlo, cumplir con ciertas expectativas que él mismo tenía en mente. Algunos a veces se le acercaban y en una noche como esa al parecer el tendría que ir directo a la "presa" más que tener que provocarla para que viniera. Estaba impuesto a eso.

Al llegar vio la atmósfera del bar. Música, empleados de latón atendiendo el bar y otros empleados de rubí estaban ya con sus respectivo clientes. Algunos hacían cosas para nada agradables, besándose y hasta manoseándose, pasándose bebidas boca a boca en medio de un beso que fingía ser apasionado pero que muchos no disfrutaban. Caminó tranquilo hasta el bar y se sentó en uno de los asientos libres, analizando en la búsqueda del cliente ideal al cual "atrapar". Miró al joven tímido que atendía la barra y le sonrió con suavidad, atreviéndose a pedir un pequeño trago mientras esperaba el momento indicado. Al tenerlo agradeció asintiendo suavemente y suspiró para beber el trago elegido sin dejar de mirar al resto del bar.

Por ahora no encontraba a ningún cliente a quien acercársele y cuando lo creía haber encontrado, ya otros empleados le habían puesto las garras encima. Miraba todo con un aparente aburrimiento y suspiró viendo el vaso vacío con los perfectos cubos de hielo. Movió más el vaso y se puso un mechón de pelo tras la oreja. Era sólo cuestión de esperar antes de que llegara ese cliente indicado para la noche.

Era la primera vez que iba a un lugar como esos, nunca le fue necesario ir a vistarlos, pero a ultimas feches y con heredar las compañía su humor se habia puesto bastante mal, todo le desagradaba y comenzaba a gritar demasiado a su personal, que le envío directamente en aquel sitio, alegando que era por el bien de la compañía que el futuro presidente se encontrará relajado. Solamente temían que los despidiera si lo hacen enojar demasiado, por eso reunieron ese dinero para mandarlo, era una inversión más segura que ponerse a trabajar como es debido, estaba pensando camino aquel famoso lugar.

Eso le parecía aun más extraño, pero llego aquel pintoresco lugar, así que camino a la barra y ve a una señorita de cabello rojo.-Sírveme un whisky en las rocas.-le dice aquella chica, no lucía nada mal, le gustaría conocer su rostro para dar una opinión aun más certera de lo que estaba diciendo. Hacía un calor de los infiernos y no podría esperar tanto para tomar un buen trago.


Enfundando en su traje blanco, llevando a juego un sombrero negro, zapatos platas, se encontraba aquel hombre de cabellos negros y mirada cautivante, era un joven príncipe nacido en medio de la opulencia, nunca había tenido que esforzarse por conseguir nada, por que ya había nacido con todo lo que los demás soñarían tan si quiera obtener en su vida

La temperatura del lugar había comenzado a aumentar. Lo sentía en el ambiente, incluso en él mismo podía sentirlo. Y no se refería a esa clase de subida en la temperatura, es que comenzaba a hacer calor. Su trago se había acabado y no tenía los suficientes ánimos para poder pedirle uno al que atendía el variado bar del Moulin Rouge. Se le escapó un poco de aire entre los labios que formaban un puchero a causa del calor que se avecinaba. ¿Acaso el aire acondicionado estaba dañado? A lo lejos vio a uno de los empleados de latón ajustar la temperatura y supuso, pronto haría más fresco. Lo que si no supo como tomarse fue el hecho de que atrás de él una voz se presentara.

Con normalidad pensaría “Oh, no soy yo, debe ser a uno de los empleados” pero uno siempre sabe cuando una persona se está dirigiendo a uno mismo. Lo que sí causó curiosidad era el hecho de que lo tratara como si fuera un camarero. ¿No se estaba fijando en que no estaba atendiendo el bar?

Se giró con su mejor cara para buscar el origen de la voz. Grata fue la sorpresa al encontrarse un cliente muy bien parecido y a juzgar por todo, que nunca había atendido un servicio allí. El rostro no se le hacía ni familiar entre los cientos de clientes que veía a diario. - ¿Disculpa? ¿Me hablabas a mí?-Preguntó por querer pensar que el joven que se había encontrado no se dirigía a él y fue un error. Le habló con una voz cortés, sin mostrarse molesto por el posible error que el chico pudiera haber cometido.

No había prestado gran atención a las personas de aquel, eran prostitutas caras, eso lo tenía en cuenta, pero la vida es un negocio, todo tiene un precio y lo que no puedes lograrlo debilitando al contrario para que ceda a su principios, esa fueron las palabras de su padre y era lo que siempre empleaba, pero el debilitar a los demás, era un arte que pocos lo entendían, no era simplemente destrozarla, o matar eso realmente nunca le ha complacido se tiene que demostrar ser el mejor, hacer que ellos mismo enloquezcan entre tus manos, y pida ser muertos, eso era lo que le complace. Sus labios se abrieron quedando sorprendido por la belleza de aquella persona, su piel era tan blanca, perfecta sin ninguna imperfeción, su largo cabello pelirojo, era una visión sumamente deliciosa, era una mujer por lo demás bella, tenía elegancia algo que en esos lugares siempre ha pensando que intentan tener pero realmente nunca lo logran por que algo falla, algo realmente.-Si te hablo a ti.-le responde tomando una de las manos de aquella joven para besar el dorso de esta, era interesante nunca penso que encontraría algo que realmente valiera la pena en aquel sitio.


Estaba más que extasiado por aquella imagen que tenía frente a él, sus ojos miraban aquella interesante criatura, estaba convencido que esa noche estaba volviendose más interesante, así que no habría prisa para por irse, solamente por una noche, se quedaría lejos de sus habitación, ahora le interesaba saber si además de bella era una mujer capaz de sostener una platica, sin caer simplemente en el sexo, quería probarle aun más, quería que le hechizará por completo para que fuera capaz de pagar lo que fuera por tener una noche con aquella joven que se mostraba ante él.

Y como caído del cielo ahí estaba ese cliente. No sabía si existía algo más allá del firmamento, además del cosmos, pero de ser así lo estaban escuchando y eso le gustaba. El gusto era tan evidente que no fue capaz de controlar sus labios y evitar que una sonrisa sincera bailoteara sobre ellos mientras su mano era besada con aquella educación y cuidado. Pero si bien todo era perfecto, en el sentido de que ese cliente era guapo y educado, algo fallaba. Le había pedido que le sirviera un whisky. No, señores, él no era quien atendía ese bar, eso pasó hacía ya demasiado tiempo y ahora era un empleado de rubí. Esas obligaciones ya no tenían que ser suyas. Por ello mismo apartó la mano con suavidad en un movimiento calculado y rozó las yemas de la que por unos segundos las sostuvo.

— Entonces no me equivoqué. —Habló de nuevo entre la música alta del bar, el gentío y demás personas haciendo cosas para nada decentes. Esa era la atmósfera a la que acostumbraba cada vez que trabajaba en el Moulin Rouge. —Pero lamento informarle que no soy yo quien atiende el bar, señor. —Hablaba mientras que de un simple movimiento colocó el vaso propio de cristal sobre la barra. Un empleado de latón se acercó y Hyde lo miró de reojo. Fue un vistazo rápido y alternado entre el cliente y el empleado.

—Un whisky en las rocas para el joven presente. —Pidió al empleado con una pequeña sonrisa y sin más, miró al ya mencionado. El responsable de la barra se fue a preparar el trago y quedaron de nuevo “a solas”. —No lo atiendo, pero con gusto pedí el trago para usted. —En un último gesto le guiñó un ojo mientras una suave risa con cierto aire de coquetería se le escabullía entre los labios.

Estaba cautivado por la belleza del otro, era sencillamente delicioso, un pecado para la vista y los sentidos, sus palabras no podían salir de su boca, estaba cautivado, había joyas exquisitas en cada lugar, pero no pensaba que tan rápido fuera encontrar lo que ha estado buscando. Aquella joya que deseaba poseer, la mejor de todas y no la que todos usan, ya que esa aunque tiene el valor de la experiencia, la que no todos pueden tener, por que es precisamente la que más gusta.


-¿No me acompañaría a tomar una copa?-le pregunta a esa belleza que tiene frente a él, sencillamente lo ha dejado corto de palabras.-Beber con la joya más preciada del Moulin Rouge sería para mi un placer.-le dice realamiendose sus labios discretamente, sencillamente aquel hombre le provocaba.

Tomo el trago moviendo lentamente el mismo, aspirando aquel aroma que le embriagaba, cuanta razón tenían que necesitaba descanzar, para estar tranquilo, cuando se enoja la persona pierde la conocentración y no es capaz de tomar verdaderas decisiones..

-Me gustaría que fuera más que el compañare de tragos, me gustaría tener el placer que me acompañara toda la noche.-susurrandole al oido.-O quizás no sea digno de que atienda el más bello de aquí.

No fue todo tan difícil como lo pensó, ¿cierto? Aunque le era demasiado usual la sensación de ser observado, no podía evitar todavía sentirla un tanto ajena cuando lo observaban con tanto detenimiento, aunque en el interior de manera egoísta le encantaba que así fuera. Pero claro, valió la pena si tras esa observación logró captar la atención del elegante cliente. Sin poder evitarlo una sonrisa se le posó en los labios y en suave asentimiento, aceptó la propuesta del susodicho.

—Sería un gusto. —Y al escuchar esas palabras que fácil se podrían tomar como un halago, casi se queda sin algo qué decir al respecto. No es que no pudiera creer que uno que otro cliente se fijara en él, sino no habría llegado a donde estaba, pero jamás le solían dar esa clases de halagos. —Si para usted puedo ser considerado de ese modo, entonces seré la “joya más preciada” del Moulin Rouge.—Con eso finalizó su oración.

Lo dejó que tomara el trago y pensó en pedir, por razones lógicas, uno más para sí, pero no lo encontró demasiado necesario. Puso el vaso vacío sobre la barra y el empleado se lo llevó para poder lavarlo y limpiarlo para un próximo nuevo uso. Ya pensaría en qué pedir. Al momento de querer voltear, una voz susurrante sobre su oído le hacía entender que ese cliente de verdad estaba interesado. Sonrió de nuevo. —Siéntase digno. Puede tener por asegurado que le atenderé por el resto de la noche. –Contestó con un mismo susurro al oído del muchacho que lucía más joven.—Soy Hyde.—Añadió a coalición al susurro para alejarse de él con la apariencia de no haberle devolvido la acción.—¿Podría saber su nombre?—Indagó con curiosidad pero a la vez, tranquilidad.

Siempre tuvo buen ojo para encontrar lo mejor, ya que siempre estuvo acostumbrado a lo mismo, se cansaba que las demás personas intentarán engañarle, vistiendose de oropel para hacerlo, pero se puede ver aun através de las finas ropas si nacieron para portarlas o simplemente pretenden ser otras personas. Su carácter era bastante pesado, y pocos se atreven acercarsele.

Jun siempre ha sabido.-Me complace caballero que diga esas palabras.-Le observa detenidamente, y cuando el otro se acerca no le rechaza, que normalmente eso haría por que solamente permite acercase aquellos que el considera dignos de hacerlo. Había algo en ese hombre que le atraía, realmente quería averiguar que era.

-Mi nombre es Jun.-le contesta tirando de su brazo suavemente para besar aquellos labios en roces cortos sujetando el cuello del otro, para que no se le escapara.-Siento un poco vulgar esta música, no hay una sección privada no me gusta conversar con demasiadas personas ami alrdedor.